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APARATO RESPIRATORIO.


Enviado por   •  3 de Abril de 2016  •  Resumen  •  1.950 Palabras (8 Páginas)  •  257 Visitas

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APARATO RESPIRATORIO[pic 1]

Respiración

Respirar no es sólo "aspirar" aire, sino todos los procesos que intervienen en la liberación de energía dentro del organismo. A través de la sangre, el oxigeno llega a las células de todos los tejidos, que lo necesitan para desintegrar sustancias, como los hidratos de carbono y las grasas, de las que obtienen energía. El ritmo de esta función varía según la actividad que se realice.

En una respiración tranquila, un adulto normal utiliza 8000 ml de aire por minuto, pero cuando toma un autobús a la carrera consume mucho más, ya que los músculos del cuerpo trabajan más intensamente y es necesario oxidar más combustible para disponer de la energía precisa.

La respiración transporta el oxigeno desde la atmósfera hasta la hemoglobina, en el interior de los hematíes, y el dióxido de carbono desde el plasma a la atmósfera. En este proceso, las concentraciones gaseosas en la sangre deben mantenerse siempre dentro de unos estrechos márgenes vitales para la salud.

El grado de intercambio gaseoso va desde el mínimo para mantener el funcionamiento del cuerpo hasta el necesario para realizar una actividad enérgica, lo que exige una gran capacidad de reserva. Por otra parte debe mantenerse un equilibrio constante entre el ritmo y la profundidad de la respiración y el flujo sanguíneo a través de los pulmones. Estas necesidades se satisfacen gracias a los alvéolos, en cuya superficie el aire entra en contacto con la sangre con ayuda de un complejo sistema de nervios sensitivos y motores que controlan la ventilación pulmonar y el flujo sanguíneo.

Los órganos respiratorios[pic 2]

El aparato respiratorio comprende las vías respiratorias superiores, situadas en la cabeza y el  cuello; los pulmones, con sus propias vías y su sistema arterial, venoso, linfático y nervioso, y la caja torácica con sus huesos y músculos, entre los que destaca el diafragma.

La nariz y la boca constituyen las vías respiratorias superiores. Se unen en la parte posterior, donde el paladar blando actúa como una puerta oscilante para cerrar una u otra cavidad.

La nariz está revestida en su interior por pelos, células ciliadas y una membrana mucosa, que filtran y eliminan los elementos irritantes y la suciedad del aire. Los cilios son "pelillos" flageliformes que sobresalen de la superficie celular.

Se mueven al unísono en un medio  líquido para impulsar el moco y las partículas capturadas hacia la garganta, donde se tragan. Los espacios, o senos, situados en las bases de los pómulos y de la frente, revestidos también por una membrana mucosa y células ciliadas, se abren en la cavidad nasal. La boca tiene asimismo una cubierta mucosa. El aire que entra por ella o por la nariz se humedece, el polvo y, otras partículas quedan atrapadas,  y antes de entrar en los pulmones, se calienta.

Inmediatamente después de la unión de la cavidad oral y nasal, las vías respiratorias atraviesan la laringe, a la que sigue el esófago o conducto alimenticio. Al tragar, una membrana cartilaginosa, la epiglotis, cierra la parte superior de la laringe e impide que los alimentos y líquidos penetren por donde no deben. A continuación de la laringe está la tráquea, un tubo único y amplio que se divide en dos bronquios principales -izquierdo y derecho- a nivel del ángulo superior del esternón. Junto con las arterias pulmonares izquierda y derecha, los bronquios penetran en los pulmones y en seguida se subdividen en bronquios secundarios más pequeños, uno para cada lóbulo pulmonar.[pic 3]

El pulmón izquierdo tiene dos; el derecho, tres. 

La ramificación prosigue y las vías respiratorias van haciéndose cada vez más finas hasta acabar en bronquiolos y, por último, en bronquiolos termínales.

Este "árbol" bronquial distribuye el aire en unos treinta mil chorros diferentes en la zona de intercambio gaseoso. El aire contenido en las vías respiratorias al final de una inspiración no toma parte en d intercambio gaseoso y se le considera "espacio muerto". Este aire, que debe volver a exhalarse, supone unos 100 o 200 mI.

Las cinco primeras divisiones de los bronquios se mantienen abiertas mediante cartílagos y están revestidas por una membrana mucosa.

En la zona de intercambio gaseoso del pulmón, los bronquiolos  comienzan a presentar en sus paredes pequeños sacos de alvéolos. A medida que prosiguen las divisiones, van apareciendo más alvéolos hasta que, al final, son tantos que forman racimos. Los dos pulmones de un adulto contienen unos 300 millones de alveolos, con una superficie total de hasta cincuenta veces la de todo el cuerpo. Cada bronquio y bronquiolo van acompañados por una rama de arteria pulmonar que se convierte en capilar al llegar a los alvéolos. Estos capilares forman un entramado en ambas paredes alveolares.

Tan sólo dos capas separan la sangre del aire. Una de ellas cubre el capilar, y la otra el alvéolo. En medio hay una cantidad variable de tejido conectivo. Todo esto supone un grosor de aproximadamente 0,01 mm por el que tienen que pasar, en sentidos contrarios, el oxígeno y el dióxido de carbono.

Las arterias pulmonares transportan sangre venosa carente de oxígeno desde el lado derecho del corazón a los pulmones. Allí se carga de oxígeno y regresa a través de las tributarias de las venas pulmonares hacia el lado izquierdo del corazón. El corazón bombea la sangre oxigenada a los distintos órganos del cuerpo (incluidos los pulmones, regados por un grupo propio de arterias bronquiales). También hay un intercambio de líquidos tisulares, avenados mediante los canales linfáticos desde los pulmones a los ganglios, situados cerca del origen de los bronquios principales.

Los pulmones se encuentran protegidos por una membrana brillante, o pleura, que recubre también la superficie interna de la pared torácica.

Entre cada membrana pleural existe un espacio estrecho, la cavidad pleural; que contiene una pequeña cantidad de líquido. Este actúa como lubricante e impide que las superficies del pulmón y de la pared torácica se adhieran durante la respiración. En la pleuresía, enfermedad muy dolorosa, las membranas se inflaman tanto que rozan entre sí durante la respiración.

Incluso con este sistema tan bien organizado, sin actividad muscular no podríamos respirar.

Los músculos que intervienen en la respiración están situados entre las costillas (músculos intercostales) y entre el tórax y el abdomen (diafragma).

El trabajo de dichos músculos consiste en colaborar en la toma de aire o inspiración y en su expulsión o espiración.

Para que el aire penetre en los pulmones, la presión en su interior tiene que ser inferior a la atmosférica, lo que exige aumentar el volumen pulmonar. Los músculos crean una presión negativa o vacío parcial entre la pleura de la pared torácica y la que cubre los pulmones. El diafragma se contrae, y los músculos intercostales desplazan las costillas hacia delante y hacia arriba. El tamaño de la cavidad torácica aumenta, la presión desciende, y los pulmones se ven succionados por el vacio parcial. Entonces, el aire pasa a través de la nariz y la boca hasta los 300 millones de alvéolos.

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