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CAUSAS DE LA TARTAMUDEZ


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2012  •  2.511 Palabras (11 Páginas)  •  1.002 Visitas

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TEORIAS ACERCA DE LAS CAUSAS DE LA TARTAMUDEZ

(FALTA EL NOMBRE)

Introducción

Trataré como tema unas teorías que explican la causa u origen de la aparición de la tartamudez, en la que diferentes autores explican sus postulados y argumentos acerca de la causa de la tartamudez, todos muy diferentes y opuestos. Este tema es interesante porque trataré de hallar diferencias o similitudes si las ahí entre las teorías para ver cual de estas, se acerca mas o explica de una manera mas detallada la causa por la cual se genera la tartamudez en las personas. Analizar que aportes y que dificultades han caracterizado inicialmente los modelos teóricos, para acercarme más a fondo al conocimiento de la tartamudez.

La tartamudez es un tema muy interesante lo tome para el refuerzo y alimento de mis conocimientos acerca de esta patología, porque es poco lo que conozco debido a que todavía estoy empezando a conocer la carrera, es una de las patologías mas comunes que se nos presentan a nosotros los profesionales por eso lo tomé para estar bien informada acerca de las causas para que cuando se me presente un paciente con esta patología, no tenga conocimientos superficiales acerca de la patología sino un conocimiento profundo y detallado.

Hacer este tema no fue fácil, investigué mucho acerca del tema, busqué en internet en bibliotecas en la cual encontraba mayoritariamente temas como conceptos, síntomas y tratamiento de la tartamudez, casi no encontraba el tema en el cual estaba mas interesada que eran las teorías acerca de las causas de la tartamudez. Luego un amigo de semestre más avanzado me recomendó varios libros acerca de las teorías de las causas de la tartamudez y empecé a leer y hacer el ensayo.

“Según Wendell Johnson problemas psicológicos como la ansiedad es esencial en la aparición y el mantenimiento de la tartamudez. Un suficiente nivel de ansiedad precipita la tartamudez en la mayoría de las personas y que los tartamudos tartamudean más cuando tienen ansiedad. Se da el círculo vicioso: tartamudean porque están ansiosos y están ansiosos porque tartamudean. Ese círculo vicioso indica que la lucha contra la tartamudez aumenta su probabilidad, porque produce ansiedad.

La tartamudez no es un problema de dificultad o imposibilidad de pronunciar, porque los tartamudos son capaces de pronunciar fluidamente todas las palabras; sin embargo, se pueden bloquear con cualquiera de ellas, dependiendo de la situación y del estado psicológico en el que se encuentren, que depende de forma nuclear del nivel de fluidez que prevén. Prácticamente todos los tartamudos hablan fluidamente cuando están solos, es decir, la tartamudez es situacional, aunque depende también del estado psicológico de la persona. Cuando se acostumbran a una situación y baja la ansiedad que les causa, aumenta su fluidez. Por ejemplo, tenemos la experiencia de tratar a personas que tartamudean, que hablan fluidamente en la consulta, pero no lo hacen en la calle, ni en su ambiente cotidiano. Concluyendo: la reacción psicológica que se da en un determinado contexto está en el origen y mantenimiento de la tartamudez.

Nos decía este autor que más del 90% de la tartamudez está compuesto por todo lo que se hace para evitar el bloqueo. Pero no hacer nada cuando se siente que con toda seguridad no se va a poder pronunciar es muy difícil; sobre todo cuando se despiertan fantasmas de ansiedad social, como el miedo a la crítica del interlocutor, o a perderle porque se aburra o se teme ser interrumpido o menospreciado. Los intentos de evitar las experiencias emocionales asociadas a las consecuencias de los bloqueos como la impotencia al hablar, la frustración, la rabia, la vergüenza, etc. son otros factores que alimentan esta lucha.

En el caso de los adultos que tartamudean, los profesionales estamos ante un problema de difícil tratamiento, porque se trata de una forma de hablar que se ha hecho un hábito consistente durante muchos años, lo que hace difícil el cambio. Además, los factores emocionales asociados son fundamentales y paradójicos en su esencia.

Todos los días y a todas horas, los que tartamudean tienen presente la sensación que les indica el nivel de fluidez que pueden alcanzar y la consideran totalmente fiable: están convencidos de que predice la probabilidad de la falta de fluidez. Esa sensación ocupa un lugar predominante en su vida, sienten que para lograr pronunciar y no ser tartamudo hay que seguir lo que el impulso les aconseja: luchar para lograr la fluidez; pero es una lucha inútil, frustrante y totalmente contraproducente.

Hemos visto la influencia de los factores psicológicos en la génesis de la tartamudez. Además, la tartamudez tiene una influencia enorme en la psicología de las persona. Contrariamente a lo que se suponía hace bastantes años, no es cierto que la tartamudez se deba a un problema psicológico subyacente. Hemos dicho que es la lucha contra el propio bloqueo lo que perpetúa el problema y, la mayor parte de las veces, los tartamudos no tienen otro problema, aparte de su tartamudez y sus consecuencias.

Porque ero el propio tartamudeo causa muchas dificultades y hace más proclive a quien tartamudea para que desarrolle problemas psicológicos.

En muchos casos se dan problemas de ansiedad social, que cursan de forma similar a otros trastornos de ansiedad, como la fobia social. La percepción del control es importante en nuestra salud mental, se sabe que su falta puede provocar depresión y que también aumenta la ansiedad. En la tartamudez suele existir una sensación de pérdida total de control asociada a no dominar una función esencial y cotidiana como es el habla. En mi experiencia clínica me he encontrado con personas que asociaban la pérdida de control del habla con la hipocondría, la depresión, etc.

Una gran lucha de las personas que tartamudean parte de no querer ser tartamudos. Se niegan rotundamente a aceptar esa limitación por sus connotaciones sociales y personales negativas. Cuando finalmente aceptan que lo son, se produce un alivio importante; pero no es una solución, porque si se tiene el concepto de “soy tartamudo” es porque se tartamudea sin remedio, y es difícil sustraerse a la lucha contra las consecuencias negativas de la falta de fluidez. Negarse a ser tartamudo favorece al problema, aceptarlo también; por eso, el trabajo terapéutico que hay que enfrentar en estos casos consiste en flexibilizar el concepto del propio yo para que no tenga ninguna importancia para la persona, para que llegue a ser lo mismo que ser calvo o miope, es decir, para que no marque ni dirija en absoluto la conducta de la persona. La terapia cognitivo conductual de tercera generación, en la que se incluye el "Curso Terapéutico de Aceptación", permite

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