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ENSAYO SOBRE EL MARXISMO

Durante las imparables revoluciones y demás relevancias sociales ocurridas en el siglo XIX es impresionante el hecho de que el economista, sociólogo e historiador Karl Marx comprendiera la separación que el hombre padecía, primeramente de sus medios de producción, a lo cual Marx llama la actividad esencial, para continuarse con la separación de todo cuanto le rodea y de sí mismo. También es relevante el hecho de que esta separación del hombre respecto a su naturaleza humana y a su potencial humano continúa con mayor fuerza en la sociedad actual, en la que los hombres no son más que consumidores de mercancías innecesarias, con la falsa creencia que el poseer objetos materiales provee la identidad y consolidación como ser humano.

En este marco de una sociedad consumista nos encontramos con problemáticas que actualmente se ven mucho como los índices de suicidio, la infelicidad e insatisfacción y surgen tribus urbanas en un intento desesperado por obtener una identidad que proporcione un espacio de pertenencia en la sociedad, sin mencionar de las condiciones de extrema pobreza y explotación en la que viven muchas personas hoy en día y el terrible e irreparable daño que en esta lucha por tener más le causamos a la naturaleza y al planeta en el que habitamos.

Para Marx, la enajenación es una condición económica y social producto de la sociedad de clases, en particular de la sociedad capitalista en la cual los obreros se encuentran separados de los productos de su trabajo; esta alienación no sólo se limita a la actividad productiva, sino que se extiende a la enajenación del producto, de los compañeros de trabajo y al potencial humano.

Pero primero surge una gran pregunta antes de entrar en este análisis, ¿De dónde surge el concepto de enajenación? El primero en utilizar el concepto de enajenación o alienación fue Hegel, para quien enajenación consistía en negar una realidad inicial, en donde la idea se negaba como tal y devenía en cosa. Posteriormente Feuerbach, (discípulo hegeliano) plantea el problema de la alienación; donde la alienación consistía en la deshumanización o negación del ser humano creando un ser sobrehumano, Dios. De esta forma el ser humano se convierte en algo extraño para sí mismo, imponiéndose el producto de su objetividad como la verdadera y única realidad, a la que debe someterse. Marx parte de la noción de alienación de Feuerbach para crear su interpretación de la enajenación, extendiéndola a todos los espacios de la actividad humana.

Para Marx la actividad esencial del ser humano es la producción de bienes para satisfacción de sus necesidades; el producir es lo que diferencia al hombre de los animales, pues el producir es transformar la naturaleza, modificarla de acuerdo a las necesidades del hombre. Por lo tanto el trabajo libre es la actividad por medio de la cual el hombre expresa su esencia humana y en la cual, desarrolla sus potencialidades.

El hombre es un ser objetivo, puesto que existe en un mundo real y el mismo es un ser concreto que se encuentra en la realidad con objetos y con otros como él, en donde lo social es inherente a la condición humana; es un ser natural pues posee fuerza, facultades naturales e impulsos; es un ser corporal y se expresa a través de objetos reales y sensibles, al ser corporal es sensible y suficiente, ya que vive sus carencias; tiene conciencia de sí como especie y tiene tiempo y una historia porque se hace a sí mismo; es ser genérico, puesto que tiene facultades y aptitudes de lo que fue, es y será bajo diferentes circunstancias sociales. Así, mientras el animal puede y debe ser considerado en la naturaleza, el hombre en cambio debe ser considerado en la historia.

El hombre tiene la posibilidad de hacerse a sí mismo, sin embargo está condicionado por las circunstancias sociohistóricas que lo establecen. El hombre nace perteneciendo a una sociedad determinada, que resuelve su existencia de un modo también determinado, de esta manera el se incorpora a un escenario preexistente.

El trabajo es una actividad alienada y alienante,

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