Criminalistica

ALCANCE Y COMPETENCIA DE LA DISCIPLINA

La problemática a la cual se dirigen todas las miradas en una ciencia o disciplina siempre se

refleja en la conformación y estructura de aspectos relativos a la realidad de su objeto, mediante el cual se

obtiene autonomía en las investigaciones que le competen.

Asimismo, esta problemática infiere la determinación clara y precisa del método que debe seguir

en el estudio, su relación es estrecha y muy ligada, aunque desde luego para el estudio de ella, por razones

obvias, sea necesario efectuar un análisis por separado de cada uno de ellos. El objeto de estudio en toda

ciencia o disciplina que se precie de ser autónoma debe ser claro y con características netamente definidas;

debe ser intencionalmente limitado por el investigador, que fija de tal modo los alcances de su investigación

específica. Habiendo señalado ya el sentido que ha de dársele al análisis del objeto de estudio de una

determinada ciencia o disciplina, es necesario especificar los propósitos que la materia persigue. Si se efectúa

un examen detenido de las diversas definiciones dadas sobre criminalística, especialmente la última de ellas, se

podrá apreciar que el objeto de estudio de la disciplina surge casi con naturalidad, pues no puede ser otro que

“identificar y esclarecer los llamados testigos mudos o indicios materiales” que sean hallados en el lugar del

hecho o en el instrumento utilizado para cometer el acto criminal. Ya se ha explicado en qué consiste la tarea de

identificación y esclarecimiento de los diversos indicios (testigos mudos). Trataremos ahora de esclarecer aún

más el concepto de los indicios a los cuales se alude, ya que su trascendencia, su imparcialidad y la importancia

que día a día van cobrando en el ámbito de la justicia están reconocidas. El análisis de las diversas pruebas se

efectúa sobre la base de algunas operaciones que se aplican al momento del examen del lugar del hecho, entre

ellas, la lógica, la intuición y la imaginación; se debe utilizar el razonamiento, combinando también la

deducción de consecuencias a través de circunstancias conocidas y por inducciones obtenidas de bases

previamente establecidas. El llamado “testigo mudo” del crimen es el único dato que, convenientemente

examinado por un experto, puede reflejar lo acontecido en el lugar del hecho ( o en el elemento sometido a

peritaje) con exactitud; tanto habrá de ésta como puedan valorarla los expertos utilizando las técnicas

apropiadas y con el apoyo del instrumental adecuado. Como vemos, todo es muy relativo. Los “testigos mudos”

siempre están, lo difícil es hallarlos y extraer los datos reales y valederos que ellos brinden, el mensaje de

relación que sea posible obtener y que permita unir el hecho con su autor o sus autores.

Decíamos que los testigos mudos siempre están. Lo sabemos por experiencia y porque diversos

autores que se han referido al tema coinciden en ello. Es sabido que resulta imposible pasar por un lugar

determinado sin dejar alguna marca o impronta

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