Reggio Emilia: construir con y para los niños
Enviado por enletrado • 23 de Octubre de 2012 • 1.582 Palabras (7 Páginas) • 468 Visitas
Reggio Emilia: construir con y para los niños
En una entrevista realizada por un medio local, un alcalde de Reggio Emilia explicaba que la experiencia fascista les había enseñado que la gente que se conformaba y obedecía era peligrosa y que, en la construcción de una nueva sociedad, era imperativo guardar, comunicar y mantener la imagen de los niños como personas que pueden pensar y actuar por sí mismas. Loris Malaguzzi, el guía de esta experiencia, decía: "La escuela que construyeron con sus propias manos, debe ser diferente para educar a los niños de diversas maneras -algo que reclamaban especialmente las mujeres-. La ecuación es simple: si los niños tienen verdaderos derechos, entonces deben tener las oportunidades para desarrollar sus inteligencias y poder estar listos para el éxito". Con esto pusieron las bases para la definición acerca de lo que se deseaba para el niño y que continúa presente en cada escuela de Reggio Emilia: una persona con capacidades, potenciales y derechos.
En 1961, Bruno Ciari, colaborador de Loris Malaguzzi, expresó así la misión: "La educación debe liberar la energía y las capacidades de la infancia, así como promover el desarrollo armónico de los niños en todas las áreas: la comunicativa, social, afectiva, y un pensamiento crítico y científico".
Implicaciones de la imagen del niño
Cada uno de nosotros y cada sociedad crean su propia imagen del niño, lo que determina valores, el papel que la sociedad espera del niño y la definición de sus derechos. Esta imagen está ligada a las políticas y prácticas en la educación temprana. Por lo tanto, debemos hacernos algunas preguntas básicas que nos obliguen a reflexionar en la idea fundamental sobre la que nuestro sistema de enseñanza y la sociedad están basados: ¿Quién es el niño? ¿Qué es la infancia? ¿Qué es una "buena" infancia? ¿Cómo aprenden los niños? ¿Cuál es la misión de la institución educativa?
Hay muchas y posibles imágenes del niño, pero hay tres predominantes: El niño como reproductor de conocimiento, identidad y cultura
En esta versión, la imagen del niño es entendida como una vida que comienza, con y desde la nada, como un envase vacío. Así, la educación temprana es el comienzo de un viaje de realización del estado incompleto que es la niñez, hacia la madurez y a la posición humana completa que es la edad adulta; de un potencial incompleto hacia un recurso humano que es económica y socialmente productivo. El niño necesita ser "llenado" con conocimiento, habilidades y con los valores culturales que están ya determinados, socialmente sancionados y listos para ser administrados. La misión de la institución educativa sería la de llenar estos "envases vacíos" lo más rápido y eficientemente como sea posible.
El niño como un ser inocente
Esta imagen del niño refleja la creencia en su capacidad para la autorregulación que, de manera innata, busca la virtud, la verdad y la belleza. Es una visión utópica de la infancia como la edad dorada que es estropeada por la amenaza constante de la corrupción del mundo circundante. El aprendizaje continúa siendo el proceso de transmisión y reproducción que se realiza en el aislamiento a través de la memorización; sin embargo, lo que se transmite y cuando se transmite es controlado para evitar metódicamente la contaminación. La misión de la institución educativa sería construir una forma de ambiente en la que al niño se le ofrecerá protección, continuidad y seguridad al transmitir la información que se considera apropiada.
El niño como un proceso de la naturaleza
En esta visión, el desarrollo del niño se ve como un proceso innato, determinado biológicamente y que sigue las reglas generales. Considera al niño individualmente, sin mirar el contexto, sigue una sucesión uniforme de etapas biológicas que constituyen un sendero a la completa realización o un proceso en escalera hacia la madurez. Las instituciones educativas son lugares donde este proceso sucede de modo ordenado y en donde el progreso se puede medir para poder hacer los ajustes necesarios.
Estas imágenes personifican un niño como un sujeto aislado y fijo que se puede ver y puede ser tratado por separado de las relaciones y del contexto, como un ser débil, pasivo, incapaz, dependiente y aislado.
La propuesta de Reggio Emilia: El niño como co-constructor de conocimiento, identidad y cultura
El niño es un ser extraordinario, complejo e individual que existe a través de sus relaciones con los otros y siempre dentro de un contexto particular. Surge como co-constructor, desde el comienzo de su vida, de conocimiento, cultura y de su propia identidad; es entendido y reconocido como un miembro activo de la sociedad. En palabras de Loris Malaguzzi, se trata de hacerlo "rico en potencial, fuerte, poderoso y competente".
Carlina Rinaldi, pedagoga de Reggio Emilia, comenta: "Uno
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