Romeo Y Julieta
Enviado por karyilu • 28 de Marzo de 2015 • 2.437 Palabras (10 Páginas) • 235 Visitas
Romeo y Julieta
ACTO PRIMERO
ESCENA I
Calle
(CAPULETO, PARIS y un CRIADO)
CAPULETO.- La misma orden que a mí obliga a Montesco, y a nuesfra edad no debía ser difícil vivir en paz.
PARIS.- Los dos sois iguales en nobleza, y no debierais estar discordes. ¿Qué respondéis a mi petición?
CAPULETO.- Ya he respondido. Mi hija acaba de llegar al mundo. Aún no tiene más que catorce años, y no estará madura para el matrimonio, hasta que pasen lo menos dos veranos.
PARIS.- Otras hay más jóvenes y que son ya madres.
CAPULETO.- Los árboles demasiado tempranos no prosperan. Yo he confiado mis esperanzas a la tierra y ellas florecerán. De todas suertes, Paris, consulta tú su voluntad. Si ella consiente, yo consentiré también. No pienso oponerme a que elija con toda libertad entre los de su clase. Esa noche, según costumbre inmemorial, recibo en casa a mis amigos, uno de ellos vos. Deseo que piséis esta noche el modesto umbral de mi casa, donde veréis brillar humanas estrellas. Vos, como joven lozano, que no holláis como yo las pisadas del invierno frío, disfrutaréis de todo. Allí oiréis un coro de hermosas doncellas. Oídlas, vedlas, y elegid entre todas la más perfecta. Quizá después de maduro examen, os parecerá mi hija una de tantas. Tú (al criado) vete recorriendo las calles de Verona, y a todos aquellos cuyos nombres verás escritos en este papel, invítalos para esta noche en mi casa. (Vanse Capuleto y Paris.)
CRIADO.- ¡Pues es fácil encontrarlos a todos! El zapatero está condenado a usar la vara, el sastre la horma, el pintor el pincel, el pescador las redes, y yo a buscar a todos aquellos cuyos nombres están escritos aquí, sin saber qué nombres son los que aquí están escritos. Denme su favor los sabios. Vamos.
CRIADO.- Buenos días. ¿Sabéis leer, hidalgo?
ROMEO.- Ciertamente que sí.
CRIADO.- ¡Raro alarde! ¿Sabéis leer sin haberlo aprendido? ¿Sabréis leer lo que ahí dice?
ROMEO.- Si el concepto es claro y la letra también.
CRIADO.- ¿De verdad? Dios os guarde.
ROMEO.- Espera, que probaré a leerlo. “El señor Martín, y su mujer e hijas, el conde Anselmo y sus hermanas, la viuda de Viturbio, el señor Plasencio y sus sobrinas, Mercutio y su hermano Valentín, mi tío Capuleto con su mujer e hijas, Rosalía mi sobrina, Livia, Valencio y su primo Teobaldo, Lucía y la hermosa Elena.” ¡Lucida reunión! ¿Y dónde es la fiesta?
CRIADO.- Allí.
ROMEO.- ¿Dónde?
CRIADO.- En mi casa, a cenar.
ROMEO.- ¿En qué casa?
CRIADO.- En la de mi amo.
ROMEO.- Lo primero que debí preguntarte es su nombre.
CRIADO.- Os lo diré sin ambages. Se llama Capuleto y es generoso y rico. Si
no sois Montesco, podéis ir a beber a la fiesta. Id, os lo ruego. (Vase.)
BENVOLIO.- Rosalía a quien adoras, asistirá a esta fiesta con todas las bellezas de Verona. Allí podrás verla y compararla con otra que yo te enseñaré, y el cisne te parecerá grajo.
ROMEO.- No permite tan indigna traición la santidad de mi amor. Ardan mis verdaderas lágrimas, ardan mis ojos (que antes se ahogaban) si tal herejía cometen. ¿Puede haber otra más hermosa que ella? No la ha visto desde la
creación del mundo, el sol que lo ve todo.
