CONSTANCIAS
Enviado por LOLITA31 • 12 de Marzo de 2014 • 1.762 Palabras (8 Páginas) • 274 Visitas
ESCUELA SECUNDARIA GENERAL NO. 8
"PROFR. RIGOBERTO CASTILLO MIRELES"
CLAVE: C.T. 28DES0086S
M E M O R A N D U M
Tampico, Tam., a 10 de Marzo de 2014.
C .C. PROFESORES DEL
SEGUNDO GRADO GRUPO “E”
P R E S E N T E S.-
Se les comunica por medio del presente que el alumno (a), EVELYN JANETH LOPEZ DIAZ, ha presentado ante esta subdirección una constancia médica la cual lo incapacita para asistir a clases los días: 6 Y 7 de marzo. Por presentar un cuadro de: DOLOR MUSCULAR, lo cual se les suplica tomar nota y firmar de enterados.
A T E N T A M E N T E
EL SUBDIRECTOR
PROFR. ANTONIO QUINTANA LABRA
ESPAÑOL
MATEMATICAS
CIENCIAS
HISTORIA UNIV.
FORM..CIV .ET.
LENG .EXT
EDUC. FISICA
TECNOLOGIA
ARTES
Esc. Sec. Gral. No. 8 “Profr. Rigoberto Castillo Míreles”
Nombre del alumno:_____________________________________________No.Lista:_____
Grado y Grupo:_________ No. Aciertos:_________
EXAMEN DE DIAGNOSTICO DE ESPAÑOL
INSTRUCCIONES: Lee cuidadosamente el siguiente texto y contesta correctamente las preguntas que de él se te hagan.
La piel del venado
Los mayas cuentan que hubo una época en la cual la piel del venado era distinta a como hoy la conocemos. En ese tiempo, tenía un color muy claro, por eso el venado podía verse con mucha facilidad desde cualquier parte del monte. Gracias a ello, era presa fácil para los cazadores, quienes apreciaban mucho el sabor de su carne y la resistencia de su piel, que usaban en la construcción de escudos para los guerreros. Por esas razones, el venado era muy perseguido y estuvo a punto de desaparecer de El Mayab.
Pero un día, un pequeño venado bebía agua cuando escuchó voces extrañas; al voltear vio que era un grupo de cazadores que disparaban sus flechas contra él. Muy asustado, el cervatillo corrió tan veloz como se lo permitían sus patas, pero sus perseguidores casi lo atrapaban. Justo cuando una flecha iba a herirlo, resbaló y cayó dentro de una cueva oculta por matorrales.
En esta cueva vivían tres genios buenos, quienes escucharon al venado quejarse, ya que se había lastimado una pata al caer. Compadecidos por el sufrimiento del animal, los genios aliviaron sus heridas y le permitieron esconderse unos días. El cervatillo estaba muy agradecido y no se cansaba de lamer las manos de sus protectores, así que los genios le tomaron cariño.
En unos días, el animal sanó y ya podía irse de la cueva. Se despidió de los tres genios, pero antes de que se fuera, uno de ellos le dijo:
—¡Espera! No te vayas aún; queremos concederte un don, pídenos lo que más desees.
El cervatillo lo pensó un rato y después les dijo con seriedad:
—Lo que más deseo es que los venados estemos protegidos de los hombres, ¿ustedes pueden ayudarme?
—Claro que sí —aseguraron los genios. Luego, lo acompañaron fuera de la cueva. Entonces uno de los genios tomó un poco de tierra y la echó sobre la piel del venado, al mismo tiempo que otro de ellos le pidió al sol que sus rayos cambiaran de color al animal. Poco a poco, la piel del cervatillo dejó de ser clara y se llenó de manchas, hasta que tuvo el mismo tono que la tierra que cubre el suelo de El Mayab. En ese momento, el tercer genio dijo:
—A partir de hoy, la piel de los venados tendrá el color de nuestra tierra y con ella será confundida. Así los venados se ocultarán de los cazadores, pero si un día están en peligro, podrán entrar a lo más profundo de las cuevas, allí nadie los encontrará.
El cervatillo agradeció a los genios el favor que le hicieron y corrió a darles la noticia a sus compañeros. Desde ese día,
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