Viaje A Papantla

Llegar a Papantla después de un viaje de 6 horas fue algo bueno y malo a la vez. Bueno porque después de estar sentada tanto tiempo mis piernas ya se habían cansado, mal porque tuve que soportar ciertos inconvenientes al bajar del camión. Durante el camino descubrí lo hermosos que son algunos trayectos para llegar algún punto de otra ciudad. Mientras íbamos en el camión pasamos por un hermoso mar, que era tan azul que pensabas que lo acababan de pintar, aunque a veces pienso que ese azul lo logré notar gracias a otras cosas que rondaban por mi cuerpo en ese momento. Al llegar a Papantla la gente se emocionaba les daba gusto ver como cientos de personas llegaban, yo sé que esa felicidad era gracias a que por nosotros los turistas tendrían mucho más ingresos en ese mes que en cualquier otro, pero aun así ellos se veían felices.

El clima era de lo mejor, era húmedo, un poco soleado pero ese sol no quemaba. La gente era perfecta, habían tantas personas que te podías perder en un abrir y cerrar de ojos. Era muy bonito poder observar como en un lugar tanta gente se podía reunir y que justo en esos momentos todos eran iguales. Era un lugar tan cultural con cierta magia, te daban ganas de quedarte ahí un muy buen rato y observar cómo se llevaban todos. Después de acampar empezó la fiesta, todos comenzamos a platicar y beber un poco, ya que esto era lo que amenizaba un poco más el ambiente y así transcurrieron las horas hasta que decidimos ir a caminar. En el transcurso una señora se acercó y me leyó la mano, yo no creo en eso pero eran tan acertadas las cosas que me dijo que no me quedo más que darle las gracias y salir corriendo, no sabía si de miedo o de pensar que le tenía que dar 400 pesos después de que ella realizará su trabajo. Al llegar la noche y disfrutando el paisaje era algo que no se puede explicar, las estrellas nos acompañaban, la fogata nos alumbraba y la música era de lo mejor. Escuchar a Caifanes a lo lejos, el que comenzarán con “Aquí no es así” y terminaran con “La Negra Tomasa” canción que será mi preferida de toda la vida. Después de que termino el concierto fuimos a un rave, donde todos se dejaban llevar por un momento, lo más importante era bailar y dejarse ir. Las luces y la música eran perfectas, de repente todos se volvían uno mismo y compartían el mismo gusto: disfrutar. A las 5:00 am decidimos que era tiempo de descansar, después de tanta entrega necesitábamos reposar nuestro ser.

Día 2

Para el segundo día y con tan solo dormir 3 horas decidimos seguir nuestro camino, tomamos nuestras cosas y visitamos las ruinas. Fue ese momento en el que estás en el presente pero por un segundo vives en el pasado, caminas y sientes como es que nuestros antepasados estuvieron ahí. Como fue que ellos formaron todo lo que es hoy en día y como es que tenemos que respetarlo. Después de eso, emprendimos nuestro viaje de regreso no sin antes pasar a Costa Esmeralda.

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