Coco Chanel nació en la pobreza el 19 de agosto de 1883
Enviado por Mariana Hernández • 8 de Noviembre de 2015 • Biografía • 1.976 Palabras (8 Páginas) • 132 Visitas
Coco Chanel nació en la pobreza el 19 de agosto de 1883, en Saumur, Francia. era hija ilegítima de la pareja que formaban Albert Chanel y Jeanne Devolle.
Gabrielle fue la segunda de cinco hermanos.
El 16 febrero de 1895, la hallaron muerta. Jeanne tenía 33 años.
Albert internó a Julia, a Gabrielle y a Antoinette en el orfanato romano de Aubazine. Sus hermanos Alphonse y Lucien corrieron peor suerte al ser entregados a una cruel familia campesina.
Albert Chanel nunca más volvió a ver a sus hijos. Su abandono hirió a Gabrielle.
-Durante mi infancia solo ansié ser amada. Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estaba muerta. Solo el orgullo me salvó -dijo.
En el orfanato, Gabrielle aprendió a coser, a bordar a mano y a planchar impecablemente.
Gabrielle comenzó a trabajar como costurera y aprendió a hacer sombreros.
Cuando la invitaron a un café-concierto, quedó tan impresionada que quiso dedicarse al canto. En el café La Rotonde, de Moulins, una comuna de Francia, consiguió un contrato. Aunque no cantaba bien y su repertorio se limitaba a dos canciones, tuvo gran aceptación interpretando el sonsonete ¿Quién ha visto a Coco en el Trocadero?
De eso surgió su sobrenombre Coco, que adoptó para siempre, porque antepuesto a su apellido Chanel le sonaba bien.
Fue el playboy Etienne Balsan, un joven adinerado, quien despertó sus primeras ilusiones románticas. El la invitó a Royallieu, su castillo del siglo XIII, a pesar de que allí vivía con su amante oficial, la cortesana Emilienne d?Alenne.
Con balsan , Coco conoció el lujo, los sirvientes, la buena mesa, los salones, las bromas y las fiestas.
Coco diseñó y encargó un pantalón al sastre del pueblo. Ella no temía ser original e innovadora. Los vestidos y recargados sombreros de la Belle Epoque no iban con su estilo. Llevaba faldas largas rectas con blusones hasta la cadera y se cubría la cabeza con un simple sombrero de ala ancha.
Como pasatiempo, había hecho sombreros para sus amigas en Royallieu; eran modelos sencillos, pero llenos de gracia.
Por esa época, fue de visita a Royallieu Arthur Capel, a quien apodaban Boy, un socialite inglés amigo de Etienne, famoso jugador de polo. Joven, guapo, elegante, culto y manejaba un negocio en las minas de carbón de Newcastle
Coco y Boy sintieron una atracción mutua. Una noche, Coco habló de la necesidad de conseguir un préstamo para montar un pequeño atelier en París.
-Estás loca. Esos sombreritos que haces para tus amigas no sirven para nada -la menospreció Etienne.
-A mí, en cambio, me parece que Gabrielle tiene talento. ¿Por qué no explotarlo? -respondió Boy.
Etienne, pretendiendo ayudarla, le prestó la planta baja de su piso de soltero en París. De inmediato, Coco se mudó y comenzó su negocio de sombreros. Le fue tan bien, que en 1910, abrió su primera Mansión Chanel,
Estoy enamorado de Coco y ella me corresponde -le dijo Boy a Etienne.
Etienne se disgustó, pero al final lo entendió. Coco era intensamente feliz con Boy. En la calle Gabriel tenían su nidito de amor. Con Boy, Coco comenzó a frecuentar círculos más distinguidos y sus sombreros empezaron a ser solicitados por la nobleza, las damas de sociedad y las artistas.
Ella se atrevió a incluir ropa femenina completamente innovadora, eliminó los asfixiantes corsés de la Belle Epoque. Su estilo fue todo un triunfo y sus ganancias se triplicaron.
Un día, con un brillo inusitado en los ojos, le anunció a Boy: -¡Estoy esperando un hijo tuyo! ¡No puedo ser más feliz!
Pero se le presentó un aborto espontáneo. La urgente intervención del cirujano le salvó la vida, pero Coco quedó estéril para siempre.
La Primera Guerra Mundial estalló, pero a Coco y a Boy no les fue mal en sus respetivos negocios.
-Mi mayor anhelo es que Boy se case conmigo - confesó Coco.
Pero Boy, después de ocho años de relación, cada vez pasaba menos tiempo con ella, y un día de golpe le dijo: -Estoy comprometido con lady Diana Wyndham. Este otoño nos vamos a casar en Escocia.
El mundo de Chanel se derrumbó. La guerra llegó a su fin y surgieron los primeros brotes de la liberación femenina. El estilo simple y elegante de Chanel se imponía desde New York hasta Buenos Aires. Coco compró La Milanaise, una villa situada en los alrededores de París, y en un acto de venganza se cortó a lo garçon (muchacho) su larga y hermosa cabellera azabache que siempre le había gustado a Boy.
Boy se aburría soberanamente al lado de su esposa y fue a buscar a Coco.
-Lo único que me importa es que estás aquí. ¡Te amo muchísimo! -le dijo Coco y se reconciliaron.
Coco diseñó el vestido más maravilloso que pudiera soñar una novia para su hermana Antoinette, pero esta fue desgraciada en su matrimonio y se quitó la vida. Su suicidio obsesionó a Coco, quien desterró para siempre de sus colecciones los vestidos de novia.
-¡Traen mala suerte! No volveré a provocar al destino -dijo.
En 1919, Boy fallecio en un accidente de auto
-¡Al perder a Boy lo perdí todo! -repetía-. Con él podía ser yo misma y él no quería que cambiara. Para mí, fue un padre, un hermano, toda mi familia.
Coco tuvo la idea de mandar a decorar de negro toda su habitación: muebles, paredes, alfombras, sábanas... Pero no ocupó el fúnebre cuarto ni una sola noche. Tan pronto entró y se acostó tocó la campana gritando:
-¡Por Dios, sáquenme de está tumba!
A la mañana siguiente, Coco dio otra inusitada orden:
-Quiero mi cuarto rosado, pero todo completamente rosado, por favor.
Boy la había incluido en su testamento junto con su esposa y herederos, dejándole 40.000 libras esterlinas.
Coco comenzó una etapa muy novedosa usando en sus modelos piel de conejo.
Coco se hizo muy amigoa de Pablo Picasso, quien clavó sus ojos en ella
En ese entonces a coco le regalaron una valiosa joya que mando copiar y lanzó la moda de los collares largos de varias vueltas. -Lo que importa no es el quilate, sino la ilusión -dijo convencida de lo que hacía.
Coco introdujo el Chanel Suit (traje) y subió la falda desde el tobillo hasta encima de la rodilla, dejando a los moralistas petrificados
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