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Jose Ingenieros


Enviado por   •  4 de Junio de 2014  •  2.238 Palabras (9 Páginas)  •  287 Visitas

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BIOGRAFIA DE JOSE INGENIEROS

Giuseppe Ingegnieri, más conocido como José Ingenieros, nacido Giuseppe Ingegneri, fue médico, psiquiatra, psicólogo, farmacéutico, escritor, docente, filósofo y sociólogo ítalo-argentino.

Nacimiento 24 de abril de 1877

Palermo, Italia

Fallecimiento 31 de octubre de 1925

Buenos Aires, Argentina

Nacionalidad Ítalo-argentino

Ocupación Médico, psiquiatra, psicólogo, farmacéutico, escritor, docente, filósofo y sociólogo

Cónyuge Eva Rutenberg

Hijos Delia, Amalia, Julio y Cecilia

.

(Buenos Aires, 1877 - 1925) Filósofo argentino. Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires, y fue profesor de psicología experimental en esa universidad. Está considerado como uno de los máximos representantes del positivismo en latinoamérica.

Escribió su tesis doctoral, La simulación en la lucha por la vida (1903), en clara consonancia con corriente darwinista que prevalecía en Argentina por aquella época. A ese respecto, y como miembro del Partido Socialista, defendió también la idea de que la lucha de clases era una de las múltiples manifestaciones de la lucha por la vida.

Su interés por los problemas psiquiátricos, criminológicos y psicofisiológicos, unido a la influencia de positivistas europeos como Spencer o Comte, le hizo tomar como punto de partida de su labor filosófica un positivismo de corte cientificista. Sin embargo, el pensamiento filosófico de Ingenieros se desarrolló con el tiempo más allá de este punto de partida. Nunca abandonó el naturalismo, y siempre se opuso a cualquier filosofía de tipo sobrenaturalista o trascendental; pero, sin embargo, fue capaz de hacer compatible esta posición con la necesidad y posibilidad de la metafísica.

En sus Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía (1918), afirma la existencia de un "residuo inexperiencial fuera de la experiencia", que no es algo sobrenatural, trascendental o absoluto, aunque tampoco algo ininteligible o incognoscible.

Resumen de hombre mediocre 2

El hombre mediocre (resumen)

resumen libro hombre mediocre

En realidad no es un resumen...

Está medio largo... pero tengan en cuenta que la obra tienen casi 300 páginas, y muchas ideas buenas.

La obra se llama El Hombre Mediocre, es del autor José Ingenieros. Muchos dicen que es filósofo; yo, de él, sólo leí este libro, así que por ahora sólo puedo asegurar que es un pensador.

Voy a transcribir algunos de los párrafos y frases de las que más me gustaron; y varios de ellos reflejan firmemente el pensamiento del autor. Yo agregué en negrita las ideas que me parecen más interesantes.

Obviando el capítulo VIII, en su segunda parte, -que habla sobre Sarmiento: “sus pensamientos fueron tajos de luz en la penumbra de la barbarie americana, abriendo la visión de cosas futuras”- El Hombre Mediocre, de José Ingenieros es una obra sumamente interesante para replantearnos la forma en que vivimos o dejamos pasivamente que otros vivan.

Los que saben de Filosofía olvídense por un rato del idealismo como corriente gnoseológica contraria al realismo.

Él usa idealismo, haciendo referencia a los ideales de las personas.

El Hombre Mediocre (José Ingenieros)

Los ideales pueden no ser verdaderos; son creencias. Su fuerza estriba en sus elementos efectivos: influyen sobre nuestra conducta en la medida en que lo creemos. Por eso, la representación abstracta de las variaciones futuras adquiere un valor moral: las más provechosas a la especie son concebidas como perfeccionamientos. El futuro se identifica con lo perfecto.

Mientras que la instrucción se limitará a extender las nociones que la experiencia actual considera más exactas, la educación consiste en sugerir los ideales que se presumen propicios a la perfección.

Estos hombres, predispuestos a emanciparse de su rebaño, buscando alguna perfección más allá de lo actual, son los “idealistas”. La unidad del género no depende del contenido intrínseco de sus ideales sino su temperamento: se es idealista persiguiendo las quimeras más contradictorias, siempre que ellas impliquen un sincero afán de perfeccionamiento. Cualquiera. Los espíritus afiebrados por algún ideal son adversarios de la mediocridad: soñadores contra los utilitarios, entusiastas contra los apáticos, generosos contra los calculistas, indisciplinado contra los dogmáticos. Son alguien o algo contra los que no son nadie ni nada. Todo idealista es un hombre cualitativo: posee un sentido de las diferencias que le permite distinguir entre lo malo que observa, y lo mejor que imagina. Los hombres sin ideales son cuantitativos; pueden apreciar el más y el menos pero nunca distinguen lo mejor de lo peor.

La humanidad no llega hasta donde quieren los idealistas en cada perfección particular; pero siempre llega más allá de donde habría ido sin su esfuerzo. Lo poco que pueden todos depende de lo mucho que algunos anhelan.

Cuando los pueblos se domestican y callan, los grandes forjadores de ideales levantan su voz. Una ciencia, un arte, un país, una raza, estremecido por su eco, pueden salir de su cauce habitual. El genio es un guión que pone el destino entre los párrafos de la historia. Si aparece en los orígenes, crea o funda; si en los resurgimientos, transmuta o desorbita. En ese instante remonta su vuelo todos los espíritus superiores, templándose en pensamientos altos y para obras perennes.

Para concebir una perfección se requiere cierto nivel ético y es indispensable alguna educación intelectual. Sin ellos pueden tenerse fanatismos y supersticiones; ideales, jamás.

¿Por qué suprimir desniveles entre los hombres y las sombras, como si rebajando un poco a los excelentes y puliendo un poco a los bastos se atenuaran las desigualdades creadas por la naturaleza?

El predominio de la variación determina la originalidad. Variar es ser alguien, diferenciarse es tener un carácter propio, un penacho, grande o pequeño: emblema, al fin, de que no se vive como simple reflejo de los demás. La función capital del hombre mediocre es la paciencia imitativa; la del hombre superior es la imaginación creadora. El mediocre aspira a confundirse en los que le rodean; el original tiende a diferenciarse de ellos. Mientras el uno se concreta a pensar con la cabeza de la sociedad, el otro aspira a pensar con la propia. En ello estriba la desconfianza que suele rodear a los caracteres originales: nada parece tan peligroso como un hombre que aspira a pensar con su cabeza.

Constreñidos

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