Cambio Climático
DJalterno10 de Septiembre de 2012
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CAMBIO CLIMÁTICO, CRISIS ALIMENTARIA Y
DERECHO A LA ALIMENTACIÓN EN BOLIVIA
1. Introducción
La Asociación de Instituciones de Promoción y Educación (AIPE) es una Red que agrupa a 20 Instituciones Privadas de Desarrollo Social (IPDS)2 de carácter laico y sin fines de lucro. Nació hace 26 años con una posición política de lucha contra las dictaduras y apoyo a la instauración de un país democrático. El desarrollo de la Red fue constante en la afirmación de su institucionalidad y en la construcción conceptual de sus especialidades:
Seguridad Alimentaria Nutricional (SAN) y Desarrollo Económico Local (DEL), de importancia y pertinencia social, económica y política, a nivel nacional, regional y local.
Al ser “una Red que promueve conocimientos y genera propuestas para contribuir al desarrollo económico local, con enfoque de seguridad alimentaria nutricional en Bolivia” ha facilitado procesos de agendamiento e incidencia de propuestas de políticas públicas en Seguridad Alimentaria Nutricional (SAN), Soberanía Alimentaria (SOBAL) y Desarrollo Económico Local (DEL), en el marco del Derecho Humano a una Alimentación Adecuada (DHAA). El trabajo institucional y conceptual de la Red no sólo ha marcado un posicionamiento público en materia de DEL y SAN, sino un amplio relacionamiento con entidades gubernamentales y no gubernamentales a nivel nacional e internacional. La problemática que encara AIPE tiene que ver con la situación de pobreza e inseguridad alimentaria nutricional de la población urbana y rural. La Red, desde su fundación, sistemáticamente viene enfocando su accionar hacia las causas de esta problemática con la convicción de que es consecuencia de la condición de pobreza estructural que vive el país.
2. Inseguridad alimentaria nutricional de Bolivia desde el enfoque del Derecho a la Alimentación.
El Derecho Humano a una Alimentación Adecuada es uno de los derechos más susceptibles de sufrir violaciones masivas y sistemáticas en nombre de la libertad de mercado y de grandes corporaciones globales, las cuales, en su afán de ganancias extraordinarias, se adueñan y sobreexplotan los recursos naturales, privilegiando los agro negocios, a la vida digna de pueblos y naciones, negando su cultura y sus saberes ancestrales. La realidad que viven algunas regiones del país y los datos estadísticos, muestran que nuestro país no escapa de esta realidad, no obstante las luchas de los movimientos sociales y algunas pequeñas voluntades del gobierno boliviano.
El calentamiento global, provocado por el hombre, está en curso; las temperaturas, el nivel de las aguas en los océanos, la desertificación y el derretimiento de las capas de hielo polar alterará la vida y la agricultura de Norte a Sur, afectando el número de personas altamente vulnerables a un estado de hambre, pobreza, migración forzada y desastres naturales, estas afectaciones, pueden ser irreversibles si no se adoptan medidas óptimas que se reflejen en políticas y normas nacionales vinculadas a las normas internacionales. La crisis alimentaria es el resultado de las crisis energética, financiera y del cambio climático, así como de la implementación del modelo neoliberal que ha sido implementado con políticas que no protegían el medio ambiente. Según la FAO, el número de hambrientos en el mundo ha disminuido a 925 millones de personas que padecen subnutrición crónica, la mayoría de ellas vive en países en desarrollo; sin embargo, en América Latina se mantiene la cifra de 53 millones. Los efectos del cambio climático en Bolivia muestran las primeras manifestaciones visibles con el retroceso de los glaciares en la Cordillera y la frecuencia e intensidad de desastres naturales como sequías, incendios forestales e inundaciones. Los inminentes impactos del cambio climático, el resurgimiento de la crisis alimentaria y las insuficientes normas y políticas nacionales de Soberanía Alimentaria, incidirán de manera negativa en la Inseguridad Alimentaria Nutricional, amenazando al ejercicio del Derecho a la Alimentación de la población boliviana.
