CULTURA Y SOCIEDAD

CULTURA Y SOCIEDAD

(INTERVENCIÓN HUMANA EN CASO DE UN EVENTO ADVERSO)

La conceptualización que nos orienta hacia el significado de cultura demuestra nada más, que el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad determinada, ellas caracterizan las costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Incluyendo a ello, la cultura también es vista como toda información y habilidades que posee el ser humano en un entorno social, de manera que se encarga del estudio en la parte en antropológica y la sociológica.

Agregando a lo antes dicho, en la parte conceptual de sociedad, esta es referida al conjunto de individuos que comparten fines, conductas y cultura, y que se relacionan interactuando entre sí, cooperativamente, para formar un grupo o una comunidad. Un enfoque directo de un entorno social, es las sociedades humanas, son unas entidades poblacionales, quienes estudian las llamadas disciplinas sociales, y se interrelacionan en un proyecto común, que les da una identidad de pertenencia. Asimismo, el término significa un grupo con lazos económicos, ideológicos y políticos.

Cabe destacar, que la cultura y sociedad frente a la naturaleza de un evento adverso, va señalar como el ser humano en conjunto con los demás, actúa; demostrando así, un desenvolvimiento ante los resultados devastadores que deja la manifestación de un desastre que interrumpe la vivencia cotidiana en el espacio social de desarrollo y progreso.

En el mayor sentido sociológico, se puede definir a los desastres como una destrucción básica de la contextura social, dentro de la cual interaccionan los individuos y grupos, alejándolos de manera radical de los patrones normales de vida. Desde esta perspectiva, el desastre es un evento que ha sido localizado en tiempo y espacio, en el cual una sociedad o comunidad sobrelleva severos peligros y se produce tal pérdida de vidas y bienes materiales, que la estructura social es resquebrajada y el cumplimiento de las funciones esenciales de la sociedad es sostenido a duras penas.

Tales manifestación de los fenómenos naturales, han expuesto al hombre a grandes peligros, causando la alteración de su ambiente, entre las más recientes se puede mencionar: los terremotos de México (1986), Costa Rica (1995), Kobe (1995), Armenia (1999), Turquía (1999), el ataque terrorista ocurrido el 11 de septiembre del año 2001, acaecido en la ciudad de Nueva York en los Estados Unidos, el cual dejó un saldo de cuantiosas pérdidas de vidas y bienes materiales, los impactos de huracanes en el Caribe (1995-2004), el impacto producido en Perú, Chile, Bolivia y Centroamérica por los efectos de los fenómenos atmosféricos conocidos como el Niño y la Niña, el tsunami ocurrido en Asia (Indonesia), los efectos producidos en Ecuador por el hundimiento de una torre de perforación petrolera, entre otros, trayendo muchos de ellos miles de muertos, heridos y colapso de los servicios básicos; originando problemas sociales, económicos, sanitarios, escasa productividad y viales a sus habitantes.

En el caso de Venezuela, a lo largo de su historia ha sufrido el impacto de terremotos, incendios forestales y grandes inundaciones. Sin embargo, no se ha creado una cultura del desastre que permita a las comunidades, internalizar todas aquellas medidas dirigidas a mitigar cualquier evento futuro que pudiera percibirse como de alto riesgo para la población y sus bienes materiales. Los desastres ocasionados por fuerzas de la naturaleza, por el ser humano o por las características tecnológicas de una sociedad, se consideran como acontecimientos repentinos, en la mayoría de los casos que ocasionan lesiones, acarrean enfermedades a un número considerable de personas y, a su vez, producen pérdidas materiales significativas.

De acuerdo a lo antes descrito, podría afirmarse que desde los años 1999 hasta el 2005, han ocurrido dos grandes eventos que sensibilizaron en su momento a la población venezolana sobre la necesidad de estar preparada para enfrentar las diferentes emergencias, éstos son: el deslave ocurrido en el Estado Vargas y otros Estados del resto del país el 15 de Diciembre de 1999, en el cual perdieron la vida miles de venezolanos, mientras que otros quedaron damnificados. De igual manera, las fuertes precipitaciones en el mes de febrero del año 2010 dejaron pérdidas materiales y humanas altamente significativas, especialmente en el mencionado Estado Vargas y en los Estados Andinos (Táchira y Mérida específicamente).

En consecuencia,

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