Biografia
Enviado por maronisan • 13 de Enero de 2014 • 3.330 Palabras (14 Páginas) • 244 Visitas
103 años del nacimiento del padre José María Vélaz
José María Vélaz
Hoy, 4 de diciembre, se cumplen 103 años del nacimiento de nuestro fundador, el padre José María Vélaz. Queremos compartir con ustedes una entrevista publicada en El Nacional hace 50 años, que da cuenta de la vigencia de su pensamiento.
Es un texto que nos motiva a seguir trabajando y manteniendo vivo el espíritu de Fe y Alegría.
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Con la potencialidad de un firme carácter que le da su convencimiento sobre las necesidades formativas de la juventud latinoamericana, el Padre Vélaz, S.J., ha levantado una soberbia pirá-mide educacional a cuya protección se confían actualmente unos 20.000 niños. Esta organización, que se inició con un pequeño núcleo desde la Universidad Católica Andrés Bello, tiene hoy una proyección social de enorme importancia, cuya auténtica medida, si bien se palpa en el presente, sólo podrá calibrarse con exactitud en las revisiones del futuro. Dependiente casi con exclusividad de la cooperación ciudadana, Fe y Alegría educa para la vida del país a un conglomerado de alumnos de los barrios populares. Su colaboración en la gerencia del bien comunal ofrece a los ocho años de fundada una perspectiva de trascendental dimensión, que ya anuncia la necesidad de trasladarse al agro y atender al campesino en la superación de su estado social, a través de una enseñanza para la vida.
Aunque no se trata de un escrito del P. José María Vélaz, se presenta esta entrevista por la riqueza de sus respuestas, que revelan facetas de su pensamiento y añaden luces a ideas expuestas en otros documentos que forman parte de esta Colección.
La poderosa personalidad del Reverendo Padre José M. Vélaz, S.J., muestra la espontánea con-fianza que sólo poseen los que tienen su sonrisa mirando hacia el futuro. Con la pasión de un cruzado, la tenacidad de un jesuita y el amor a un prójimo latinoamericano, este sacerdote chileno construyó esa bienaventurada fortaleza llamada “Fe y Alegría”. Fe, como mística para la ac-ción perseverante y Alegría, como el himno que despliega a los prósperos vientos las banderas del rescate social.
Directo en la palabra. Fácil en la expresión. Con el ordenado pensamiento del hombre que sabe perfectamente lo que busca, desconoce por -autoimpuesta disciplina- todo lo que signifique eva-sión, ausencia o demora. Aunque de mentalidad poética -como corresponde a un ágil revolucio-nario- es un obseso de los resultados prácticos. Mide el trabajo, no por su tamaño sino por los beneficios de humana superación que su práctica reporte. Reinvierte todos los éxitos al progreso colectivo de una empresa espiritual y no cobra más beneficios que los que como sacerdote, le entrega su fe. Una fe, que no tiene los ojos vendados.
¿Buscaremos antecedentes en el Padre Bosco o en el Padre Flánagan?
Yo soy solamente el Padre José M. Vélaz y nunca me ha movido el sentido de la imitación sino el contacto con las gentes latinoamericanas, durante 21 años, y comprobar dolorosa-mente cómo tanto potencial humano, digno, noble, poderoso y calificado se pierde y se des-borda. Casi siempre sin presente y con un inquietante futuro sobre sus destinos.
Sin duda, Venezuela es un pueblo sano.
Sí, pero también un pueblo huérfano. ¿Dice usted sano? Cuando se fundó Fe y Alegría, en 1955, extendiendo su núcleo primigenio salido de la Universidad Católica Andrés Bello, por las barriadas populares de Caracas, el obrero Abraham Reyes donó la casa que con tanto es-fuerzo había construido empleando muchos años y todos sus ahorros, a lo que entonces era sólo un intento. La generosidad de este humilde albañil, aparte de ser humanamente conmo-vedor, tiene una ejemplaridad, una salud que difícilmente podríamos definir. Su gesto es algo que se expresa, pero ante el cual todo el mezquino egoísmo humano no encontrará explica-ción.
¿Daría limosna a un niño que se lo pidiera?
No.
¿Le falta caridad?
Porque la tengo es que se la negaría casi siempre. Me da temor convertir a un niño en un pordiosero, lo cual seria hacerle el daño más grande de su vida. Por eso me parece una de-testable determinación la mayor parte de los llamados “Regalos de Navidad”.
¿No desea juguetes para los niños?
¿Qué hombre no comprende y auspiciaría esa ilusión infantil?… Pero me parece un senti-mentalismo cruel regalar objetos de trapo y latón para de esta forma perdonarnos la respon-sabilidad de realizar una ayuda con verdadero nivel de sacrificio y de cristiana fraternidad. Yo deseo que se regalen juegos, no juguetes. Un proyector de cine -por ejemplo- con el cual po-demos divertir y educar durante muchos años. Esto es mucho mas eficaz que recibir, aunque sea gratuitamente, 500 juguetes de a tres bolívares y que al día siguiente estarán en los reci-pientes de la basura, inservibles y deteriorados. Otro caso, por citar también, sería el de los propietarios de terrenos en Caracas…
¿Pretende que se los regalen?
Pretendo que los cedan en usufructo, mientras no se dispongan a edificar en ellos. De esta forma miles de muchachos tendrían lugar para una sana recreación deportiva. Esos son los
Y… grandes juguetes que yo deseo para los niños y los jóvenes. Un juguete que sólo depende de la comprensión y de la generosidad espiritual.
¿Basta que la sociedad ofrezca dinero?
Ni que lo ofrezca ni que lo aporte. Se hace necesario y aún imprescindible una movilización de todos los recursos humanos. El dinero es un valor evidente, pero existe algo infinitamente superior. Fe y Alegría considera que sus más grandes colaboradores son las ochenta religio-sas que se han consagrado totalmente a la educación popular, como también los maestros y maestras, médicos, dentistas y representantes del gremio asistencial que nos prestan su va-liosa colaboración gratuita. Todas esas actividades se ofrecen, el dinero hay que buscarlos.
¿Cómo los obtiene? ¿Por persuasión, por convencimiento o por “lloriqueo”?
No olvide nuestro lema: Nuestra fe es alegre y nunca lloramos, al menos públicamente. Fe y Alegría es una organización de relaciones públicas que le vende a la sociedad la urgente ne-cesidad de cooperar. Nosotros no pedimos, vendemos un seguro social para que Venezuela sea una nación de paz.
¿En qué los ayuda el Gobierno?
La ayuda estatal es muy escasa. Lo irrisorio de un aporte, no impide tampoco que lo señale-mos.
¿Y el Vaticano?
Hemos tenido y contamos con el aliento de su representante, el Nuncio Monseñor Dadaglio. Ve con todo cariño el problema y está muy interesado en que se desarrolle una actividad
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