Heroes mexicanos Licenciatura en Administración Financiera
Enviado por fernandojess • 28 de Agosto de 2015 • Biografía • 3.970 Palabras (16 Páginas) • 142 Visitas
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[pic 3][pic 4][pic 5][pic 6][pic 7]Universidad Autónoma de Querétaro
Facultad de contaduría y administración
Licenciatura en Administración Financiera
Mario Molina
Es un científico mexicano especializado en química atmosférica que investigó los efectos dañinos de los CFC sobre la capa de ozono. De la trascendencia de sus estudios dan fe la firma en 1994 de un protocolo internacional que prohibió la fabricación de CFC y el premio Nobel de química que le fue otorgado en 1995. Durante la década de 1960 cursó estudios en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México. Realizó estudios de postgrado en Alemania, y obtuvo el doctorado en la Universidad de California, Berkeley, en 1972. Vinculado al Instituto Tecnológico de Massachussets desde 1989, adquirió la ciudadanía estadounidense y fue nombrado profesor titular en 1997.
Además de su trabajo docente, realizó una muy importante investigación, interesándose, sobre todo, por el problema ambiental. El profesor Molina se convirtió en un científico renombrado por sus contribuciones al conocimiento de la naturaleza química de la atmósfera terrestre, en particular de la estratosfera. Fue uno de los primeros científicos en alertar al mundo sobre el peligro que representan para la capa de ozono los clorofluorocarbonos (CFC) empleados en aerosoles, refrigerantes y solventes, tanto de uso industrial como doméstico.
Molina y su colega estadounidense F. Sherwood Rowland no se limitaron a señalar el adelgazamiento de la capa de ozono sobre la Antártida. En 1974 divulgaron sus teorías en un artículo en la revista Nature. Para los investigadores, los clorofluorocarbonos (CFC), que se habían estado utilizando desde 1940 en aplicaciones como las citadas, estaban destruyendo la capa de ozono estratosférico. Tal capa protege a los seres vivos de los letales rayos ultravioleta provenientes del Sol, lo que justificaba la alarma y la necesidad de tomar medidas. Sin embargo, sus advertencias fueron en aquel momento menospreciado y considerado excesivas por un sector de investigadores.
Desde el año de 1974 dio a conocer sus descubrimientos sobre esta materia y asesoró a empresas e instituciones públicas y privadas. Puesto que su descubrimiento afectaba intereses de poderosas compañías químicas, Molina y Rowland tuvieron que defender su teoría ante la sociedad y los políticos. Al final, las grandes empresas fabricantes de esta “sustancia maravillosa”, como llegó a ser considerada por su estabilidad química, reconocieron el hecho.
En 1994 se firmó un protocolo en Montreal: las naciones fabricantes de CFC se comprometían a detener la producción y a sustituirlo por otros compuestos menos dañinos para el ambiente. En 1995, la Real Academia Sueca otorgó a Mario Molina el premio Nobel de química por sus trabajos de química atmosférica, galardón que compartió con F. Sherwood Rowland y con el neerlandés Paul Crutzen. Éste último había descrito en 1970, de forma independiente y complementaria, los efectos destructivos sobre la capa de ozono de los gases contaminantes. El mismo año en que recibieron el Nobel, el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (UNEP) premió también a los tres científicos por su contribución a la protección de la capa de ozono.
(Mario Molina; biografías y vidas, la enciclopedia biográfica en línea)
Alejandro Hernández Cárdenas
Odontólogo originario de Ciudad Juárez quien creo creó una solución con la que los cadáveres recuperan cicatrices o manchas. Cárdenas es el creador de una solución secreta en las que sumerge cuerpos quemados, cabezas descompuestas y manos rígidas que, luego de tres días sumergidos en su pócima mágica, recuperan cicatrices, lesiones o cualquier mancha de nacimiento de los cadáveres, este proceso permite recuperar impresiones de identificación y ayudar al proceso judicial de cada caso.
Los datos que arroja este proceso desarrollado por el odontólogo forense ayuda a la policía de la zona a dictar una condena o incluso un arresto, la técnica que desarrollo dicho odontólogo es llamada de rehidratación, que utiliza principalmente en los cuerpos completos, más o menos sin ayuda de nadie, e incluso paga parte del costo de los productos químicos para hacer retroceder el tiempo a sus frágiles súbditos
Cárdenas trabaja con cuerpos que estaban almacenados o enterrados y que no han sido identificados de 2009 a 2011, los años de apogeo de la violencia entre las organizaciones criminales que compiten en esta ciudad fronteriza con casi 8 mil personas que murieron durante ese periodo, él siempre tiene mucho por hacer, y en su proceso de trabajo tiende a incluir tanto música como humor negro.
El expresa que habla con los muertos, los consuela mientras trabaja, los complace con música romántica mientras flotan en el ‘jacuzzi’, la bañera llena de químicos que utiliza para la rehidratación. Si las características individuales que vuelven a aparecer en el rostro de la víctima de mirada amenazante, entonces las baladas ceden al rap y el hip-hop, que llenan el laboratorio impecablemente limpio, pero de mal olor
El doctor Hernández Cárdenas, quien tiene 55 años, se centra principalmente en ayudar a rehidratar los cientos de cadáveres no reclamados en su ciudad natal, en particular los de las mujeres, para que puedan ser identificados y se localice a los asesinos, a menudo, reconoce, se frustra por la falta de justicia para aquellos cuyas muertes llega a conocer tan íntimamente. De los cerca de 150 cuerpos que ha rehidratado, hasta ahora sólo un puñado de ellos ha dado pistas que han conducido a la detención de culpables.
(Alejandro Hernández Cárdenas; The New York Times Zabludovsky 2011, actualidad Rusia Today)
Luis Ernesto Miramontes
Ingeniero químico Luis Miramontes nació el 16 de marzo de 1925, en un Nayarit convulso y Posrevolucionario “donde cualquiera cargaba una pistola y todo se arreglaba a tiros. Su padre fue hijo de una persona que era importante en la vida política de Nayarit en esa época, pero que no lo reconoció como su hijo, de esta manera Miramontes fue “cobijado” y estuvo siempre rodeado por las mujeres de su familia, por su madre Esther Cárdenas y por sus tías. Una de las tías tuvo un papel destacado en la Revolución Mexicana, María Dolores Cárdenas Aréchiga, quien fue una comandante en las tropas de Francisco Villa y lideraba en el norte del país.
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