2.1. Cambio Climático
La Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, que constituye el marco internacional común para hacer frente a las causas y consecuencias del cambio climático, desde el enfoque de los derechos humanos, define este fenómeno como “un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante “períodos de tiempo comparables”. De lo que se trata, desde esta perspectiva es asumir acciones para que este cambio de clima incida lo menos posible en la calidad de vida de las y los humanos y las comunidades. Los estándares internacionales de derechos humanos reconocen el estrecho vínculo entre el medio ambiente y varios de estos derechos, entre ellos la vida, la alimentación adecuada, el agua y la vivienda. La Convención sobre los Derechos del Niño dispone que los Estados partes adoptarán las medidas apropiadas para combatir las enfermedades y la malnutrición mediante “el suministro de alimentos nutritivos adecuados y agua potable salubre, teniendo en cuenta los peligros y riesgos de contaminación del medio ambiente”.
Asimismo, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha aclarado que el derecho a una alimentación adecuada requiere de la adopción de “políticas económicas, ambientales y sociales adecuadas” y que el derecho a la salud se hace extensivo a los factores determinantes básicos de la salud, como un medio ambiente sano. De acuerdo con el Informe de Desarrollo Humano 2007-2008 del PNUD, el cambio climático incide en las dificultades para acceder a agua y alimentos de calidad; en la manifestación de enfermedades tropicales en el altiplano; y la intensificación de sequías e inundaciones. El mismo documento sitúa al país entre las ocho naciones más vulnerables a los efectos del cambio climático en Latinoamérica. “La lucha contra el cambio climático” establece cinco mecanismos a través de los cuales el cambio climático puede paralizar y revertir el desarrollo humano: i) producción agrícola y seguridad alimentaria; ii) estrés por falta de agua e inseguridad de agua; iii) aumento en el nivel del mar y exposición a desastres meteorológicos; iv) transformación de los ecosistemas y biodiversidad; y v) alteración de la salud humana.
Según el registro del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología e INE sobre las estaciones del Altiplano, la desviación de la temperatura en La Paz respecto a la media normal3 -a diferencia de las demás estaciones- se ha incrementado en un promedio de 1.37° en el periodo 1999-2008, mientras que en los demás lugares la temperatura ha descendido en un promedio de 0,44° para El Alto, 1,43° en Oruro y 1,51° en Potosí. Esta situación se ve también reflejada en el registro de días que presentaron heladas (que son aquellos que presentaron temperaturas inferiores a 0°).
El incremento de temperatura en La Paz la hace significativamente vulnerable a la desaparición de los glaciares, ya que la principal fuente de agua potable proviene de éstos. Por otra parte, miles de campesinos andinos dependen del deshielo que provee gran parte del agua que requieren para regar sus cultivos.
En cuanto a la precipitación pluvial se observa que en la región del llano se han incrementado los días con precipitación pluvial, mientras que en el Altiplano, Valle y Chaco han disminuido.
En la región del Altiplano se observa un dramático descenso de los días con precipitación pluvial; esta situación tiene un efecto directo en la actividad agrícola de la región, que se desarrolla mediante el cultivo por secano.
Bolivia está expuesta a una variedad de desastres “naturales”. Éstos incluyen la sequía en la zona del Chaco, inundaciones en los departamentos situados en la zona amazónica, y feroces granizadas en el Altiplano. Según Germanwatch, una ONG que efectúa el monitoreo de los desastres, por primera vez en el 2007, Bolivia ingresó a la lista de los diez países del mundo más afectados por desastres. Durante los años 2007 y 2008, el país enfrentó las peores emergencias de los últimos 25 años.
Los efectos del cambio climático se ven refejados en los eventos naturales y el número de familias afectadas. Como corrobora el siguiente gráfco, las inundaciones, sequías y heladas son los eventos reportados con mayor frecuencia.
Según datos del Viceministerio de Defensa Civil y el INE, el número de familias damnificadas por eventos naturales ascendía aproximadamente a 55 mil en el 2003, cifra que se habría duplicado para el 2008, llegando a 160 mil familias afectadas.
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