Crimen Organizado

Uno de los problemas de mayor importancia e impacto de los últimos años dentro del país ha sido sin duda el crimen organizado, fenómeno que no solo se limita al narcotráfico, pese a que este ha sido el principal pilar y la primer pieza del efecto dómino, hoy en día el mayor riesgo directo para la sociedad mexicana han sido otros tales como el secuestro y la extorsión.

Para atender a los reclamos más importantes de la sociedad mexicana , es indispensable revisar los antecedentes inmediatos que han originado la situación actual de inseguridad ciudadana y auge del crimen organizado, para enseguida analizarlos desde un enfoque sistemático, que deje perfectamente claro cuáles son los grupos de poder que intervienen así como su naturaleza y los fines que persiguen, y el papel que debe asumir el estado ante ellos, las capacidades las debilidades y los factores que intervienen, así como los riesgos de degradación institucional y social a que se expone.

Los actos criminales que desconciertan la seguridad ciudadana y la paz social se derivan, entre otras causas, de la falta de adaptación de algunos individuos para vivir en armonía con los demás, así como de la naturaleza insatisfecha del hombre, que siempre busca tener más de lo que posee y que por lo mismo estas causas han formado parte de la historia en todas las comunidades humanas, de donde se ha derivado la necesidad de establecer normas para regular la convivencia respetuosa en todo tipo de sociedad y por lo mismos se han instituido castigos como medios coercitivos para que estas normas sean cumplidas.

Asimismo, la situación descontrolada que se tiene sobre la seguridad del país es la cosecha de décadas de impunidad puesto que por muchos años se dejo que los carteles de la droga operaran libremente cobijados bajo el brazo protector de la corrupción, gracias a ellos pudieron arraigarse en la sociedad.

Están formadas y dirigidas principalmente por mercenarios nacionales y extranjeros, con entrenamiento militar recibido en las fuerzas armadas, por haber militado en ellas y tratarse de ex militares y de desertores, así como por delincuentes comunes entrenados por dichos elementos, en las tácticas y manejo del armamento castrense.

Disponen de grandes cantidades de recursos financieros, producto de sus operaciones ilícitas y de numerosos medios para “lavar” dicho dinero, ya sea a través de empresas fantasmas, a la compra de empresas quebradas, fundando casas de empeñó, o con la complacencia del sistema bancario y de las casas de cambio de divisas existentes.

Controlan algunas áreas rurales y pequeñas poblaciones apartadas en los enclaves montañosos o pobremente comunicados utilizando las amenazas, el chantaje y las ayudas económicas a la población residente, especialmente a los grupos más marginados de campesinos y agricultores.

A través de su alto poder económico para corromper a las autoridades y/o por blandura de las mismas, han logrado infiltrarse en las altas esferas policiacas y en las distintas esferas de gobierno, lo que les facilita obtener información privilegiada sobre los operativos que se organizan en su contra, así como sobre los equipos de detección

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