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Observaciones sobre la novela contemporánea en España


Enviado por   •  9 de Julio de 2013  •  Ensayo  •  1.450 Palabras (6 Páginas)  •  980 Visitas

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Observaciones sobre la novela contemporánea en España (I)

Publicado el 14 enero, 2012 por Galdós digital

Observaciones sobre la novela contemporánea en España (1870)

I

El gran defecto de la mayor parte de nuestros novelistas, es el haber utilizado elementos extraños, convencionales, impuestos por la moda, prescindiendo por completo de los que la sociedad nacional y coetánea les ofrece con extraordinaria abundancia. Por eso no tenemos novela; la mayor parte de las obras que con pretensiones de tales alimentan la curiosidad insaciable de un público frívolo en demasía, tienen una vida efímera determinada sólo por la primera lectura de unos cuantos millares de personas, que únicamente buscan en el libro una distracción fugaz o un pasajero deleite. Es imposible que en país alguno ni en ninguna época se haga un ensayo más triste y de peor éxito, que el que los Españoles hacen de algunos años a esta parte para tener novela. En vano algunos editores diligentes han acometido la empresa con ardor, empleando en ello todos los recursos de la industria librera; en vano las Revistas y las publicaciones periódicas más acreditadas, han tratado de estimular a la juventud, prefiriendo algunas obras muy débiles de escritores nuestros, a las extranjeras, relativamente muy buenas; en vano la Academia ofrece un premio pecuniario y honorífico a una buena novela de costumbres. Todo es inútil. Los editores han inundado el país de un fárrago de obrillas, notables sólo por los colorines de sus lujosas cubiertas; la prensa tiene que recurrir de nuevo a su sistema de traducciones; y raras veces llega al recinto de la Academia un manuscrito de mediano precio, pudiendo asegurarse que no pecan de severos los inmortales de la calle de Valverde al escatimar el premio mayor con una prudencia casi sistemática.

Este fenómeno es singular atendiendo a lo que la poesía lírica ha producido en este siglo, y el brillante período del teatro contemporáneo. Pero tal vez se encuentre una explicación satisfactoria fijándose en la especialísima índole de la novela de costumbres, y relacionándola con nuestro carácter y nuestra educación literaria.

Las personas dadas a la investigación, explican esto diciendo: los Españoles somos poco observadores y carecemos por lo tanto de la principal virtud para la creación de la novela moderna. La fantasía andaluza y castellana, que ha creado la más rica poesía popular que existe en la civilización cristiana, la literatura mística, y el gran teatro del siglo XVII, es completamente incapaz para el caso. Hemos hecho algo en la novela romántica, que ya está mandada recoger, y en la legendaria y maravillosa cuyo prestigio desciende ya notablemente; pero la novela de verdad y de caracteres, espejo fiel de la sociedad en que vivimos, no está vedada. El lirismo nos corroe, digámoslo así, como un mal crónico e interno, que ya casi forma parte de nuestro organismo. Somos en todo unos soñadores que no sabemos descender de las regiones del más sublime extravío, y en la literatura como en política, nos vamos por esas noves montados en nuestros hipogrifos, como si no estuviéramos en el siglo XIX y en un rincón de esta vieja Europa, que ya se va aficionando mucho a la realidad.

Cierto es esto: somos unos idealistas desaforados, y más nos agrada imaginar que observar. Bien se está viendo que no hay gente menos práctica en toda especie de asuntos que esta buena gente española, que tanto ha dado que hacer al mundo en tiempos lejanos, y en las letras no es en donde menos se refleja esta disposición especial de nuestros espíritus. Sin embargo, puede asegurarse que en este punto la citada disposición es más bien accidental, hija sin duda de condiciones del tiempo, que innata y característica. Examinando la cualidad de la observación en nuestros escritores, veremos que Cervantes, la más grande personalidad producida por esta tierra, la poseía en tal alto grado, que de seguro no se hallará en antiguos ni modernos quien le aventaje, ni aun le iguale. Y en otra manifestación del arte, ¿qué fue Velázquez sino el más grande de los observadores, el pintor que mejor ha visto y ha expresado mejor la naturaleza? La aptitud existe en nuestra raza; pero sin duda esta degeneración lamentable en que vivimos, nos la eclipsa y sofoca. Hay que buscar la causa del

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