CAYO MARIO
Enviado por librada04 • 26 de Mayo de 2014 • 6.702 Palabras (27 Páginas) • 306 Visitas
INTRODUCCION
Roma, fue una de las primeras grandes metrópolis de la Humanidad. Fue el corazón de una de las civilizaciones antiguas más importantes, que influenció la sociedad, la cultura, la lengua, la literatura, el arte, la arquitectura, la filosofía, la religión, el derecho y la forma de vestir de los siglos sucesivos; fue capital del Imperio Romano, que extendía sus dominios sobre toda la cuenca del Mediterráneo y gran parte de Europa.
La siguiente investigación relata la vida de Cayo Mario quien fue un político y militar romano de nacionalidad, llamado “Tercer Fundador de Roma” por sus éxitos militares, propulsor de lo que fue el Imperio Romano, instaurador de lo que conocemos en la actualidad como el ejercito romano.
En esta investigación observaremos sus orígenes, su carrera política la cual fue basada en la confrontación con la oligarquía nobiliaria romana, sus aportes y contribuciones que sirvieron de semiento al pueblo romano para convertirlo en el imperio que gobernó durante varias décadas gran parte de la humanidad.
I. Cayo Mario
I.1 Origen.
Mario nació en Arpino en el año 157 a. C., al sur del Lacio, en el seno de una familia acomodada. La ciudad había sido conquistada por Roma a finales del siglo IV a. C., y se le concedió la ciudadanía romana sin derecho de voto. Sólo en el año 188 a. C. la ciudad consiguió la ciudadanía romana plena.
Arpino es una pequeña ciudad del Lacio; actualmente pertenece a la provincia Italiana de Frosinone. Situada a 500 metros de altitud, en la carretera de Roma a Nápoles, a 110 km de la primera y a 130 km de la segunda. 7.736 habitantes (año 2004). Se corresponde con Arpinum, conquistada por los romanos el año 305 a. C., patria chica de Marco Tulio Cicerón, que nació en este lugar el día 3 de enero 106 a. C. (647 ab urbe condita) y de Cayo Mario, nacido allí en el 157 a. C. Es en esta ciudad donde se realiza el concurso de traducción latina conocido como Certamen ciceronianum, en honor a Cicerón.
El padre de Mario era un trabajador que llevaba con sus propias manos una pequeña granja, era común exagerar la pobreza de los «hombres nuevos» (nombre que recibían los ciudadanos romanos sin ascendencia dentro de las principales familias). El hecho de que Mario tuviese conexión con la nobleza en Roma y que tuviese enlaces matrimoniales con la nobleza local de Arpino nos indica que debía pertenecer a una familia de cierta importancia dentro de la clase ecuestre. Los problemas que tuvo que afrontar en su carrera política muestran las dificultades que se encontraba un «hombre nuevo».
La infancia de Mario que cuenta que, cuando todavía era un adolescente, encontró un nido de un águila con siete polluelos en su interior. Dado que las águilas se consideraban animales sagrados de Júpiter, el dios supremo de los romanos, más tarde habría sido analizado como un presagio que predecía su elección como cónsul siete veces. Más tarde, como cónsul decretó que el águila fuese el símbolo del Senado y el Pueblo de Roma.
En sus primeros años, Mario fue educado con Tito Pomponio Ático y Marco Tulio Cicerón, a cargo de tutores griegos. Como su padre, Mario buscó su apoyo político a través de los plebeyos, y mediante políticas reformistas de la facción de los populares. Huyó a África en el 88 a. C. con su padre, pero llegó antes y se refugió en Numidia solicitando ayuda al rey Hiempsal, pero este lo hizo prisionero; el joven Mario sedujo a una de las concubinas del rey de Numidia que lo ayudó a escapar y se pudo reunir con su padre en África; el gobernador Sextilio tenía orden de cumplir el decreto de matarlo como enemigo del estado, pero Mario, su hijo y otros populares pudieron huir a Cercina (Qerqenna). El 87 a. C. volvió a Italia con su padre que entró a Roma.
Cuando su padre murió en el año 86 a. C., y tras la muerte posterior de Lucio Cornelio Cinna, Mario obtuvo una situación de gran importancia dentro de la facción debido a su ascendencia paterna. Se dice, sin embargo, que no tuvo ni el carisma ni la popularidad de su padre.
Entusiasta de la vida militar prestó servicio bajo el mando de Publio Cornelio Escipión Emiliano.
Alrededor del 110 a.C. contrae matrimonio con Julia, mucho más joven que él e hija de un senador de tercera fila llamado Cayo Julio Cesar. Poco después marcho a entablar guerra contra su viejo amigo Yugurta como oficial del estado mayor del ejército de Cecilio Metelo. Ante el estancamiento de la campaña en África se aprovecha y consigue hacerse cónsul y el mando del ejército africano por medio de intrigas y jugadas legales no muy ortodoxas. Una vez en África de nuevo consigue acabar con Yugurta (aunque el autor de su captura fue su subalterno Lucio Cornelio Sila). De vuelta a Roma es reelegido Cónsul otras 5 veces consecutivas. Este hecho sin precedentes en la historia de Roma es debido a una serie de mandos incapaces que habían ido perdiendo ejército tras ejército tratando de detener una migración germana que no acababa de decidirse a penetrar en territorio romano (en concreto en la batalla de Arausio un ejército de 100.000 romanos fue exterminado por los Cimbros y los Teutones debido a discrepancias entre los cónsules al mando). Viendo a Mario como el único capaz de hacer frente a los germanos se le concedieron permisos para presentarse a cónsul hasta que eliminara a los germanos.
Mario remodelo la vieja legión manipular de arriba a abajo, reformando el escudo, estableciendo un nuevo orden de marcha para reducir el tren de suministros a lo imprescindible y aumentar la velocidad, y reclutando a sus soldados entre el censo por cabezas (los pobres de Roma), equipándolos a costa del erario público y terminando de este modo con la sangría que estaba sufriendo el campesinado romano.
En el 102 a.C. por fin reaparecieron los bárbaros, realizando una invasión simultanea por 3 puntos de la península italiana. Mario derroto a los cimbros en Aquae Sextiae y sólo dos meses después a los teutones en Vercellae, al enterarse el tercer grupo compuesto por tribus menores dio la vuelta. Italia quedaba a salvo, pero en la propia Roma una serie de motines condujeron a una sublevación que fue aplastada sin contemplaciones por Mario.
En el año 91 a.C. nuevas tensiones en la península relacionadas con la negativa de extender la ciudadanía y sus derechos a sus aliados llevó a una guerra civil, y toda la península se rebelo contra Roma, que solo conservó Etruria y zonas del norte. Llamado Mario de nuevo al servicio consigue una muy necesaria victoria de la que no podrá disfrutar
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