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Charles Darwin.


Enviado por   •  20 de Febrero de 2016  •  Documentos de Investigación  •  2.332 Palabras (10 Páginas)  •  317 Visitas

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Charles Darwin dijo que la vida es cambio, evolución, había descubierto el “Juego de Dios”, Darwin escribió un libro maravilloso al que puso por título “El Origen de las Especies”. La teoría Origen quería decir para algunos también Creación, esto hizo pensar a muchos que lo que proponía era negar la esencia divina, la realidad era que el propio Darwin era creyente o al menos dudante, al parecer paso por varias etapas de su vida  pero desde luego no era un fanático. La tesis del Jurista es un planteamiento científico, nunca pretendió servir como argumento al Ateísmo pero a mediados del siglo XIX ciencia y religión estaban todavía muy mezcladas y la incómoda idea de que provenimos del mono produjo una profunda reacción emocional en la sociedad de aquella época.
En un tiempo en el que se creía aun que la edad de la tierra era de unos seis mil años en vez de unos cinco mil millones la propuesta evolucionista exigía revisar de golpe demasiadas creencias y algunos conceptos religiosos se vieron forzados a cambiar, a evolucionar. Así la primera semana del Génesis Bíblico tuvo que pasar a entenderse como una descripción poética no como los hechos en sí que ocurrieron durante millones de semanas.

Este pequeño paso intelectual en realidad supuso una zancada de gigante para el pensamiento de 1859, hasta tal punto que la teoría de la evolución sigue siendo algo inaceptable para determinadas creencias, especialmente para el llamado pensamiento creacionista, quizás desde la perspectiva de estas personas se entiende el mecanismo propuesto por Darwin como una herramienta que haría innecesaria la existencia de Dios, pero en realidad la evolución también podría entenderse como una herramienta, la gran herramienta utilizada por el creador del Universo un proceso tan puro, tan simple, tan perfecto que no exigiría retoques posteriores, parece una estrategia divina, la estrategia del Dios evolucionista y si está ahí mirándonos desde arriba debe ser tan perfecto como su plan, un plan que está escrito con una tinta especial ADN. La realidad científica demuestra mediante la genética que no solo venimos del mono, los mamíferos y las aves venimos de los reptiles y estos y los anfibios de los peces y así hacia atrás llegaríamos a los seres unicelulares, alguno no muy distinto a estos fue en línea directa, el padre   de toda la humanidad, el Adán más primitivo. El concepto evolucionista se ha diseminado por las diferentes ramas del conocimiento humano. Si, el mensaje Darwinista es para las personas, no habla solo de animales, plantas o setas, habla también mucho del propio ser humano, sin embargo, la cultísima sociedad moderna que hemos desarrollado vive casi al margen de estas leyes como si no existieran, la mayoría vivimos ignorando lo que puede aportar en nuestro día a día un conocimiento más profundo del maravilloso programa evolutivo, si lo comprendiéramos mejor podríamos aplicarlo para educar mejor a nuestros hijos o para tener una vida social más plena y aquellos que creen que su origen es divino podrían vivir mucho mejor su religión, una religión sin magia, una religión consistente con la ciencia, merece la pena observar la biología que nos rodea, es la única manera de vivir en armonía con todo aquello que estamos hechos, deberíamos entender la vida salvaje, no solo admirarla y protegerla, así que hagamos el ejercicio de aprender de la madre naturaleza una lección principal El Sexo, que no será tan malo si ha sido diseñado por él. Gracias al sexo cada nuevo ser que nace es diferente a todos los demás, no se trata solo de placer como creen algunos, el sexo es el mayor responsable de la diversidad de una especie y la diversidad, la variedad en los individuos es lo que puede garantizar la supervivencia cuando el entorno se vuelve hostil, el sexo es un motor inagotable que lenta pero incesantemente va generando nuevas formas de vida, solo que por culpa del sexo debemos pagar un precio: Envejecer y morir. La estrategia sexual necesita renovación ya que si los abuelos, bisabuelos, los ancestros pervivieran no habría espacio ni comida para los descendientes y el sistema se colapsaría y se acabaría, es obligado dejar sitio a las nuevas generaciones siempre mejoradas y siempre mejorables, por eso cuando llegamos a viejos nos vamos desgastando hasta que nuestro cuerpo desaparece y su materia se recicla, comprender la evolución podría ayudarnos hasta a aceptar mejor la muerte. Desde las bacterias hasta los seres pluricelulares la evolución ha probado muchas estrategias reproductivas distintas, pero en las formulas procreadoras en las que es necesario el encuentro de lo femenino y lo masculino, en la reproducción sexual no solo se trata de que se mesclen fortuitamente los genes, en muchos casos entre las parejas se tiene que elegir una elección subjetiva y crucial el cual lo suele escoger el género femenino, a los machos les gustan casi todas, su instinto básico es diseminar al máximo su extirpe, sin embargo ellas están diseñadas para evaluar , filtrar y así ofrecer futuro solo a los mejores, lo que supone el embarazo, la educación siempre recae en las hembras.
