Ciencia Y Globalizacion En Latinoamerica
Enviado por PedroCarrascal • 20 de Septiembre de 2012 • 1.608 Palabras (7 Páginas) • 499 Visitas
Junto a expresiones tales como «desarrollo sostenible» o
«globalización», hoy es muy común escuchar mentar la «sociedad del conocimiento
»1. Sin embargo, a la luz de la actual situación internacional y en particular de
América Latina, parecería adecuado que también podamos hablar de la sociedad
del «desconocimiento»2.
Para bien o para mal, el conocimiento es hoy generalmente reconocido
como un mecanismo crucial de estructuración y dinámica social, un factor
que está transformando incluso los mecanismos clásicos de la propiedad y el
trabajo. Autores como Daniel Bell3, Nico Stehr4, Manuel Castells5 y muchos otros
han destacado el papel central del conocimiento en el mundo actual. Esto es
particularmente cierto en el mundo desarrollado, pero también lo es en el nivel
global, con la creciente internacionalización de las redes del comercio y la comunicación.
Es evidente que en todas las sociedades humanas algún tipo de
conocimiento ha jugado siempre el papel relevante de principio organizador y
base de la autoridad. Así lo señala un siglo y medio de investigaciones
antropológicas, en un arco tan amplio que incluye a grupos muy simples como al
Antiguo Egipto y a la antigua sociedad maya, en las que el avanzado conocimiento
astronómico, agrícola y religioso desempeñaron un rol relevante.
Sin embargo, hoy, como nunca, es el conocimiento de base científica
y tecnológica el que ha adquirido ese protagonismo; y lo ha hecho además en
una medida nunca antes alcanzada, como factor crucial de la productividad, del
poder e incluso de la experiencia personal.
En el ámbito económico, el conocimiento es fuente crucial de valor
añadido en la producción de bienes y servicios. Fenómenos tan variados como la
extraordinaria productividad de los vegetales transgénicos, la efectividad de los
medicamentos, o el rápido envejecimiento de los teléfonos móviles, el software,
junto con el asesoramiento especializado muestran ese papel central del conocimiento
en el mundo productivo. Pero también en la política pública éste juega un
rol decisivo con la creciente institucionalización del consejo científico en los ámbitos
más diversos, ya sea salud pública, obras públicas, agricultura, educación,
cultura o deporte.
En el nivel personal, por último, cada vez más, la satisfacción de las
necesidades individuales (e incluso, del ejercicio pleno de la ciudadanía) dependen
de la disponibilidad y constricciones del conocimiento científico y los productos
de la acción tecnológica. Desde tomar una decisión en el supermercado sobre
la base de nuestro conocimiento de calorías y aditivos hasta ver la televisión,
desplazarnos en la red de transportes de una ciudad o realizar una conveniente
gestión bancaria.
En este marco, dos de los grandes desafíos de la sociedad del conocimiento
son, por un lado, la apropiación de ese conocimiento por el sistema
productivo y, por otro, su apropiación por la sociedad civil6.
Las actividades científicas y tecnológicas van de la mano con la evolución
de las sociedades, que fijan límites o facilitan tanto el proceso de creación
de conocimiento científico tecnológico como su uso social o económico. Siguien-do este hilo conductor, la producción de tecnología y la industria, inicialmente
poco intensivas en ciencia, cambian de signo y hoy en día son más «cerebrointensivas
», introduciendo profundas y radicales transformaciones en la manipulación
de la materia y de la vida.
La ciencia y la tecnología transforman de modo excepcional el aparato
productivo, el que se haya incentivado además por la dinámica de los mercados
globales. En estas condiciones, cada vez más la ciencia y la tecnología son objeto de
políticas públicas y de estrategias concertadas entre estados y empresas.
De igual modo, asistimos al crecimiento de una forma inusitada de
profundización del impacto de la ciencia y la tecnología en la sociedad y en la
economía: la adopción de innovaciones tecnológicas radicales que cambian la
fisonomía del aparato productivo y los modos de interacción social7. Estas innovaciones,
las TICs (tecnologías de la información y la comunicación), hijas de la
microelectrónica, han representado una nueva revolución industrial, comparable
con la iniciada en Inglaterra 250 años atrás. Una irrupción revolucionaria que, tal
y como coinciden en señalar los especialistas, no puede entenderse como la simple
incorporación o acumulación de un mayor número de máquinas sino, como
un nueva relación entre los procesos simbólicos que constituyen lo cultural y las
formas de producción y distribución de bienes y servicios.
Por eso, según Alvin Toffler8 y otros autores, estamos ante una revolución
que ha llevado al nacimiento de las industrias de alta tecnología, y con
ellas a novedosos procesos de producción basados en la microelectrónica. Así se
ha renovado la fabricación de automóviles, textiles e incluso del acero, y permitido
la fusión entre computadoras y telecomunicaciones que produjeron nuevas
infraestructuras como Internet, con un impacto comparable al que en su momento
produjeron el telégrafo, los sistemas de autopistas o las líneas de navegación a
vapor.
Las tecnologías de la información y las telecomunicaciones están provocando
un profundo impacto en todos los sectores de la actividad humana, desde
la producción hasta la educación y los servicios para la salud. La convergencia de
tres áreas tecnológicas anteriormente diferenciadas como la informática (las
computadoras),
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