Para El Hombre Que Mas AMO

PARA EL HOMBRE QUE MAS AMO

Siempre había pensado que el sueno de todas las niñas era el mismo que el mío. Desde que era muy pequeña, soñaba que un día me casaría. El momento más importante sería cuando caminara del brazo de mi padre hacia el altar. Mi padre es una de las personas más importantes en mi vida. Es mi héroe; mi motivación; mi todo. Nunca pasó por mi mente que a una edad tan corta hubiese yo que luchar con tantas dificultades.

Cuando entre a la secundaria, vivía en Matamoros. Mi primer día de clases fue diferente puesto que la persona que siempre me había llevado a la escuela, mi padre, no estaba conmigo. Mi padre no podía estar conmigo porque había comenzado a enfermarse. Tenía algunos problemas con su hígado. Su cuerpo había comenzado a arrojar proteínas del mismo modo que arrojaba sangre. Recuerdo la primera vez que arrojó sangre; fue en aquel momento en que mi madre comenzó a preocuparse y a ponerse nerviosa. Yo solamente tenía 13 años cuando ocurrió este incidente y fue solamente unos días previos a mi primer día de clases. Durante este tiempo habíamos tenido nuestra primera visita al hospital y después acontecieron las demás que eran principalmente para transfusiones de sangre. Después de tres años, cuando me gradué de la secundaria, mi padre había mejorado un poco, entonces decidí mudarme a San Benito, Texas para comenzar la preparatoria.

Viví en San Benito con el hermano de mi padre, José, solamente por seis semanas puesto que tuve algunos problemas con mis familiares y al final termine mudándome a Brownsville, Texas. Ahí viví con la hermana de mi padre, mi tía Laura. Fue muy difícil lograr hacer un cambio radical en menos de dos meses. Me tenía que adaptar a Brownsville. Era muy diferente a mi ciudad anterior y me tomó tiempo adaptarme a vivir sin mis padres y sin mis hermanos. Tenía que vivir con mi tía puesto que mis padres no son ciudadanos estadounidenses y tampoco tenían visa. La escuela en San Benito era más fácil para mí; en contraste, las escuelas de Brownsville me parecían más difíciles. Era raro que la gente en San Benito hablara inglés; mientras que en Brownsville la gente sí lo hacía aun cuando está mucho más cerca de México que San Benito. Al final, me ayudó mucho puesto que el inglés que he aprendido hasta ahora es el resultado de eso. Viví solamente ocho meses con mi tía Laura. Los siguientes tres años de preparatoria comencé a cruzar diariamente de Matamoros a Brownsville.

Antes de entrar de nuevo a la escuela después del verano, comencé a darme cuenta que mi padre empezaba a enfermarse de nuevo y escuchaba a mi madre llorar diciendo que mi padre tenía cáncer. Se supone que yo no debía saber eso pero escuchaba detrás de la puerta. Al comienzo de 2007, mi padre comenzó a quedarse de un dolor en su coxis. Cuando mi padre fue al doctor le dijo que sentía algo que le molestaba en la parte baja de la espalda. El doctor no presto mucha atención al dolor y cada que mi padre iba, él le proveía la misma información. Mi padre empezó a asistir a algunas terapias de manera que el dolor se le quitara pero todo fue en vano. Desafortunadamente el cáncer de mi padre incrementaba y cada vez estaba más enfermo. Ese año mi verano fue muy largo y exhausto porque mi padre estuvo en el hospital por casi dos meses. Tuvo una cirugía de coxis para que ya no tuviese dolor pero luego de la operación decía que continuaba sintiendo dolor pero ahora en una de sus piernas. Pensamos que el dolor provenía de la cirugía pero cuando salimos del hospital mi padre ya no pudo caminar ni sentarse. Todo lo que podía hacer era mantenerse tendido en una cama. Eso cambio nuestras vidas de forma impactante.

Mi último año de preparatoria comenzó. Tenía solamente que pasar el examen de la materia de ciencias. Para entonces ya tenía que dividir mi tiempo personal en ocuparme de mi padre, hacer mi tarea y ayudar a mi madre con la tienda y los quehaceres de la casa. Casi me volví loca; no tenía vida. Cuando llego el tiempo de comenzar el examen

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