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Tradición posmoderna


Enviado por   •  6 de Octubre de 2011  •  Ensayo  •  575 Palabras (3 Páginas)  •  547 Visitas

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do

Alí Víquez Jiménez

San José: Editorial Costa Rica, 1998, 90 páginas

En 1994, para la publicación Algunos se hacían dioses, le pedí a David Maradiaga el favor de que prologara mi libro, que yo mismo encontraba un poco difícil, para que los futuros lectores tuvieran una voz cuerda que los guiara de algún modo en la lectura de semejante espécimen. David leyó los cuentos y me hizo algunas sugerencias de viva voz, todas válidas pero tardías, y algunas reconvenciones en el texto del prólogo, la principal de las cuales era lo tibio que lo dejaba la primera pieza del libro, que se llamaba El Laberinto y que consideraba una "introducción borgiana". No se lo dije, porque nada hubiese cambiado, pero yo no había aún leído nada de Borges, una grotesca deficiencia en mi educación literaria que solvente luego a causa de su comentario. Mi vergonzosa excusa no resolvía nada, de todos modos, porque parecía que los laberintos, desde mediados del siglo veinte, le pertenecían todos a Borges. Lo mismo sucedía con las historias policíaco metafísicas, las reseñas literarias falsas, las bibliotecas, los espejos, los tigres, las máscaras, las peleas a cuchillo, el nombre de dios y los adverbios quizá y acaso. Las colecciones de cuento El Aleph y Ficciones yacen en el medio del siglo XX como un inmenso hoyo negro que atrapa ideas y símbolos que ya nunca logran escapar. Si la idea del laberinto remitía originalmente a Knossos, luego de Borges el laberinto remite primero que nada a Borges, y desafortunadamente, por la estatura e influencia de Borges, no saber eso es hoy es desafortunadamente una ingenuidad literaria.

Borges es, según parte de la crítica, uno de los autores fundantes de la tradición posmodernista y es, sin duda, un autor que ha influenciado a casi todos los grandes escritores latinoamericanos posteriores a él. Tan grande se había hecho Borges que cuando Gombrowicz se iba de Argentina, gritó desde la borda del barco "Maten a Borges", como advirtiendo que sin ese parricidio inicial, la literatura latinoamericana ya no lograría avanzar.

Alí Víquez, no es diferente en esto a otros autores latinoamericanos, Borges lo había impactado, pero menos ingenuo de lo que uno podría esperar en un autor novato, en su primer libro de cuento, A medida que nos vamos conociendo, Víquez reconoce la deuda desde el epígrafe y se cura en salud con un irónico divertimiento borgesiano que trata, precisamente, sobre Borges.

El narrador del cuento decide que debe ir a Buenos Aires a conocer a Borges. Viaja, tiene un encuentro cercano con la muerte en el vuelo de ida y ya en Buenos Aires, conoce a Borges, pero no del modo que esperaba, sino de uno mejor, más apropiado para el autor de Las Ruinas Circulares y de Borges y Yo, y lo que nos sorprende de este cuento pequeño que es un homenaje no es la competente revista de la temática borgesiana1, sino el acercamiento al

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