Concepciones De Ciencia Y Trayectorias Escolares

Como principal característica de mi trayectoria escolar puedo identificar la diversidad de paradigmas contradictorios coexistentes dentro de una misma institución. La marcada diferencia entre las propuestas de los docentes que se podrían enmarcar dentro de las miradas más constructivistas, críticas y problematizadoras contrastaban a diario con las formas tradicionales de verdades absolutas objetivas e inalterables. Fui así forjando a lo largo de dicha trayectoria prejuicios que fueron modelando a ciertas nociones o percepciones de lo que creía que pertenecía a la realidad, aun sabiendo que no todos los científicos usan anteojos, chaquetas y se limitan al trabajo de laboratorio, estuvo tan a fuego grabado ese esquema en las cabezas de mi generación que a pesar de percibir la tarea científica como propone el texto “El mito del científico malvado”, cuando previo a la lectura se nos solicitó esquematizar al científico ideal, estos prejuicios antes mencionados fueron evidentes en casi todos los trabajos.

El permitirnos reflexionar y darnos cuenta de nuestros prejuicios y abordarlos como manera de deconstrucción y reconstrucción de conocimiento, creo que es una de las praxis que nos facilitó en gran parte la formación recibida desde una pedagogía más crítica y reflexiva, dado que al elaborar nuestros propios conflictos estamos teniendo en cuenta el contexto sociohistórico en el que nos formamos concibiendo al conocimiento como una práctica social. Así recién podemos comprender que la construcción de conocimientos por parte del sujeto está empapada de su subjetividad tanto personal como colectiva, así pude arribar a la conclusión que me es difícil considerar el conocimiento científico como una verdad acabada objetiva, indeleble, alejada de la subjetividad de quienes lo construyeron, alejada de la realidad social de quienes participan en su construcción y aval. La introducción del texto El intruso o la “Mosca en la pared” refleja esta idea.

Los textos de Adúriz- Bravo y el de Montero son el retrato del conflicto entre la postura tradicional de “verdades absolutas” con una visión más crítica y aplicada a la realidad social y su relación con la ciencia. Los protagonistas de dichas historias tuvieron que enfrentarse a personas con el poder de aceptar o denegar una propuesta científica innovadora para el momento que evidenciaba un resultado beneficioso para un sector de la sociedad, ya sea por negligencia o por soberbia fueron desoídos y las consecuencias de estos actos influyeron perjudicialmente en las víctimas de dichas decisiones. Haciendo una analogía con mi trayectoria escolar era evidente que en la práctica estos docentes que educaban desde el constructivismo captaban más atención por parte de los alumnos, le atribuyo este factor a que la ciencia se acercaba más a una idea de saber construido por personas, que surgen a partir de la necesidad que tienen los científicos de construir

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