Acoso callejero ensayo
Enviado por Macarena Olivos Aracena • 24 de Octubre de 2017 • Ensayo • 2.025 Palabras (9 Páginas) • 2.516 Visitas
Acoso Callejero
Una temática central dentro de la violencia de género en una sociedad patriarcal es el acoso verbal o sexual callejero. Hoy en día es un tema poco investigado o debatido, que llega a ser casi invisibilizado y naturalizado pese a que es un problema, a la vez una violencia que sufren todos los días las mujeres de nuestro país.
El acoso callejero se define como una forma de acoso sexual que se manifiesta a través de comentarios indeseados, silbidos, miradas acosadoras y acciones similares de parte de extraños y en espacios y zonas públicas, como por ejemplo, la calle, en el transporte, en el mall, universidades, plazas. Son acciones unidireccionales, es decir no son consentidas por la víctima y quien acosa no tiene interés en entablar una comunicación real con la persona agredida.
Cabe destacar dos conceptos muy relevantes que se repiten a la hora de analizar el acoso callejero: el machismo y el patriarcado.
El machismo implica una posición de superioridad del hombre por sobre la mujer, actitud que muchas veces se vive con completa normalidad, pues es común en el diario vivir de muchas mujeres, en distintas situaciones cotidianas de la vida, en donde se ve demostrado que el hombre es “superior” que la mujer.
La mujer y el hombre se posicionan en lugares distintos, el hombre como patriarca tiene muchas veces el dominio de la mujer y tiende a creerse superior, dar órdenes y suele estar acostumbrado a que se realice lo que él dice, como también que se haga lo que él quiere.
El patriarcado podría definirse como un sistema de relaciones político-sociales en el que se construyen diferentes espacios, públicos y privados, con la fijación de roles de género, que posicionan a mujeres y hombres en lugares distintos. El término patriarca viene del griego y combina dos términos, mandar y padre.
Una de las grandes consecuencias de esto es que la mujer se ha dedicado a la maternidad de manera exclusiva, produciéndose además la división del trabajo productivo con el reproductivo. Anteriormente la mujer desarrollaba sus actividades en el hogar, es decir en un ámbito privado, y el hombre desarrollaba su trabajo en el ámbito público, esto ha causado la división cultural entre ambos géneros, otorgándoles diferentes valores.
La violencia de género, y dentro de ella la violencia contra la mujer: “sigue siendo una realidad diaria para las mujeres de la región: en la calle, en las escuelas, en el trabajo (…). La violencia se utiliza de manera rutinaria para callar, oprimir, sujetar y matar a las mujeres (…) afecta la realización de (sus) derechos (…) - su salud, su potencial económico, su participación en la política y su contribución a la sociedad en general- y es un obstáculo al desarrollo humano, a la democracia y a la paz en los estados de la región” (MESECVI, 2012:9).
Es por esto, que el género femenino se ha estigmatizado muchas veces como el sexo débil, y el hombre como el sexo fuerte, esto ha llevado al hombre a ver a la mujer muchas veces cómo un objeto del que pueden abusar, pasar a llevar y no respetar en ningún aspecto de sus vidas, la violencia contra las mujeres es producto del machismo patriarcal, dentro de la violencia que existe en nuestro país por parte de los hombres hacia las mujeres, es el acoso sexual callejero un tema interesante de abordar, y que actualmente está siendo muy comentado en los medios de comunicación.
El acoso callejero se vincula a la “coquetería” y sexualidad. Quienes acostumbran a acosar, deben comprender que han confundido la coquetería y galantería con violencia sexual.
Hoy en día el acoso callejero es bastante común y ha llegado a ser una conducta normal cuando las mujeres caminan por la calle y son observadas, perseguidas por la voz masculina en una lluvia de piropos y halagos que las hace sentir incómodas.
Las prácticas de acoso sexual callejero son sufridas de manera sistemática, en especial por las mujeres, aproximadamente desde los 12 años, cuando se encuentran en un proceso de maduración y desarrollo físico, lo que puede generar traumatización no sólo por hechos de acoso especialmente graves, sino por su recurrencia.
Este tipo de acoso molesto y no deseado por las mujeres, se caracteriza por conductas por parte del agresor tales como miradas lascivas, silbidos, besos, bocinazos, jadeos y otros ruidos, gestos obscenos, comentarios sexuales, fotografías o grabaciones del cuerpo con connotación sexual, persecución, tocaciones, arrinconamiento, masturbación y exhibicionismo.
Esta práctica puede generar un impacto psicológico negativo, estos efectos del acoso se ven en diversas conductas que la víctima del acoso tiende a cambiar, tales como cambiar el recorrido habitual por temor a encontrarse con el agresor, modificar sus horarios al transitar por el espacio público, temen salir a la calle solas, por lo que van en compañía de otras personas y modifican su forma de vestir.
“Queremos ampliar la concepción de violencia contra la mujer y una de las manifestaciones de violencia que en nuestro país no solo no se debate en materia de agenda pública, sino que no se condena, es precisamente el acoso sexual callejero que viven en mucho mayor magnitud las mujeres, pero que también afecta a hombres “, comentó Claudia Pascual, ministra de Sernam, el miércoles Bertinº. (2015)
El acoso callejero no es culpa de la víctima, ya que todas las personas tienen derecho a caminar libremente y con la confianza de no sentirse violentados. No hay excusas ni justificación para este tipo de acciones, es violencia de género en un espacio público ya que a la vez refleja la desigualdad de poder entre hombres y mujeres.
Para muchos el piropo en la calle por parte de una persona desconocida, es parte de un rasgo cultural del “ser chileno”, por lo que es inevitable que no suceda, y las mujeres se acostumbran a éste suceso por lo que tienden a ignorar, muchas veces por sentir de que en verdad no pueden hacer nada contra esta situación molesta y tan común en nuestra sociedad, pero para otros un piropo puede ser considerado como una manera violenta de referirse al género femenino, una insolencia o un abuso, convirtiéndose en un fenómeno social complejo.
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