BENVOLIO.- Tus ojos no ven más que lo que les halaga. Vas a pesar ahora en tu balanza a una mujer más bella que ésa, y verás cómo tu señora pierde de los quilates de su peso, cotejada con ella.
ROMEO.- Iré, pero no quiero ver tal cosa, sino gozarme en la contemplación
de mi cielo.
ESCENA II
En casa de Capuleto
(La señora de CAPULETO y el AMA)
SEÑORA.- Ama, ¿dónde está mi hija?
AMA.- Sea en mi ayuda mi probada paciencia de doce años. Ya la llamé. Cordero, Mariposa. Válgame Dios. ¿Dónde estará esta niña? Julieta...
JULIETA.- ¿Quién me llama?
AMA.- Tu madre.
JULIETA.- Señora, aquí estoy. Dime qué sucede.
SEÑORA.- Sucede que... Ama, déjanos a solas un rato. .. Pero no, quédate.
Deseo que oigas nuestra conversación. Mi hija está en una edad decisiva.
AMA.- Ya lo creo. No me acuerdo qué edad tiene exactamente.
SEÑORA.- Todavía no ha cumplido los catorce.
AMA.- Apostaría catorce dientes (¡ay de mí, no tengo más que cuatro!) a que
no son catorce. ¿Cuándo llega el día de los Angeles?
SEÑORA.- Dentro de dos semanas.
AMA.- Sean pares o nones, ese día, en anocheciendo, cumple Julieta años.
¡Válgame Dios! La misma edad tendrían ella y mi Susana. Bien, Susana ya está con Dios, no merecía yo tanta dicha. Pues como iba diciendo, cumplirá catorce años la tarde de los Angeles
SEÑORA.- Basta ya. Cállate, por favor te lo pido.
AMA.- Me callaré, señora
JULIETA.- Cállate ya; te lo suplico.
AMA.- Bueno, me callaré. Dios te favorezca, porque eres la niña más hermosa que he criado nunca. ¡ Qué grande sería mi placer en verla casada!
JULIETA.- Aún no he pensado en tanta honra.
AMA.- ¡Honra! Pues si no fuera por haberte criado yo a mis pechos, te diría que habías mamado leche de discreción y sabiduría.
SEÑORA.- Ya puedes pensar en casarte. Hay en Verona madres de familia menores que tú, y yo misma lo era cuando apenas tenía tu edad. En dos palabras, aspira a tu mano el ga llardo Paris.
AMA.- ¡Niña mía! ¡Vaya un pretendiente! Si parece de cera.
SEÑORA.- No tiene flor más linda la primavera de Verona.
AMA.- ¡Eso una flor! Sí que es flor, ciertamente.
SEÑORA.- Quiero saber si le amarás. Esta noche ha de venir. Verás escrito en su cara todo el amor que te profesa. Fíjate en su rostro y en la armonía de sus facciones.
SEÑORA.- Di si podrás llegar a amar a Paris.
JULIETA.- Lo pensaré, si es que el ver predispone a amar. Pero el dardo de mis ojos sólo tendrá la fuerza que le preste la obediencia. (Entra un Criado.)
CRIADO.- Los huéspedes se acercan. La cena está pronta. Os llaman. La seño rita hace falta. En la cocina están diciendo mil pestes del ama. Todo está dispuesto. Os suplico que vengáis en seguida.
SEÑORA.- Vámonos tras ti, Julieta. El Conde nos espera.
AMA.- Niña, piensa bien lo que haces.
ESCENA III
Calle
(ROMEO, MERCUTIO, BENVOLIO y máscaras con teas encendidas)
ROMEO.- ¿Pronunciaremos el discurso que traíamos compuesto, o entraremos
sin preliminares?
BENVOLIO.- Nada de rodeos. Para nada nos hace falta un Amorcillo de latón
...