Concepto simbiótico de la ética y la moral

Concepto simbiótico de la ética y la moral

Desde tiempos completamente antagónicos ante el precario y degradado paso de la Humanidad en su búsqueda de su etérea forma, el homo sapiens, hombre que piensa, ha desarrollado una concepción donde las bases de lo que está bien y lo que está mal ha emancipado cada día más a un ser pluriemplear y sabio, y donde éste busca en sí mismo la aceptación de su propio ser, mediante el uso de sus más y espléndidos actos de causa y efecto. En el pasado, mediante planteamientos filosóficos, la búsqueda de los sin millares rompecabezas que componen nuestro sistema límbico; lleno de emociones y pasiones, nos ha permitido saber que el hombre desarrolle los estatutos que permiten que éste se desenvuelva y sea juzgado tal cual por lo que hace. Por ello, es esencial que, cuando se habla de temas tales como la Ética o la Moral, resulte poco desmedido pensar que éstos son casos que de alguna u otra manera se encuentran completamente ligados, pero no es sólo una simple línea unificadora que las rige y las moldea. La conexión entre la Ética y la Moral yace en un solo ente: el hombre. La Ética y la Moral trabajan como uno solo; simbióticamente y cada una de éstas se modifican de acuerdo a la reacción en cadena que la otra libera.

¿Que sería la ética sin moral? ¿O que sería la moral sin la ética? Se ha llegado a pensar que si las dos partes son analizadas subjetivamente, nada podría tener sentido, pues la moral ejerce que ciertas normas o códigos se establezcan para que éstas sean cumplidas en pro o en contra, en lo que está bien o lo que está mal, y la ética está ahí como el engranaje de una gran máquina que regula las acciones de dichas normas. Todo esto es interpretado en un medio dúctil, donde sea posible el reconocimiento de las costumbres de la sociedad y cómo hacemos cuidado de ésta para establecer un vínculo apacible y duradero. Esto se ve palpable en cada una de las distintas situaciones cotidianas que se presentan día a día, y eso es porque el ser humano siente la necesidad de confraternizar con los demás, de adquirir una serie de costumbres que han sido atribuidas al núcleo familiar y de seguir evolucionando en los lazos de hermandad que nos encadenan, pues el ser humano tiene la intrínseca habilidad de entrar en nuevos círculos de personas, completamente distintas, y de costumbres nuevas, y esto proporciona que el ser humano se apropie del status quo para entender las normas y actuar con sapiencia para procrear armonía y estabilidad. Se trata de aprender de los demás y así entender cómo éstos interactúan.

Hay veces que el ser humano se somete o es sometido a prueba para evaluar hasta dónde es capaz de ser un ente tolerante a cada una de las situaciones, pues nuestro código ético y moral, por muy bueno que sea, no siempre se desenvuelve para beneficio de otro, y esto puede ser considerado una falta de comprensión, en donde merece que sean evaluados los procesos mediante el cual somos humanos con quien merece serlo, y cómo demostramos tal humanidad para que ésta no sea un arma de doble filo que sólo hiera y socave la integridad de las personas.

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