Carlos Gaviria Diaz
Enviado por javierarango • 3 de Mayo de 2015 • 665 Palabras (3 Páginas) • 242 Visitas
Nació en Sopetran Antioquia 8 de mayo de 1937 y murió Bogotá 31 marzo de 2015. Fue un abogado, profesor universitario, magistrado y político.
Las actuales y nuevas generaciones, tienen el reto de conocer el pensamiento filosófico de Carlos Gaviria Díaz, para entender los cambios en la Constitución Política de Colombia, y su fundamento en el estado social de derecho siendo su mayor defensor. Su visión le permitió ser ponente de fallos sobre la libertad individual, la diversidad social y la tolerancia, aspectos esenciales en la democracia, la cual ayudo a mejorar por lo menos en la Carta Magna, así en la realidad todavía estemos en la premodernindad.
Le dio un vuelco a la política, como muy pocos académicos, su pensamiento y conocimiento sociológico, antropológico y jurídico, lo llevo a hacer de la política una práctica decente.
Su más grande legado que dejara a su paso por la Corte Constitucional sus ideas de libertad, justicia, democracia, tolerancia, honestidad y coherencia. Represento las ideas más avanzadas del liberalismo porque aunque supo liderar las corrientes de izquierdas, Alternativa Democrática y luego el Polo Democrático, siempre mantuvo una posición libertaria alejada de los dogmas como era su pensamiento.
Durante su paso por la izquierda rescato los ideales, principios y valores que deberían ser enarbolados por sus líderes.
En la rama judicial fue su entrega a la academia desde donde investigo y trabajo al lado del movimiento social. Se caracterizó por ser coherente entre lo que pensaba, decía y actuaba. Con la amistad de Héctor Abad Gómez, destacado defensor de derechos humanos quien fue asesinado por el paramilitarismo, lo obligo a exiliarse para no ser objeto de muerte.
Advertía que su pensamiento no se identificaba con el pensamiento liberal, al que despreciaba, sino con un liberalismo filosófico nutrido con las tesis de Locke, Rousseau y Kant. Rechazaba considerarse como marxista, pero se declaraba socialista. Basaba su desdén por el liberalismo económico en condiciones igualitarias, en realidad, era un anarquista.
Desafortunamente, no resulta fácil poner de acuerdo los sueños de algún banquero, algún académico, alguna ama de casa o un hombre cualquiera de la calle, con los de los narcoterroristas de las FARC, como tampoco median sanas dosis del realismo para discernir, lo deseable y lo posible a la hora de promover la trasformación de la sociedad. Nos encontramos precisamente con el ideal de la anarquía.
Tampoco resulta fácil identificar su visión de ser humano. Por supuesto que era individualista, radical, pero este individualismo no se compagina con el credo socialista. No era el suyo, en todo caso, un humanismo personalista, por cuanto este apunta a una trascendía espiritual incompatible con su tenaz ateísmo y su faceta más del libre desarrollo de la personalidad, tal como se lee en la sentencia c-221/94.
Fue
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