Lo irracional en la relación de la idea placer-dolor en el amor
Enviado por manolett13 • 23 de Febrero de 2016 • Reseña • 7.706 Palabras (31 Páginas) • 246 Visitas
Tema: Lo irracional en la relación de la idea placer-dolor en el amor.
ÍNDICE TENTATIVO:
- Conceptualización y aproximaciones a la concepción filosófica del amor, erotismo y sexualidad.
- Distinción y relación entre sadismo y masoquismo (co-influencia y discordia entre el Donatien- Alphonse François, marqués de Sade y Leopold von Sacher- Masoch.
- Relación de los conceptos: sexualidad, muerte y erotismo en la obra de Schopenhauer, Bataille y Paz.
- Amores masoquistas, la revelación de lo placentero en el dolor
Conclusiones
Bibliografía
INTRODUCCIÓN
El problema que deviene a la idea de sufrimiento placentero interesa a la filosofía desde la Antigüedad: constantemente ha sido tema de debate la contraposición de los conceptos de placer y dolor, considerados normalmente contrarios o antónimos; pues las reflexiones sobre la cuestión del placer se suelen enfocar a partir de consideraciones éticas, lo cual ha impedido una precisión analítica y psicológica dado a la perspectiva ligada a la moralidad, a lo bueno y a lo malo.
Son variadas las definiciones filosóficas existentes respecto al concepto de placer.
Baruch Spinoza es uno de los filósofos que más se ha preocupado por racionalizar y definirlo, desde su enfoque ético el placer es “un sentimiento del paso de cierto estado de perfección a otro más elevado”,[1] y el dolor sería un proceso inverso, ligando al placer con una connotación moral positiva hacia lo bueno o al bien moral supremo.
Previamente y en parecido sentido se definen los filósofos cirenaicos hedonistas y los epicúreos. Para los cirenaicos hedonistas, el bien se identifica con el placer, entendido éste también en un sentido espiritual y consideraban que el fin supremo del hombre es la búsqueda felicidad nucleada en torno al placer y evitando a toda costa el dolor de la angustia. Sin embargo, un filósofo de la misma escuela, Hegesias “tuvo punto de vista contrario y pesimista al respecto del placer, al decir que todo placer va acompañado tarde o temprano de dolor- esencialmente por la pérdida de lo que era placentero.”[2] Para Epicuro también el bien es el placer y el mal el dolor, por lo que recomendaba que se gozara de los placeres con moderación para disfrutarlos por más de mejor manera y por mayor tiempo, para los epicúreos lo fundamental era llegar a la ataraxia, un estado de ánimo caracterizado por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores.
Contrario a esto la escuela filosófica de los estoicos que veían al placer como algo negativo y principal enemigo de la moral; y de igual forma piensan la mayoría de las doctrinas ascéticas, siendo el gnosticismo la que con mayor aversión y de forma negativa los placeres materiales y sensuales; pues consideran al cuerpo un tentador del alma; a imitación de Platón que lo veía como la “prisión del alma”.
Como se ha señalado anteriormente, estos conceptos se oponen entre sí. La cuestión surge cuando placer y dolor se conjugan, hasta derivar en una postura trasgresora, es decir, el sufrimiento o dolor se trasforma en placer, y viceversa.
Cuando se busca consciente y/o inconsciente el sufrimiento físico y/o psicológico y por medio de éste se obtiene placer, se le denomina masoquismo. Hablamos de sadismo cuando una persona obtiene placer a costa de infligir crueldad o dolor a otra. Con la unión de ambas palabras obtenemos: sadomasoquismo, por lo cual se entiende que existe sádico y masoquista en ese juego de roles complementarios.
Los nombres propios de Sade y Masoch, tienen tal connotación que de ellos se derivan los términos para designar a dos perversiones: el “sadismo” y “el masoquismo”.
Para Gilles Deleuze, estos autores más que escritores, “son también grandes antropólogos, al estilo de aquellos que saben infundir en su obra toda una concepción del hombre, de la cultura y de la naturaleza; y grandes artistas, al estilo de aquellos que saben extraer nuevas formas y crear nuevas maneras de sentir y pensar, todo un nuevo lenguaje.” [3]
Con base en lo anterior, el propósito de este trabajo consiste en reflexionar en torno al amor masoquista en el cual intervienen el dolor y placer, así como en esclarecer la nueva postura moral de estos autores, respecto a tales conceptos.
Capítulo I.
Conceptualización y aproximaciones a la concepción filosófica del amor, erotismo y sexualidad.
¡L’amour... la grande affaire de notre vie!
(El amor... el gran tema de nuestra vida)
Jean Jacques Rousseau
El propósito de este capítulo es precisar algunas aproximaciones a la concepción filosófica de las ideas sobre el amor, erotismo y sexualidad, principalmente con base en el pensamiento de Platón, Arthur Schopenhauer, Georges Bataille, Octavio Paz.
El tema del amor en sus diferentes modalidades - “amor idealizado, que se aleja de la carne y que se convierte en éxtasis; amor carnal, que sólo busca la satisfacción de la pulsión sexual; amor pasión, que se vive como un dulce sufrimiento; amor traicionado o no correspondido”-[4] ha sido la inspiración para la creación de una gran cantidad de obras literarias, poéticas, entre otras manifestaciones artísticas; y sobre esto hace alusión Schopenhauer:
“Estamos acostumbrados a ver a los poetas ocupados principalmente en describir el amor sexual. Este es, por lo regular, el tema central de todas las obras dramáticas, las trágicas como las cómicas, las románticas como las clásicas, las hindúes como las europeas: en no menor medida es esa la materia de la gran mayoría de los poemas liricos, como también de los épicos; sobre todo si entre ellos queremos contar los montones de novelas que ya desde hace siglos genera cada año en todos los países civilizados de Europa, con tanta regularidad como los frutos de la tierra.”[5]
En esto también coincide Octavio Paz en que no hay pueblo ni civilización que no posea poemas, canciones, leyendas, mitos o anécdotas en lo relacionado a este tema, lo cual es una prueba de la universalidad del sentimiento amoroso. La afinidad existente entre el amor, erotismo y sexo es tan íntima que se hace necesaria su diferenciación. Para Octavio Paz, los tres son aspectos del mismo fenómeno, manifestaciones de lo que llamamos vida, siendo el sexo el más antiguo y básico; la fuente primordial y centro de esta geometría pasional, de ahí que el erotismo y el amor sean formas derivadas del instinto sexual.[6]
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