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ANESTESIA


Enviado por   •  10 de Mayo de 2014  •  6.500 Palabras (26 Páginas)  •  247 Visitas

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HISTORIA Y PRINCIPIOS DE LA ANESTESIOLOGÍA

El proceso de la anestesiología como una esecialidad medica ha facilitado el éxito de procedimientos quirúrgicos modernos y coplejos. Mas alla de la reducción del estado de conciencia y de la creación de un campo quirúrgico quiescente, la anestesiología aplica principios de la fisiología, fisiopatologías y farmacología para controlar y reducir el riesgo quirúrgico, conservar la homeostasia, atenuar la reacción al estrés quirúrgico y proveer analgesia.

HISTORIA E LA ANESTESIA QUIRURGICA

La anestesia antes de 1846. Los procedimientos quirúrgicos previos a ese año no eran muy frecuentes. Se tenían conocimientos rudimentarios relativos a la fisiología de las enfermedades, y a los fundamentos para tratarlas mediante procedimientos quirúrgicos. Se sabia muy poco acerca de la asepsia y de la prevención de las infecciones de heridas en general. Ademas, la falta de anestesia adecuada era el obstáculo de mayor importancia. A causa de todos estos factores, se intentaban muy pocas operaciones, y la muerte del paciente era muy frecuente. De manera característica, la intervención quirúrgica era de naturaleza urgente; por ejemplo, amputación de una extremidad en caso de fractra expuesta o drenaje de un adsceso. No era posibles ni la diseccion delicada ni las técnicas cuidadosas en sujetos enn quienes no se lograba un alicio del dolor correcto.

Se contaba con algunos medios para intentar el alivio del dolor quirúrgico, que en realidad se habían utilizado desde tiempos remotos. Brindaban cierto consuelo sustancias, como alcohol, hachís y derivados del opio, por vía oral. En ocasiones se usaban métodos físicos para producir analgesia, como el cubrir una extremidad con hielo o generar isquemia con un torniquete. La perdida del conocimiento ausada por un ggolpe en la cabeza o por estrangulación odrecia cierto alivio del dolor, aunque a un costo muy alto. Sin emargo, el método mas usual para lograr un campo quirúrgico relativamente inmóvil era tan solo sujetar al paciente por la naturaleza.

No debe asombrar que la intervención quirúrgica se consideraba como ultimo recurso.

Aunque durante años eran conocidas para algunos las propiedades analgesicastanto de l oxido nitroso como el éter dietilico, estas sustancias no se utilizaban con fines médicos. Priestley sintetizó el oxido nitroso en 1776, y tanto el como Humphry Davy comentaron cerca de 20 años después sus propiedades anestésicas (Faulconer y Keys, 1965). De hecho, Davysugirió que “probablemente pueda usarse con provecho durante las intervenciones quirúrgicas en las que no hay gran perdida de sangre”. Pasaron otros 20 añis antes de Michael Faraday describiera que la inhalación del éter dietílico tenía efectos semejantes a los del oxido nitroso. Sin embargo, salvo para su inhalación en exhibiciones de carnaval o para producir “exaltación” en los “jolgorios del éter”, estos fármacos no se usaron en seres humanos hasta mediados del siglo XIX.

Greene (1971) presento un análisis de los motivos para la introducción de la anestesia en el decenio de 1840. El momento era oportuno, puesto que la preocupación por el bienestar de los semejantes, una actitud humanitaria, era mayor que un siglo antes. “En tanto se siguiera quemando a las brujas de Salem, la anesttesia no podría descubrirse a 20 millas de ahí, en Boston”. Aunque la preocupación humanitaria se extendió al alivio del dolor, la química y a medicin habían progresado a la par, al grado en que era posible preparar un fármaco químicamente puro, para utilizarlo luego con cierto grado de seguridad. Esto significaba también que crecía el espíritu inquisitivo, el esfuerzo por mejorar la condición humana.

Demostración pública de la anestesia con éter:

Los dentistas fueron profesonales clave en el inicio del uso tanto del éter dietílico como del oxido nitroso para l anestesia. Ellos, más que los médicos, estaban en contacto diario con personas que padecían dolor; en muchos casos ellos mismos lo causaban como parte de su trabajo. Fue en un espectáculo teatral donde el odontólogo Horace Wells observo que uno de los participantes, aun bajo el influjo del oxido nitroso, se autoinflingia una lesión sin sentir dolor. Al día siguiente, Wells, mientras respiraba oxido nitroso, hizo que un colega le extrajera uno de sus propios dientes sin dolor. Poco después, en 1845, Wells intentó demostrar su descubrimiento en el Massachusetts General Hospital de Boston. El paciente gritó durante la operación por lo que se considero que esta demostración habían sido un fracaso, William T.G. Morton, dentista de Boston (y estudiante de medicina), estaba familiarizado con el uso del oxido nitroso por su vinculación previa con Horace Well. Morton se percato de los efectos anestésicos del éter, consideró que era más promisorio y práctico con él en animales y, a continuación, en sí mismo. Por último, solicitó persmiso para demostrar en publico la utilización de este fármaco coo anestésico quirúrgico.

El relato de esta demostración clásica, efectuada en 1846, se ha hecho incontables veces. La sala de operaciones (cúpula de éter) del Massachusetts General Hospital se conserva como una reliquia en memoria de la primera demostración publica de la anestesia quirúrgica. En la galería de esta sala se habían reunido espectadores escépticos, por haberse difundido la noticia de que un alumno de segundo año de medicina había ideado un método para eliminar el dolor quirúrgico. Se introdujo en la sala al paciente, Gilbert Abbott, y el doctor Warren, el cirujano, espero vestido en su ropa formal de día; nada se sabía en esos días de batas, mascarillas ni guantes quirúrgicos, como tampoco de asepsia quirúrgica ni del origen bacteriano de las infecciones. Todo el mundo estaba listo y la expectativa, incluso los musculosos sujetos que sujetarían al forcejudo paciente, pero Morton no aparecía. Pasaron 15 min y el cirujano que se estaba impacientando tomó el bisturí, y dirigiéndose al publico presente en la galería dijo: “Como el doctor Morton no llega, supongo que tendrá algún otro compromiso”. Mientras el publico sonreía y el paciente se contraía de miedo, el cirujano se dispuso a realizar la incisión. Fue en ese momento cuando entro Morton: le había demorado la necesidad de terminar un aparato con el que se proponía administrar el éter. Warren dio un paso atrás y señalando a la persona atada a la mesa de operaciones, se dirigió a Morton: “Bueno, señor, su paciente está listo”. Sin inmutarse ante un auditorio silencioso y hostil, Morton puso manos a la obra. Despues de unos cuantos minutos de inhalación del éter, el sujeto había perdido el conocimiento. Entonces Morton levantó la cabeza y dijo: “Doctor Warren, su paciente

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