Psicologia psiquico

FICHA DE CÁTEDRA

Texto: “Tratamiento Psíquico (Tratamiento del alma)” Sigmund Freud, 1890

Lic. María Azul Macchi

“ ...Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan. Me prosterno ante ellas...Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito...Amo todas las palabras…Las inesperadas...Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen...”

(Las Palabras, Pablo Neruda)

Un breve recorrido por la época:

Antes de realizar algunas puntuaciones sobre el texto de Sigmund Freud, titulado: “Tratamiento Psíquico, Tratamiento del Alma” , es necesario contextualizar y realizar una breve reseña que nos remita tanto a su experiencia profesional, así como a la época en que fue escrito tal artículo, ya que las problemáticas a observar siempre se piensan con las nociones propias de la época y los paradigmas que rigen en ese momento.

Recordemos que Freud era médico de profesión, pero no le interesaban particularmente las disciplinas consideradas médicas y comenzó investigando el campo de la neurología, para luego dedicarse al estudio de la vertiente psicológica de las afecciones mentales.

Es entre 1876 y 1882, y en paralelo a recibir su título, que trabaja en el laboratorio de Brucke (médico y fisiólogo alemán), interesándose en algunas estructuras nerviosas de los animales y en la anatomía del cerebro humano. La obtención de una beca de estudios en 1885, lo llevó a París, donde continuó su formación junto a Charcot (en ese tiempo, el más importante neurólogo francés), quien hasta el momento había creído que todas las enfermedades mentales tenían una causa orgánica. Es en su servicio dónde Freud se encuentra con las primeras histéricas: mujeres que habían sido recluidas allí, ya que resultaban “molestas” para la medicina de la época. Presentaban un cuerpo convertido en escenario de los más diversos síntomas: anestesias sensoriales, parálisis, contracturas, vómitos, anorexia, alucinaciones visuales, sin correlato orgánico alguno. Un verdadero desafío para la medicina, ya que no podía explicarse desde sus postulados, e interrogaba al saber científico constituido hasta ese momento, quedando ésta particular sintomatología condenada a puros prejuicios (incluso se creía que estos síntomas podían ser simulaciones).

Dichas afecciones eran tratadas por Charcot mediante el debatido método de la hipnosis: “estado anímico asaz curioso que tiene gran semejanza con el sueño” (Freud, 1890), donde el hipnotizado obedece por completo al hipnotizador. Esto se lograba mediante el poder de sugestión del médico, quien podía hacer desaparecer o re-aparecer los síntomas de estas enfermas mediante nada más y nada menos que el uso de palabras. “La posibilidad de hacer que sólo después, en el estado normal, salga a la luz lo que en la hipnosis se introdujo en el enfermo (sugestión pos hipnótica), pone en manos del médico el recurso de emplear el gran poder que ejerce en la hipnosis para modificar el estado del enfermo en la vigilia. Así, ella ofrecería un simple paradigma del modo de curación por tratamiento anímico” (Freud, 1890). Freud queda encantado con dicho modelo, y la histeria comienza a presentarse como una enfermedad puramente psicológica, que permitió a la vez la existencia de una clínica freudiana.

Situándonos en el texto…:

Retomemos ahora la concepción de la histeria como aquella enfermedad que “incomodaba” a la medicina de ese momento. Es en el texto mencionado al comienzo, donde Freud remarca la orientación unilateral de la medicina moderna: LO ANÍMICO COMANDADO POR LO CORPORAL Y DEPENDIENTE DE ÉL. Era ese un momento en que se habían logrado los mayores avances en el campo de la biología, pero éstos no dejaban de ser progresos que concernían a lo meramente corporal del hombre. Lo humano como “biologizado”. Freud atribuye cierto temor por parte de

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