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PLATON Y LA REPUBLICA


Enviado por   •  27 de Marzo de 2014  •  9.293 Palabras (38 Páginas)  •  254 Visitas

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PLATÓN

1. Breve Biografía sobre Platón.

Platón, Filósofo griego nacido en Atenas en el 427 a.c murió en el año 347 a. c. Criado en una familia aristocrática, abandonó su vocación política por la Filosofía, atraído por Sócrates. Siguió al filósofo durante veinte años y se enfrentó abiertamente a los sofistas (Protágoras, Gorgias…). Tras la muerte de Sócrates (399 a. C.), se apartó completamente de la política; no obstante, los temas políticos ocuparon siempre un lugar central en su pensamiento, y llegó a concebir un modelo ideal de Estado

2. La República.

La República (en griego, Πολιτεία Politeia, de polis, que significa 'ciudad-estado') es la más conocida e influyente obra de Platón, el compendio de las ideas que conforman su filosofía. Escrita en forma de diálogo entre Sócrates y otros personajes, como discípulos o parientes del propio Sócrates, se estructura en diez libros, si bien la transición entre ellos no corresponde necesariamente con cambios en los temas de discusión.

La República es uno de los diálogos más importantes que escribió Platón, en donde expresa su concepción del arte, lo político, la sociedad, la justicia, la inmortalidad, la virtud, el bien y el mal.

Se cree que la República, por su gran extensión, es un compilado hecho por Platón en donde unifica una serie de diálogos para exponer algunos problemas fundamentales de su pensamiento en forma más completa.

La fecha aproximada en la que Platón empezó a escribir la República fue entre 390-385 a.C. (en el periodo de transición de sus escritos), y fue terminada con los capítulos II al X presumiblemente entre 385-370 a.C. (en el periodo de madurez del autor).

La República expone el Estado ideal de Platón, lo que debería ser[1] para que el hombre encuentre felicidad y desarrolle su moralidad.

El escenario: en donde transcurre el diálogo escrito por Platón, es en casa de Polemarco, hijo de Céfalo, en el Pireo allá por el mes caluroso de Junio a fines de primavera.

a) LIBRO I

El Libro I de La República comienza con una discusión preliminar sobre la vejez (Rep.I,328c) y la riqueza, lo que conduce a los dialogantes hacia el tema de la justicia y el gobierno, comenzando las propuestas de definición de la primera. Se comienza por la de Céfalo que afirma que la justicia es la devolución de lo que se debe (Rep.I,331c), le sigue Polemarco declarando que la justicia consiste en el beneficio a los amigos y el perjuicio a los enemigos, y en tercer lugar surge la opinión de Trasímaco que, en consonancia con Calicles en el Gorgias (Gorg.484a) indica que la justicia es lo que conviene al más fuerte (Rep.I,338c), siendo por tanto la injusticia la verdadera excelencia y sabiduría (Rep.I,348c), posición que más adelante replanteará Adimanto (Rep.II,362d), hermano de Platón. Las tres posturas son refutadas por Sócrates que propone como alternativa considerar que la justicia es la excelencia del alma (Rep.I,353e), lo que lleva la discusión hacia un final aporético, debido a que se ha estado discutiendo acerca de las cualidades de la justicia, de si devolver lo debido, hacer bien a los amigos y mal a los enemigos o desplegar a rienda suelta el propio poder sin restringirlo ni reprimirlo, son cosas justas, en lugar de responder a la pregunta ¿qué es la justicia?. Por eso termina el diálogo diciendo Sócrates que no sabe qué es la justicia, con lo que termina el libro primero (Rep.I, 354c), un verdadero diálogo socrático compuesto con anterioridad al resto de la obra.

Sócrates, regresando del Pireo se halla con Polemarco, quien lo instiga a ir a su casa. Una vez en casa de Polemarco, Sócrates se encuentra con Céfalo, padre de Polemarco, al cual lo ve muy viejo. El filósofo hijo de Sofronisco, curioso al respecto de la vejez, le pregunta por ella y Céfalo la elogia señalando que ésta a amortiguado la intensidad de algunas pasiones y que la misma vejez es un estado de reposo y de libertad de los sentidos. Muchos no toleran la vejez, dice Céfalo, pero tolerarla depende del carácter, no de la edad. Sócrates insinúa que las riquezas de Céfalo influyen para que él goce tranquilamente de la vejez, pero el viejo sofista aclara que la posesión de riquezas ayuda a no engañar involuntariamente ni a mentir, pudiendo así pagar todas las deudas a los dioses y a los hombres para salir libres y justos del mundo terrenal.

Es en este momento donde empieza el problema de la justicia, si acaso o, posiblemente, no.

Sócrates analizaría la idea de Céfalo acerca de la justicia y diría que, si la justicia consistiese en decir la verdad y dar a cada uno lo que le corresponde, ¿sería justo devolverle las armas, que me confió un amigo en su sano juicio, habiendo éste enloquecido? Sócrates diría que toda persona racional convendría en que devolverle las armas a este loco amigo sería injusto, y mucho más decirle a éste la verdad.

Una vez refutada la idea de que la justicia , Céfalo se dirige al patio para continuar con su sacrificio e interviene en el diálogo su hijo Polemarco. El joven, interesado en el diálogo, introduce la idea de un poeta (Simónides) sobre la justicia; , pero Sócrates le explicaría que muchos de los que creemos amigos no lo son, ya que es visto que el enemigo engañe a una persona haciéndose pasar como amigo. También, agregaría Sócrates, si la justicia fuese hacerle bien a los amigos y mal a los enemigos ésta sólo serviría en épocas de guerras y no en épocas de paz, a su vez, expone el filósofo, la justicia es una perfección humana que no puede, mediante su acción, convertir a los hombres en injustos, porque si una persona hace "justicia" y crea mal a un enemigo, nos exponemos a volverlo injusto; de modo que la justicia daría origen a la injusticia.

En conclusión, el hombre justo no puede hacer mal a otro.

Dada por acabada la ilustración de Sócrates. Trasímaco, que ambicionó intervenir constantemente en la charla pero fue detenido por los que querían escuchar hasta el final el diálogo, explotó en ira contra Sócrates acusándolo de escapar de una manera pueril a las preguntas que le hacían los presentes y Sócrates de una manera más calma lo invitó a participar de la conversación.

Trasímaco alega que la justicia es , Sócrates concordaría en que la justicia es algo conveniente,[4] pero no para el más fuerte. El vanidoso sofista agregaría que al hombre justo le va peor en todo lugar y circunstancias y, en cambio, el hombre injusto saca provecho desde cuando se trata de recibir repartos públicos, hasta de no pagar lo debido en las contribuciones al Estado. Trasímaco indicaría que los que reprochan la injusticia no lo hacen por miedo de cometerla, sino por temor

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