Lo que hace que dos individuos se atraigan es a menudo un gran misterio insondable, pero seguro que responde a ciertos instintos, precisamente responde a aquellos instintos que han hecho llegar a la especie hasta el presente, si no obedeciéramos a esos instintos lo más probable es que su futuro se complicase , una buena guía amorosa tiene muy en cuenta el viejo dicho de “ Los polos opuestos se atraen” , en efecto esta clave funciona en muchos protocolos de selección, también llamados noviazgos. Gracias al Dios Evolucionista la atracción entre polos opuestos no es lo único que interviene en la elección de pareja, a veces un equilibrio entre lo extraño y lo conocido es fundamental, si solo nos atrajese lo diferente intentaríamos aparearnos con otras especies. Entre las poblaciones que habitan en lugares muy aislados se da cierto grado de endogamia, es decir, todos están un poco emparentados, la consanguinidad en estas circunstancias podría ayudar a conseguir rápidamente las adaptaciones ideales para vivir en un sitio tan especial y con el paso del tiempo poblaciones desconectadas de sus demás parientes pueden dar lugares a grandes variaciones, incluso a especies nuevas. La primitiva selección de individuos según la cantidad de melanina epidérmica funciono al principio evitando enfermedades y favoreciendo la supervivencia en diferentes climas, pero hoy la ropa o el aire acondicionado permiten a cualquiera vivir donde desee.
El vestido o la tecnología son parte de lo que llamamos cultura que es en términos evolutivos: Todo aquello que no hacemos por instinto, todo aquello que tenemos que aprender. Gracias a la cultura ampliamos de nuevo nuestra riqueza cromosómica y las posibilidades de supervivencia de la humanidad, pero la cultura no es omnipotente. Una lección fundamental del Darwinismo o del Juego de Dios es el rechazo total al machismo, evolutivamente todo lo que hacemos los machos es para impresionar o para cuidar a las damas, todo en nuestra vida está hecho para cuidarlas y para ellas, somos organismos por entero creado para las hembras o deberíamos serlo, los que no acepten eso serán escogidos en menos proporción y al final serán condenados a desaparecer del programa evolutivo. La pena es que a veces la evolución resulta muy lenta para nuestros gustos, pero recordemos que la forma de comportarnos en pareja también es puesta a prueba y seleccionada, es decir, de cómo actuemos con ellas podremos ser desechados o escogidos. Para los animales: Aprendizaje y experiencia condicionan hasta los tipos de relaciones sexuales que mantiene cada especie o incluso cada grupo en cada especie, así podemos encontrar poligamia, monogamia o sencillas madres solteras. Las serpientes podrían ilustrar el escalón más básico y primitivo, una relación en el que apenas hay convivencia, estas para garantizar su linaje han de tener muchos hijos, algunas ponen al año medio centenar de huevos y solo se aparean una vez cada temporada, cuando han terminado de desovar abandonan para siempre a sus retoños aunque tiene un alto coste en vida de pequeñas serpientes, estas tendrán que apañarse solo con su instinto, la mayoría no sobrevivirá el año de vida, podría parecer un medio reproductivo poco eficaz, pero a las serpientes y muchos otros animales lo de que los machos solo ocupen el papel fecundador y que las hembras no se ocupen de su cría hay funcionado bien, esta es la forma más simple de relaciones conyugales, es decir, el método más alejado del humano.
Seguramente sea en las gaviotas donde podremos ver más semejanza a nuestra forma de vida y de donde por tanto podamos sacar más conclusiones de la lección evolucionista, como nosotros las gaviotas viven juntas en grandes números, deben salir todas las mañanas por busca de comida y pelearse con compañeras de su grupo por cada pedazo de comida, coincidimos también en tener un lenguaje muy complejo, parece increíble pero entre el terrible griterío de la bandada cada consorte solo reconoce nítidamente la voz de su media naranja y además intentan vivir su larga vida de más de 30 años fieles a su única pareja, las gaviotas son monógamas o lo intentan como otras tantas parejas, su convivencia
marital se complica solo cuando entran en celo y se alteran las hormonas, entonces es cuando tienen que anidar y sacar adelante la pollada, eso genera mucho estrés, su ventaja en comparación con el ser humano es que esta tarea solo ocupa 3 meses del año, cuando nacen los polluelos la clave del éxito es el compromiso firme de ambos consortes, cuando cada individuo cumple bien con su cometido cualquier rencilla es fácil de olvidar y cuando nos lo proponemos los machos somos los que mejor damos de comer.
