GUSTAV MAHLER

GUSTAV MAHLER

1860 - 1911

La música de Mahler tiene una increíble carga emocional en muchas formas distintas, está cargada de una belleza fantástica, cargada de esperanza. Él encontró la verdadera belleza, y esto es que la fealdad, a veces, en su propia realidad es también belleza. Su música es como la vida misma, una evolución, y los motivos que usa en sus sinfonías y sus canciones evolucionan. Como él mismo dijo: es la naturaleza. Gustav Mahler compuso la música que quería componer, no siguió ninguna moda, siguió los dictados de su alma y su corazón y, al hacerlo, llevó a la música a otro plano

Gustav Mahler nació un 7 de julio de 1860 en Kalischt, Bohemia, una provincia checa del imperio Austro-Húngaro. Hijo de Marie y Bernahrd Mahler, un mesero de origen Judío, Gustav fue el segundo de 14 hijos. Poco después de su nacimiento la familia se trasladó a una pequeña localidad en la República checa, a medio camino entre Viena y Praga, llamada Iglau, y fue aquí donde sus experiencias infantiles tuvieron un profundo efecto en su vida musical.

Los habitantes de Iglau, gozaban de un fuerte aprecio por los usos más fundamentales de la música para la sociedad: marchas para entrar en batalla, para llorara a los muertos, los cantos de serenata para los enamorados, el baile de celebración por la nueva cosecha, etc. todas las razones primitivas para las que cada cultura desarrolla su propia música, su folclore.

Desde muy pequeño, Mahler acostumbraba a pasear por el pueblo tocando las canciones que sabía en un pequeño acordeón que llevaba consigo a todas partes. En una ocasión, una banda de soldados desfilaba tocando por la ciudad. Al verla, el pequeño Mahler decidió acompañarla en el desfile con su acordeón, tocando en el pequeño instrumento las melodías que interpretaban los soldados, quedando en evidencia ante todos el gran talento musical que el chico poseía.

Su padre comprendió de inmediato que no podía contradecir la tremenda vocación que el pequeño Gustav tenía, y rápidamente vio que debía permitirle desarrollarla.

Así es como Mahler, a pesar de que era Judío, comienza su educación musical como corista en la iglesia católica de Iglau, donde recibió clases de piano de parte del director del coro.

Pero así como desde muy temprano la música se hace presente en su vida, también lo hace otro elemento que le acompañará y rondará por siempre: la muerte.

Aún siendo un niño, Mahler presenció la muerte de 9 de sus 14 hermanos. Vio como sus hermanos y hermanas desaparecían de un día para otro y se iban para siempre. Mientras en casa no dejaba de funcionar el negocio familiar, una taberna que recibía gente que venía a divertirse y a beber, por la puerta trasera despedían a sus hermanos que no volverían jamás.

De esta forma Mahler experimenta algo tan trágico como la muerte de manera trivial, que al mismo tiempo se mezcla con una especie de jovialidad extraña y macabra, que claramente se podrá apreciar en su música años más adelante. Mahler comprendió lo que era la ironía incluso antes de entender lo que era la vida; las marchas fúnebres son formas omnipresentes en su música, en cada una de sus sinfonías hay algún tipo de marcha fúnebre. De hecho, a la edad de 6 intenta su primera composición musical, la cual , irónicamente, era una polca con introducción de marcha fúnebre. Este contraste entre lo trágico y lo trivial más tarde se convertiría en el símbolo característico del estilo musical de Mahler. Pero la música de Mahler tiene una carga emocional en muchas formas distintas, además de la ironía, la tragedia y lo patético, también está cargada de una belleza fantástica, cargada de esperanza. Él encontró la verdadera belleza, y esto es que la fealdad, a veces, en su propia realidad es también belleza.

Bernahrdt Mahler fue lo suficientemente astuto como para fomentar el talento de su hijo en lugar de obligarlo a entrar en el negocio familiar. Permitió que Gustav se dedicara a la música profesionalmente aunque no fuera una carrera que garantizase el éxito económico, y se dio cuenta de que para lograr esto, el conservatorio de Viena era el único lugar donde podría desarrollarse a cabalidad.

En sus años como estudiante en el conservatorio, Mahler quedó hechizado por la figura del controvertido compositor Richard Wagner, y a pesar de que como estudiante de piano ganó varios premios, pronto se dio cuenta de que su sueño era componer y rápidamente adquirió un estilo distintivo propio.

En sus primeras obras, como el “Cuarteto para Piano” o la cantata “Das Klagende Lied” ya se observa de forma manifiesta el carácter que veremos a lo largo de su vida y sus obras maduras. La música del bosque, de caza, música militar, folklórica, está presente en modalidades musicales sin adornos; ¿cuál es mi sitio en la vida?, ¿soy parte delas cosas de mayor importancia, o de las de menor importancia?, son preguntas que se hizo durante toda su vida.

En un intento de lanzar su carrera como compositor, Mahler presentó “Das Klagende Lied” al premio Beethoven en Viena. Pero el jurado no llegó a apreciar su originalidad y, devastado, Mahler consideró una carrera como director de Ópera. “Si hubiese conseguido este premio no me sentiría obligado a dedicarme al teatro”, les diría a sus amigos… En su etapa como director aprendió mucho sobre la orquesta, Mahler había ingresado a la mejor escuela para él y llegó a dirigir en importantes teatros de ópera como el de Budapest y el de Praga.

En 1886 comenzó la composición de su Sinfonía nº 1, concebida como un poema sinfónico denominado “Titán”, que trata la historia de un héroe, el propio Mahler, y su viaje a través de la vida hacia la muerte.

Como director del teatro de la ópera de Budapest, Mahler encontró una oportunidad para estrenar su Sinfonía nº 1, lo que fue un desastre. La orquesta la encontró muy difícil, a la crítica no le gustó en absoluto y el público quedó estupefacto. Difícilmente podría haber sido entendido por el público de la época un trabajo de la originalidad de la 1º sinfonía, en la cual el primer movimiento duraba lo que una sinfonía clásica completa, y que además incluía un movimiento extraño basado en una canción folklórica tratada como una grotesca marcha fúnebre.

Mahler consiguió una muy buena reputación como director; y cuando debido a las intrigas nacionalistas se vio obligado a dejar Budapest, rápidamente obtuvo el puesto de director musical de la Ópera de Hamburgo.

Durante este período Mahler decidió dedicar todas las vacaciones de verano a componer. El paisaje de Steinbach a orillas del lago Attersee,

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