Alimentos Transgénicos

Alimentos Transgénicos

En los últimos años se han dado a conocer con mayor fuerza las investigaciones realizadas por los laboratorios sobre la manipulación genética en animales y plantas, donde transfieren genes de un organismo a otro completamente distinto, saltando las fronteras entre especies y obteniendo como resultado un organismo transgénico u organismo modificado genéticamente OMG.

En el presente ensayo se estudiará el caso de los alimentos transgénicos, las implicaciones que estos alimentos traen para la salud de los seres humanos y el análisis a través de la bioética.

Las empresas biotecnológicas estadunidenses pintan en su publicidad alimentos transgénicos libres de contaminación, saludables, que alargan la vida de los seres humanos, prometiendo “un mundo mágico” donde las plantas son más resistentes a las plagas, los sembrados crecen en el menor tiempo posible, donde a las plantas se les incrementa el valor nutritivo, aumentando la calidad de vida de los seres humanos; plantas resistentes a los herbicidas etc.

Pero detrás de toda esta publicidad engañosa están los grandes intereses económicos, manejados políticamente por las empresas biotecnológicas Monsanto de Estados Unidos, escondiendo las verdaderas consecuencias que los OMG (Organismos Manipulados Genéticamente) traen consigo.

Según un reciente estudio realizado por el jefe del laboratorio de embriología molecular de la Universidad de Buenos Aires, Carrasco (2011) señala que: “El proceso de transformación transgénica es impreciso y puede causar mutaciones generalizadas, ocasionando cambios potencialmente importantes en el del ADN de la planta” (pr.3). Todo esto debido al uso masivo de herbicidas que al combinarse con los transgénicos se convierten en elementos muy tóxicos y venenosos para la salud y que son ingeridos a través de los alimentos ocasionando malformaciones en los fetos.

De esta forma y sumidos en la mayor ignorancia, los ciudadanos de Colombia y de otros países adquieren ingredientes transgénicos que son incorporados a hojuelas de maíz, chocolates, galletas, leche, dulces, papas pre cocidas, maíz enlatado y la mayor parte de los productos alimenticios a base de soya, que finalmente terminan en los estómagos de las personas, debido al grado de confianza y seguridad que fomentan las grandes firmas en los consumidores.

Por lo anterior, se puede deducir que el impacto que estos alimentos transgénicos implican a nivel social, económico y comercial son considerables ya que las grandes empresas que desarrollan y comercializan los OMG están patentando el material genético de los seres vivos, que más bien debería considerarse como patrimonio de la humanidad, creando un monopolio sobre la agricultura y la alimentación mundial, en un modelo de sociedad donde unos pocos obtienen beneficios a costa del interés de la mayoría y donde se exacerban las diferencias entre pobres y ricos.

Además, si se miran los transgénicos a través de la bioética, entendida esta última como “la disciplina que combina el conocimiento biológico y los valores humanos” se tiene en cuenta que los productos han sido incorporados bajo principios infundados por las grandes compañías que manipulan y monopolizan la tecnología, y por ende, la producción y el precio, haciendo que la comunidad en lugar de obtener beneficios, se vea enfrentada a posibles daños ecológicos, hambruna y pobreza generada. Esto sin contar con las múltiples consecuencias que causan las empresas multinacionales en otros ámbitos, ya que vienen ejerciendo control sobre la investigación, producción y comercialización de organismos transgénicos y sus aplicaciones en campos tan diversos como la medicina, la alimentación, las semillas, la industria, la tecnología y los plaguicidas.

Estas gigantescas corporaciones, con su gran poder económico, vienen impulsando con gran fuerza la imposición de un sistema de propiedad intelectual --acorde con sus "innovaciones" transgénicas-- donde el lugar más sobresaliente lo ocupan las patentes sobre todas las formas de vida existentes (plantas, animales y genes) y sobre los conocimientos ancestrales y científicos que le pertenecen a toda la humanidad.

Otro aspecto importante de la “filosofía” transgénica es buscar la reducción de costos, pero en la realidad sucede lo contrario, es bastante costosa y monopolizada. Además, es casi obligatoria en algunos lugares del mundo, ya que la fumigación y la utilización de algunos químicos para controlar plagas de insectos, que atacan los cultivos naturales, están siendo prohibidas, lo que conlleva a los agricultores a optar por sembrar cultivos transgénicos.

Por otro lado, algunas investigaciones han demostrado que el rendimiento de los cultivos modificados genéticamente no es significativamente mayor al de los cultivos naturales, pero si es más costoso y a veces de mala calidad, ocasionando grandes pérdidas agrícolas para el campesino como lo mencionó Domínguez (2010), “ En Colombia en el año 2009 se sembraron 35.700 hectáreas con semillas transgénicas, el 13% de la cosecha de algodón del norte del país se perdió, provocando a los agricultores, pérdidas por siete millones de dólares (pr.1).

Respecto a esto, la reacción del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), fue imponer una sanción por 515 millones de pesos a la Compañía Agrícola Colombiana (Coacol) -representante de la multinacional

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