La perfección en los métodos de reproducción parecería conducir irremediablemente al crecimiento demográfico ilimitado y en efecto cada individuo y cada especie animal o vegetal procura propagarse al máximo de sus posibilidades de tal forma que se genera una lucha continua entre todos los seres vivos por eso la batalla por la supervivencia está regida por una norma que tiende al equilibrio, cuando haya exceso de ejemplares de una especie o bien escasea para ellos ya sea el alimento, el espacio disponible o bien proliferan sus parásitos o sus enfermedades los números volverán a normalizarse, esta guerra es y será continua, generación tras generación se crean nuevas adaptaciones al entorno, pero como también el entorno cambia pedirá siempre mas adaptación, podríamos concluir que la naturaleza es siempre un poco imperfecta, siempre puede mejorar. Los comportamientos complejos no vienen en los genes con un manual de instrucciones incluido, estos comportamientos deben ser aprendidos por unos y enseñados y transmitidos por otros, debemos comprender que para nosotros los animales más desarrollados intelectualmente existe hoy más que una selección biológica, una selección cultural, esta es otra de las lecciones más trascendentales que podríamos extraer del planteamiento de Darwin, el que nuestras hembras eligen en función de un abanico que está muy por encima de cuerpos e instintos, los humanos hemos evolucionado de tal forma que podríamos decir que ya casi no tenemos instintos, que nuestra genética se ha ocupado fundamentalmente de hace hueco en nuestros cerebros a las millones de cosas que tenemos que aprender para ser individuos elegibles, de hecho somos tan poco instintivos que si no observáramos a otros ponerse de pie ni siquiera aprenderíamos a caminar erguidos.
Los animales en general no se plantean si son machos o hembras, no se plantean si quiera si son y por supuesto no generan ideas a largo plazo, los demás seres vivos no lo necesitan, nosotros sí, puesto que es esa conciencia personal y temporal lo que más dirige nuestra elección de pareja, nuestra selección es tan cultural. Nuestra cultura está basada en gran medida en conocimientos que almacenamos en un portentoso cerebro que al parecer tiene mucho espacio libre, como estamos pensados para saber mucho el saber no puede ser malo, solo la ausencia de saber es mala.
Muchas personas se sienten ofendidas por las ideas de Darwin pero quizás no han comprendido del todo su mensaje, nada hay en el origen de las especies que niegue lo sobrenatural, Dios exista o no exista, no podrá ser demostrado ni excluido mediante la ciencia, si existe será todopoderoso, probablemente no desea hacerse evidente que influirá en nuestros actos guardando la libertad que nos habría regalado y si no existe nuestra visión del universo limitada al tiempo de nuestro Big Bang nunca nos revelara el principio del principio, el tiempo cero absoluto. El proceso evolutivo no aclara si nuestro origen es divino o azaroso pero nos ofrece unas respuestas de como estamos hechos y de los fascinantes pasos biológicos que ha dado la vida para llegar a lo que hoy somos, además si la teoría evolutiva hubiera sido motivo de discordia ¿Por qué plantea el pasado del que venimos? Aun va a resultar mucho más inquietante cuando la miremos hacia adelante. La perspectiva de nuestro futuro conduce a una nueva y tremenda reflexión, la Ley de Darwin implica el hecho de que seguiremos evolucionando. Los seres humanos como organismo vivo estamos sujetos a las leyes biológicas, los fósiles de nuestros ancestros pasados muestran como hemos ido cambiando desde el paleolítico hasta hoy, y el proceso de evolución no cesa nunca, puede que permanezcamos estancados unos millones de años como les ha ocurrido a los primos Chimpancés, pero puede también que sigamos cambiando incluso rápidamente en términos geológicos adaptándonos a un entorno que no hacemos más que alterar, ¿Perderemos nuestras muelas de juicio para que se agrande aun más nuestro cráneo? O ¿Nos haremos telepáticos?, cambiaremos tanto para que surja una nueva especie ¿O desapareceremos? En el siglo XIX tuvimos que aceptar que somos los hijos de un mono, hoy nos toca asumir que podríamos convertirnos en padre de otras especies de Homínidos, incluso más inteligentes que nosotros y eso exigirá otra visión religiosa para definir quién es el pueblo elegido, pero no mezclemos más ciencia y creencias.

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