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10 Cuentos Ecológicos


Enviado por   •  2 de Octubre de 2014  •  2.075 Palabras (9 Páginas)  •  544 Visitas

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El agua del pozo

Un día lluvioso el agua que caía llenó un pozo que hacía tiempo que estaba seco. Cuando estuvo Ilenito, dijo al agua:

-¿Por qué me llenaste?

-Porque te vi tan seco que prometí que cuando Iloviera te Ilenaría-

Poco a poco el agua se iba transformando en vapor de agua para luego volverse nube. Y el Pozo preguntó:

-¿ Por qué te vas al cielo, agua?

-Porque el sol, el rey del cielo, me evapora para convertirme en nube blanca, como las demás que estári allá, arriba.

Cuando ya el agua estuvo en el cielo, sucedió algo sorprendente: un eclipse de sol. El día se volvió noche y empezó a llover muy fuerte.

El pozo quedó convertido en un hermoso lago azul, tan azul como el cielo, y se llenó de cisnes, patos, ranas y sapos. En el fondo crecieron muchas plantas acuáticas.

Todos los animales que llegaron al lago para vivir en él o para calmar la sed, vivieron muy felices por toda su vida.

El arco iris

En un pueblecilo que no tenia nombre, muy lejos de la ciudad, hacia tempo que no llovía.

Los ríos Se Secaban, los peces morían y algunos animales, tales como los conejos, los gatos y los perros, se echaban en la paja seca, jadeantes

Los habitantes del pueblo estaban tristes y preocupados y se querían ir para la ciudad.

Pero un día el cielo se 1lenó de nubarrones, el clima enfrió y de repente ernpezó a llover. A las pocas horas de esa larga lluvia se vieron siete brillantes colores en el cielo,

"¡0h! ¿Qué sera eso?". Se asustaron un poco, pero todo se veía tan hermoso que se alegaron mucho.

Y a esos colores del aire le Ilamaron "arco iris"

Los habitantes del pueblo se contentaron y ya no pensaron en irse a la ciudad.

Los árboles estaban muy verdes y los animales se veían corretear, felices,

Los habitantes del pueblo quisieron llamar a ese lugar "Arco Iris"

El conejo Conservacionista

Había una Vez un Conejo Muy hacendoso y responsable, que habitaba en el bosque, y se preocupaba de mantenerlo todo muy limpio.

Pero un día las cosas cambiaron. La gente empezo a ensuciar el bosque y el conejo se puso tristísimo.

Pasó su amigo el venado, Y le preguntó: -¿Qué, te pasa, amigo?

- Que estoy triste porque la gente no quiere matener limpio el bosque.

- Cuenta Conmigo, amigo Conejo, que yo ayudare.

-Tengo una idea, amigo venado. Busca un marcador para mañana, que yo me encargaré de la madera. Nos veremos mañana.

Al día siguiente et conejito estaba ansioso por empezar el trabajo. El venado Ilegó a la hora convenida.

-¡Hola! -dijo alegre-, ya traje el pedido.

-Muy bien. Comencemos a trabajar. Haremos carteles en estas tablitas que prepare", para que, los hombres cumplan con ciertas normas sobre el cuido del ambiente,

Trabajaron por largo tiempo, y cuando estuvieron listos los carteles, los colgaron de los árboles. Alegres, se fueron a descansar. El conejo a su madriguera y el Venado, bosque adentro.

Pero unos hombres desalmados que estuvieron por el bosque arrancaron los carteles y dijeron: "¿Para qué Conservar la naturaleza?"

Al día siguiente el conejo observó los carteles en el piso y se entristeció mucho. Desanimado, exclamó: "¡Para qué cuidar la naturaleza, si todos la destruyen!".

Unos niños que lo escucharon le contestaron:

-Tenemos que cuidar la naturaleza, pues si no, Venezuela será un fracaso.

El conejo volvió a colgar los afiches. Estos decían:

¡QUE LINDA ES LA NATURALEZA CONSERVADA!. ¡AYUDANOS A CONSERVAR LA NATURALEZA! ¡CONSERVAR LA NATURALEZA ES PROBLEMA DE TODOS!

El morrocoy afortunado

Una mañanita clara y fresca un morrocoy muy hambriento buscaba qué comer. Pero nada encontró en la sabana. Decidió entonces entrar al bosque. No había caminado mucho cuando topó con un cachicamo que paseaba feliz. Y empezaron a conversar:

-¡Hola, don Cachicamo! ¿Cómo está usted hoy?, le dijo el morrocoy, tristemente.

-¡Muy bien, don Morrocoy! Gracias, ¿y usted?

-Yo estoy muy mal, pues no hallo qué comer.

-No se preocupe. Siga adelante por ese camino y encontrará un conuco sembrado de ricas auyamas

El morrocoy se alegró. Caminó más y más rápido y ya agotado, a duras penas se sostenía en sus patas cuando divisó el conuco.

De reojo vio que el conuco estaba lleno de animales: venados, acures, lapas... ¡y una linda morrocoya!

Entró y devoró cuanta auyama pudo comer, sin prestar atención a los animales. Cuando terminó, satisfecho, se dirigió a la morrocoya así:

-¡ Hola, preciosura! ¿Cómo estás?

Y la morrocoyita, extrañada ante tanta confianza, respondió:

-Muy bien, gracias. ¿Y usted?

-Nunca me había sentido mejor,

-¿Por qué dice eso, joven?

-Porque comí hasta reventar y conocí a una joven tan bonita como usted. Me siento emocionado, porque creo que me he enamorado muy rápido.

-¿Acaso no tienes novia, ni esposa?, dijo la morrocoya, interesada.

-No, primera vez que veo una joven que me guste tanto y desearía casarme contigo. Y la miraba con sus ojos adormilados.

-Bueno.., este... Yo tampoco tengo novio... Así. que te acepto como esposo.

Así fue como el morrocoy fue feliz y nunca más pasó hambre y después de un tiempo, ambos tuvieron lindos hijitos.

El río y el sol

En una hermosa Mañana, dos buenos amigos: el Río y el Sol, dialogaban muy tranquilamente:

-¡Mira, hermano Río, esos pescadores! ¡Cómo te están contaminando!

Y el río se dirigió a los pescadores: -¿Por qué contaminan la naturaleza?

-Tú no eres la naturaleza, contestaron los pescadores de mal modo - y no sirves para nada.

-¡Claro que sirve!, intervino el Sol, pero los pescadores no le hicieron caso y siguieron contaminando el río con el aceite de los motores de sus lanchas y otros desperdicios que ensucian las aguas.

Tanto el río como su amigo el Sol trataron de buscar una solución posible. Así que dijo el Sol al Río:

-Tengo una idea para que los pescadores note contaminen, querido amigo. He pensado hablar con ellos mañana cuando vengan y sí no dejan de molestarle les quemaré el barco con mis rayos.

A la mañana siguiente llegaron los pescadores de nuevo, asustando a los peces con el ruido de sus motores y derramando aceite en las aguas.

El Sol se

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