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Ni Independepencia Ni Revolucion


Enviado por   •  15 de Abril de 2012  •  4.759 Palabras (20 Páginas)  •  368 Visitas

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Introducción:

Durante los últimos tiempos, no hay debate, coloquio, tertulia o artículo de economía en los que no se hable de globalización, mundialización o economía de mundo. Todas estas palabras son expresiones con las que se trata de definir un fenómeno aparentemente nuevo: la forma en que el capitalismo actual se ha internacionalizado, desbordando los estrechos marcos de los mercados nacionales para invadir completamente el mundo en la inmensa mayoría de las facetas de la actividad económica. La invasión de mercancías extranjeras en los supermercados de los países industriales; la amplia gama de vehículos de todas las marcas, nacionales o extranjeras, que se ponen a disposición de los posibles compradores; el considerable avance de las telecomunicaciones, del que Internet no es más que un botón de muestra; la rapidez con la que los grandes medios de comunicación transmiten las informaciones y las noticias de uno a otro lado del mundo, o, en fin, la gran movilidad con que los capitales se desplazan de uno a otro lado del mundo, son algunos de los ejemplos que muestran que, en los albores del siglo XXI, el mundo entero parece haberse convertido en una gran aldea global.

Las Multinacionales

Uno de los aspectos en que la globalización es en el papel que desempeñan actualmente las grandes corporaciones multinacionales. Este no es ni mucho menos un fenómeno nuevo. A lo largo de la historia del capitalismo, se ha registrado un proceso de concentración y centralización del capital que ha llevado a la existencia de corporaciones industriales cada vez mayores a las que se les quedaba pequeño el restringido marco de las fronteras nacionales. Pero después de la IIª Guerra Mundial, este proceso se ha acelerado notablemente y los grandes grupos multinacionales se han convertido en un dato de la situación.

En la actualidad, existen más de 35.000 empresas multinacionales, entendiendo por tales aquellas que operan en varios países. Su participación en el comercio mundial es el 70% del total; más del 40% de las transacciones internacionales de mercancías y servicios se realiza entre multinacionales o entre las casas matrices de éstas y sus filiales, y controlan el 75% de las inversiones mundiales. Tienen, por tanto, una gran influencia en las relaciones políticas y económicas internacionales y son en gran parte responsables de la globalización económica que se está produciendo. Pero estas cifras ocultan, a su vez, el extraordinario grado de concentración que se da dentro de ellas. Unos datos pueden servir para mostrarlo.

En 1991, los 100 grupos industriales mayores del mundo ocupaban a 13.681.000 personas, una cifra equivalente al 32% del empleo industrial de la Unión Europea y a 6,5 veces los asalariados de la industria española. Su volumen total de facturación ascendía a 2,4 billones de Euros, lo que a los tipos de cambio de ese año equivalía a 311 billones de pesetas, 9,2 veces el valor de la producción industrial española.

Una hipotético país que estuviera formado exclusivamente por estas 100 multinacionales sería la octava potencia económica del mundo y generaría un valor añadido superior al PIB conjunto de 150 países de los 205 que existen en la actualidad.

Y recordémoslo, estamos hablando solo de 100 grupos industriales, sin considerar las empresas proveedoras o clientes que dependen de ellos, las que forman parte de las redes de comercialización o de servicio técnico de sus productos, los servicios que generan, etc.

Atendiendo a su origen, la Unión Europea ocupa el primer lugar, con 36 grupos industriales entre los 100 mayores del mundo, que ocupan a 5.709.000 personas, el 13,6% del empleo industrial de los doce. Le sigue Estados Unidos, con 35 grupos y 4.698.000 empleados, y Japón, con 17 grupos industriales y 1.838.000 trabajadores. Si se analizan los 200 grupos industriales mayores del mundo, en lugar de los 100, el resultado es similar; La Comunidad Europea vuelve a ocupar el primer lugar del mundo seguida de Estados Unidos y, a cierta distancia, de Japón, Y si a los de la Unión Europea se les suman los grandes grupos industriales que pertenecen a países miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio, la hegemonía de Europa, por la que se refiere a las grandes multinacionales, es abrumadora.

Sin embargo, la importancia de las multinacionales rebasa con creces los aspectos cuantitativos derivados de la mayor o menor penetración de sus mercancías en los mercados. En primer lugar, tienen una gran influencia en las relaciones económicas y políticas internacionales y, en gran parte, han desempeñado un papel decisivo en el proceso de integración europea. Basta mencionar a este respecto que la "Mesa de los industriales europeos", que agrupa a los dirigentes de las principales multinacionales del viejo continente, llegó a elaborar un informe público sobre las ideas que habían de animar la política económica, que tuvo una importancia decisiva en la elaboración del Libro Blanco de Delors. En segundo lugar, la inmensa mayoría de los avances tecnológicos parte de ellas. La mejora de los productos y los procesos de producción y los nuevos productos y los nuevos procesos casi siempre tienen su origen en una multinacional, o para su éxito, terminan siendo absorbidos por una de ellas. En tercer lugar, las multinacionales tejen una red de empresas proveedoras, de comercialización de sus productos, de asistencia técnicas posventa y de servicios relacionados con sus productos o con su actividad que dependen considerablemente de las decisiones de la casa matriz.

Formalmente, estas empresas, no son de la multinacional, pero su actividad y su propia existencia depende totalmente de la misma. Finalmente, sus enormes volúmenes de capital, cifra de negocio y empleo, las sitúan en una buena posición negociadora con los gobiernos, las convierten en uno de los principales operarios de los mercados financieros, etc.

Así pues, las multinacionales son de forma organizativa hegemónica del gran capital en el capitalismo tardío y, en consecuencia, su importancia y su poder son considerables. Al menos por lo que se refiere a las multinacionales, esta claro que la ley de concertación y centralización del capital, que formuló Marx, se ha cumplido sobradamente.

El gran Mercado Mundial

El segundo aspecto en el que la globalización se hace más evidente es en la forma en que parece estar integrada la producción mundial. Se intenta asentar la idea de que en la producción de un automóvil cualquiera intervienen piezas fabricadas en 45 países distintos. Y el caso del automóvil no es exagerado, porque otro tanto se podría decir de un yogur, por ejemplo, cuyo envase puede haber sido producido con un plástico elaborado en Alemania con petróleo de Oriente Medio, la leche con vacas alimentadas con

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