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Joseph Stiglitz


Enviado por   •  18 de Abril de 2013  •  1.683 Palabras (7 Páginas)  •  728 Visitas

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Neoliberalismo

El mundo no ha sido amable con el neoliberalismo. Es un término que no ha sido muy acogido en el mundo de la economía. Para el economista Joseph Stiglitz, es una caja de pandora que contiene las ideas que se basan en la noción fundamentalista de que los mercados se corrigen a sí mismos, asignan los recursos con eficiencia y sirven bien al interés público. Según muchos críticos, este fundamentalismo del mercado estuvo detrás del “thatcherismo”, la “reaganomía” y el denominado "Consenso de Washington". Pero, ¿qué tienen en común estos conceptos? Sencillamente, que todos estos conceptos están a favor de la privatización del sector público, de la liberalización del mercado y de los bancos centrales independientes; además están preocupados exclusivamente por la inflación.

Según Wikipedia, el neoliberalismo es una corriente político-económica que propugna la reducción de la intervención del Estado al mínimo. Este concepto, hace referencia a la política económica con énfasis tecnocrático y macroeconómico que pretende reducir al mínimo la intervención estatal tanto en materia económica como social, defendiendo el libre mercado capitalista como mejor garantía del equilibrio institucional y el crecimiento económico de un país, salvo ante la presencia de los denominados fallos del mercado.

En fin, este concepto de neoliberalismo se usa con el fin de agrupar un conjunto de ideologías y teorías económicas que promuevan el fortalecimiento de la economía nacional (macroeconomía) y su entrada en el proceso globalizador a través de incentivos empresariales que, según sus críticos, es susceptible de conducirse en beneficio de intereses políticos más que a la economía de mercado propiamente dicha.

Los economistas, incluyendo a Stiglitz, cuestionan el término neoliberalismo porque no corresponde a ninguna escuela bien definida; ni siquiera a un modo especial de describir o interpretar las actividades económicas. Se trata de un término más bien político o ideológico, frecuentemente usado por medios de comunicación e intelectuales de izquierda.

Durante un cuarto de siglo, los países en vías de desarrollo han estado en pugna, y está claro quiénes son los perdedores. Aquellos que siguieron políticas neoliberales no sólo han perdido la lotería del crecimiento, sino que cuando esos países crecían, los beneficios iban a parar desproporcionadamente a las clases más altas. Aunque los neoliberales no quieren admitirlo, su ideología también ha fracasado en otra prueba. Nadie puede afirmar que los mercados financieros hicieran un trabajo estelar en la asignación de recursos a finales de la década de 1990, cuando un 97% de las inversiones en fibra óptica necesitaron años para ver la luz.

Pero al menos ese error tuvo una ventaja inesperada: con la bajada de los costos de la comunicación, India y China se integraron más en la economía mundial. Y los mercados tampoco nos prepararon bien para el encarecimiento del petróleo y los alimentos. Por supuesto, que ninguno de los sectores es un ejemplo de economía de libre mercado, pero ése es en parte el argumento de Stiglitz: que la retórica del libre mercado se usa selectivamente; se asume cuando sirve a intereses especiales y se descarta cuando no es así.

Joseph Stiglitz ha criticado mucho el gobierno del ex presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, indicando que quizá una de las pocas virtudes del Gobierno de George W. Bush es que el desfase entre retórica y realidad es menor que con Ronald Reagan. A pesar de toda su retórica de libre mercado, Reagan impuso restricciones comerciales a mansalva, incluidas las famosas restricciones de exportación "voluntarias" a los automóviles.

Para Stiglitz, los que prodigaron este mal consejo no tienen que preocuparse de mantener un seguro contra demandas por negligencia. Los costos los soportarán los países en vías de desarrollo, en especial los pobres. Por lo que este economista entendía que pronto existiría un gran aumento de la pobreza, si era medida correctamente. Dicho de manera más sencilla, en un mundo de abundancia, millones de personas en los países en desarrollo siguen sin poder pagar las necesidades nutricionales básicas. Y es que Stiglitz advertía que en muchos países, la subida de precios de los alimentos y la energía tendría consecuencias especialmente devastadoras para los pobres, porque estos artículos constituyen una parte más elevada de sus gastos.

Para Stiglitz, el enfado en todo el mundo con respecto al neoliberalismo es palpable. Los especuladores son el blanco de buena parte de esa ira, lo cual no es sorprendente. Y es que estos sostienen que no son la causa del problema, sino que simplemente se dedican al "descubrimiento de precios", o en otras palabras, están descubriendo -un poco tarde que existe un problema de escasez. Los defensores del fundamentalismo del mercado quieren achacar la culpa no a los fallos del mercado, sino a los fallos del Gobierno. Cuentan que un alto cargo chino decía que el problema era que el Gobierno estadounidense debería haber hecho más por ayudar a los estadounidenses de rentas bajas con sus viviendas. Joseph Stiglitz señala que el fundamentalismo del mercado neoliberal siempre ha sido una doctrina política que sirve a determinados intereses. Además, indica que nunca ha estado respaldado por la teoría económica ni por la experiencia histórica.

En su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz, Stiglitz llamó a una mayor regulación por parte de los estados, lo que reafirma las objeciones respecto al programa neoliberal que, desde el Consenso de Washington, alimentó la globalización económica. Joseph Stiglitz (2003), indica que las reformas del consenso de Washington fracasaron en América Latina. El prominente economista señaló tres fallas de las reformas del consenso las cuales

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