La biografía de cualquier chico o chica

Las rosas son rojas, el mar es azul… no sé por qué estoy diciendo estas tonterías, ni siquiera sé quién es el autor de esa frase, poema o lo que sea. Siento que a veces la vida no tiene sentido, o tal vez sea porque las personas que me rodean no tienen un sentido en la vida, no lo sé. ¿Será por esa cuestión de que la vida dura mucho menos que la muerte?  ¿Será porque para algunos es fácil vivir tranquilo y para otros no? ¿Será que somos parte de un estúpido sueño? ¿Será que no hice la tarea? ¿Qué desayuné? No recuerdo. ¿Existen las cebras? Bueno, esas son solo algunas de las muchas tontas cuestiones que nos hacemos los adolescentes mientras nos damos un baño antes de ir a clases.

Salí del baño, me cambié de ropa y salí de casa. Me dirige hacia el elevador a pesar de que vivo en el segundo piso de un edificio. Mientras bajaba el elevador, me volvía a hacer esas preguntas sin sentido. Se abrieron las puertas, <>, le dije al vigilante del edificio, y abrí puerta por puerta hasta que por fin estuve en medio de la calle.

Estamos marzo del maldito 2018. Escuchaba música, los audífonos al parecer bloqueaba el ruido de una calle tranquila y poco transitada por autos.

Estaba caminando muy tranquilo por la calle y de pronto sentí que pisé algo viscoso. Era excremento de perro. Y espero que sea de perro.

Me dio un asco terrible, pero no podía perder tiempo. Solo limpié mi zapatilla con el filo de la vereda y seguí mi camino.

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