Cuento Medioambiente

Nací separado de mi familia, nunca conocí a mis padres, pero he vivido rodeado de amigos toda mi vida. Mis dos mejores amigos han estado junto a mí desde que tengo memoria. Crecimos juntos en el bosque de Roble-Hualo y hemos vivido todos nuestros cambios más o menos al mismo tiempo. No me quejo de mi vida, tengo mi casa en un bosque y siempre respiro aire limpio, además que yo también contribuyo a esa limpieza de todo este lugar.

De vez en cuando vienen personas a visitarnos y las recibimos con mucha alegría, comparten con nosotros y nos hacemos muy buenos amigos. Nos gusta especialmente jugar con los niños pequeños y con todos los animales que viven aquí. Curiosamente, no le tenemos miedo a los bichos como a toda la gente, al vivir en el bosque hemos aprendido a convivir con toda clase de especies.

Personalmente, no me gusta mucho el invierno, pero tenemos que aguantar como todos y esperar la bella primavera que hace florecer a todo lo de mi alrededor.

Esta primavera fue hermosa, hace un par de días llego una familia a mi hogar, los recibí muy bien, aunque mis amigos dicen que aquellas personas no son muy buenos para cuidar nuestro hogar. La noche anterior botaron basura al suelo, traté de pedirles que la recogieran pero no me escucharon. Pero esta noche, hicieron una fogata para pasar el frío y para que los niños comieran unos ricos malvaviscos derretidos para la cena, ¡qué rico y qué agradable está el ambiente!

Hace un rato fueron a dormir ya que se ha hecho de noche, yo estoy esperando a que vengan a apagar las cenizas que dejaron de su fogata ya que yo nunca he sabido como apagarlas, me comencé a preocupar porque está saliendo un olor extraño y mucho humo, apenas sentí esto le grité al hombre pero no me escuchó. Se encendió una pequeña llama cerca de mí y rápidamente comenzó a crecer. Tengo mucho miedo, mis amigos están igual de asustados, aquellas personas no hacen nada, solo duermen en sus carpas sin percatarse del daño que provocaron aquí, el humo no me deja respirar, mis raíces comienzan a arder y no puedo soportar el dolor, me retuerzo y mi follaje se oscurece, nunca había sentido este dolor, las llamas ya casi rozan mis hojas. La familia por fin despierta, pero… nos están ignorando, no nos ven, se preocupan solo de ellos y comienzan a huir. Mi cuerpo se marchita y lo último que puedo ver son las siluetas de la gente marchándose y dándonos la espalda, solo puedo preguntarme ¿Por qué no tuvieron las precauciones para prevenir esta catástrofe?, ¿Por qué no apagaron esas cenizas para prevenir todo el daño que nos hicieron?, pero, lo que más me duele pensar es… ¿Cómo fuimos tan tontos de darlo todo por ellos y ellos no fueron capaces de hacer algo por nosotros? Mi vida se acaba y lo único que puedo decir es que yo siempre hice todo por la gente, al igual que mis amigos, pero los humanos nos destruyen como si fuéramos nada
siendo que para ellos somos su todo.

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