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De interés para los estudiantes y padres


Enviado por   •  5 de Julio de 2012  •  Ensayo  •  1.611 Palabras (7 Páginas)  •  518 Visitas

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Queridas autoridades, profesores, padres, queridas chicas,

Negar palabras es abrir distancias, por eso hoy queremos hablar. De vidas compartidas, de sentimientos, de sueños, de tiempo, de aprendizaje, de promesas, de planes y caminos, de futuros; pero también, queremos hablar de pasados y de historia. Las palabras que hoy escuchan representan silencios y miradas, esa mezcla de melancolía, alegría, tristeza y miedo. Esa contradicción entre las ganas de irse y de quedarse, entre el no saber si lloramos de felicidad por haber terminado, por sentirnos realizadas en esta etapa, por comenzar algo nuevo; o, simplemente, si lloramos de nostalgia por todos los recuerdos juntas, por saber que el año próximo no vamos a vernos todos los días, ni compartir nuevas vivencias en “El Paula”.

Aunque cueste aceptarlo, esta etapa terminó. Y si bien la historia no concluye, estamos hoy aquí con el dolor de mirar para atrás y con el miedo de ver hacia adelante. Gracias a Dios podemos ver también al costado y percibir que estamos acompañadas por ustedes. ¡Pensar que cuando llegamos apenas nos conocíamos y hoy, que nos vamos, las llevamos con nosotras!

Muchas nos conocemos desde hace 13 años, otras desde hace más y quizás algunas llegaron hace poco, pero la verdad es que el sentimiento no cambia y ese lazo tan fuerte que nos une no va a ser posible de aflojar nunca. Porque somos la “Promo 2004”, esa promo que tiene pilas para todo, que pese a momentos difíciles, siempre supo encontrar una solución. Es por todo eso, que hoy, estamos más unidas que nunca. Este no es un momento fácil, porque vamos a dejar de ser esas nenas protegidas por todos para comenzar a afrontar las cosas por nosotras mismas. El tiempo pasa muy rápido, y eso, lo sabrán mejor nuestros papas, quienes nos dejaron en este colegio con una ilusión, esperando que algún día fuéramos estas chicas, futuras mujeres completas, que somos hoy.

Supimos encontrar dentro de una salita mucho más que una casita y ositos cariñosos en “tergopol”, empezamos a conocer otras personas especiales además de nuestra familia y aprendimos a compartir con ellas crayones y galletitas. Dentro de una galería con una pequeña bandera Argentina aprendimos a dejar a nuestros papás para entrar a un mundo donde nos enseñaron a rezar, a cantar que la Virgen es nuestra segunda mamá, a hacer dibujitos y regalos para llevar, en la bolsita azul, a nuestras casas.

Cuando entramos a la primaria (para la mayoría la primera vez que entraran al colegio, nuestra segunda casa), nos habrá parecido enorme. Ir al “patio grande” a formar, a hacer la oración de cada mañana con un uniforme marrón, que a partir de ese momento se convertiría en nuestro emblema. Los años pasaban , pero nuestras ilusiones se iban acrecentando. Queríamos ocupar todo el patio y el colegio, jugando al monstruo, cambiando figuritas para tratar de llenar esos álbumes con tantas páginas. Y obviamente, los stickers y los papeles de carta, el poliladron, el elástico, y el tan famoso “quemado”.

Dentro de las aulas hicimos que haya más que un pizarrón, los percheros del guardapolvo que usamos tantos años, y una maestra que siempre intentaba enseñarnos cosas tan raras y nuevas. Crecíamos a pasos agigantados, ese uniforme que nos iba por la rodilla en el primer día de clase (“total ya va a crecer”- decían), había que cambiarlo por uno nuevo y subíamos a un piso más.

Así pasó el tiempo, nuestra primera comunión, los primeros campamentos, los cumpleaños, las salidas compartidas. Fueron días de estar juntas, de mirarnos y contarnos todo. Llegamos a 7mo grado: la selección de un dibujo para la remera, la bandera y MALLIN, toda una aventura, no podíamos esperar para ir, y al final, fuimos y vivimos una semana en la cual nos conocimos aún más.

No olvidaremos tampoco el acto de despedida de esa etapa que había terminado, en donde nuestros papás nos cantaban “que duro era el camino, que sabían que no era fácil”, pero que siempre iban a estar. Y, como nos dijo María Inés no era un adiós sino un hasta luego. Parecía que todo iba a ser difícil, al menos en un principio. Y en ese curso que, un 11 de septiembre de 1999, después de una pelea en la que parecía imposible que un día se fuera a llevar bien, fue cuando comprendimos que la secundaria no se podría enfrentar en grupitos, sino todas juntas.

A partir de ese momento comenzaba a abrirse una nueva etapa, una que acabamos de finalizar y que ocuparía 5 años de nuestras vidas.. SECUNDARIA. Muy nerviosas entramos al colegio una semana antes que todas para acostumbrarnos. ¡Y lo que nos costó dejar de decir la palabra “Maestra”!,

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