Émile Durkheim
Enviado por rodrigoevil • 5 de Septiembre de 2012 • 391 Palabras (2 Páginas) • 503 Visitas
Puede decirse que Émile Durkheim despertó en el gran público el interés por la Sociología. Reconoció la importancia de Comte como fundador de la Sociología y coincidirá con él en el deseo de aplicar un método científico a la Sociología. Sin embargo, no aceptará el dogmatismo con el que Comte presentaba su ley de los tres estados.
Sus obras más importantes fueron: La división del trabajo social, Las reglas del método sociológico, El suicidio y Las formas elementales de la vida religiosa.
En la División del trabajo social, analiza la relación que existe entre dos formas de solidaridad: mecánica y orgánica. La solidaridad mecánica es aquella en la que existe una integración muy fuerte, imponiéndose las ideas del grupo por encima del individuo. Esta solidaridad es característica de comunidades antiguas o muy pequeñas. En ellas se desarrolla una fuerte conciencia colectiva y se acentúan las semejanzas entre los individuos por encima de sus diferencias.
La solidaridad orgánica se extiende en las sociedades contemporáneas. Se basa en la diferenciación entre los individuos que emerge tras la división del trabajo. En estas sociedades se destacan las diferencias entre las personas y se debilita la conciencia colectiva. Sin embargo, no llega a desaparecer la cohesión social debido a que la división del trabajo provoca una dependencia mutua entre las personas. En estas sociedades la interacción es necesaria, pero, al mismo tiempo, se favorece la autonomía de cada persona.
No obstante, en las sociedades contemporáneas, Durkheim encuentra algunas formas de malestar procedentes de la división del trabajo. Entre ellas destacará la gran extensión del egoísmo que analizará en su obra sobre El suicidio. En esta obra señala que el egoísmo es el principal responsable de la falta de integración social y también del suicidio. A su vez, la causa del egoísmo es la desmoralización o desacralización de las sociedades contemporáneas. Es decir, la pérdida de unos valores comunes que cohesionen a las sociedades.
Ante la desacralización del mundo moderno se podrían imaginar dos soluciones: La primera sería una vuelta a los tradicionales principios sagrados, algo que difícilmente ocurrirá. La segunda consistiría en buscar nuevos principios sagrados. Durkheim cree que esto es posible porque algo parecido ya ocurrió con la Revolución francesa. Se trata de buscar una moral laica basada en tres ideas principales: un gran espíritu de disciplina, una adhesión a los grupos sociales y la autonomía de la voluntad
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