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Currículo De Formación Sociopolitica


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2014  •  19.888 Palabras (80 Páginas)  •  227 Visitas

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PROPUESTA CURRICULAR DE FORMACION SOCIOPRODUCTIVA

I PARTE: INTRODUCCIÓN, MARCO REFERENCIAL, TEORICO Y EL COMPONENTE FORMATIVO

1.1. INTRODUCCIÓN

La propia historia del movimientismo en la región está asociada, de alguna manera, a las posibilidades de conversión de proyectos de lucha social en verdaderos proyectos de identidad y acción política. Caracterizar un movimiento social, implica la caracterización de la dimensión de acción colectiva y de conflicto por resolver necesidades, denunciando los límites de la realidad, y a la vez realiza una transformación social, pero en el sentido de una transformación viable como señalaba. La problemática educativa contemporánea en América Latina, se encuentra en un vértice de confluencia de múltiples factores histórico-sociales, no nos encontramos en una época de cambios, sino en un “cambio de época”.

En este cambio de milenio, la relación entre educación y cambio social y la importancia de una acción ético-política y pedagógica coherente, no se colocan solamente como temas de análisis y estudio, sino como una exigencia teórico-práctica decisiva: se trata de respondernos, desde nuestro contexto y nuestros desafíos, a la pregunta “¿Qué Educación necesitamos para qué tipo de Cambio Social? En este caso, derivamos más claramente a la noción de transformación social o de revolución social. Todo sistema social está en permanente cambio y, los cambios sociales que son producidos de forma intencionada por actores, sujetos y agentes impulsores de determinadas modificaciones. Así mismo, otro aspecto a diferenciar tiene que ver con el alcance de dichos cambios y su interrelación: entre los cambios a nivel personal, grupal y social; entre los cambios a niveles “micro social” y a nivel “macro social”.

Por tanto reafirmar que la educación popular asumimos una postura que interrelaciona las categorías de ética, política y educación desde una opción y perspectiva liberadora. En todo caso, entran en juego las acciones y contextos creados por los movimientos sociales críticos, como cuestionadores del pensamiento hegemónico al denunciar lo injusto, como impulsores de nuevas realidades y, en definitiva, como constructores culturales alternativos. Los movimientos sociales tienen un componente cultural ineludible: más allá de cada acción concreta, existen prefiguraciones, imaginarios y formas de mirar alternativas, y, además, una cultura propia generada en el propio estilo de relación, acción y discusión.

El aprendizaje y la acción social se insertan en una trama cultural que las trasciende, pero esta misma trama es transformada por la acción social-educativa transformadora. El componente educativo de los movimientos sociales críticos y la acción de la educación emancipatoria han de ser así integrados en un único enfoque global (respetando sus propias especificidades). Parece claro que la educación no puede pretender generar conciencia crítica real si se desvincula del contexto social y no tiene como uno del referente clave a los movimientos sociales: se quedaría en una pseudo-conciencia contemplativa, en el mejor de los casos, sin acción y compromiso real, vital, humano y conflictivo. Conciliar el operar en lo concreto con la intervención pública, relacionar lo educativo y lo social, conectar sectores que suelen ir cada uno por su lado (familias, sindicatos educativos, movimientos sociales). El papel clave que se otorga a los movimientos socioeducativos como nodos de conexión entre colectivos sociales y formativos, personas, organizaciones, etc.

En educación, el tipo de ser humano (y por tanto de su sistema social y político), el tipo de currículo y el tipo de conocimiento generado, es inseparable. El pensamiento crítico cifra su fuerza en la convergencia de los movimientos educativo, pedagógico, cultural, socio-político e histórico. Hablar de concientización en el sentido que le da Paulo Freire (1990) y tantos educadores de América Latina, supone una educación como “un acto de conocimiento y un proceso de acción transformadora sobre la realidad”; así la acción educativa es esencialmente una acción transformadora, una acción comprometida y el papel de la educación es estratégico en este mundo rasgado por conflictos e injusticias. La pedagogía crítica encuentra su sustento en la teoría crítica.

1.2. MARCO DE REFERENCIA

1.2.1. El contexto anterior de la concepción del desarrollo

El cambio del patrón primario exportador es una condición imprescindible para revertir la desigualdad y la exclusión de la población indígena, urbana y rural; erradicar la pobreza en el país y desmontar tales dispositivos. Esta estrategia conduce a la construcción de una nueva sociedad fundada en la energía y en la capacidad derivadas de la multiculturalidad que posee el país y de la diversidad de las prácticas solidarias ejercitadas por las comunidades urbanas y rurales, en la construcción de una nueva forma organizativa nacional sustentada en la nueva institucionalidad que emerge de nuestra multiculturalidad; afirmada en un nuevo Estado social comunitario, descolonizado, y fundada en la multidiversidad social urbana y rural, como expresión de la diversidad de intereses y aspiraciones de cambio en función del Vivir Bien.

Estancamiento, dependencia y pobreza El “achicamiento del Estado” –supuesta condición del fortalecimiento de la empresa privada – llevó a su debilitamiento y dispersión funcional; el empleo público fue drásticamente reducido en favor del “servicio de consultoría” privado, financiado por la cooperación externa; la burocracia estatal fue privatizada y subordinada a intereses externos. El malformado Estado oligárquico, centralista, patrimonialista y corrupto, atrincherado en una democracia representativa, ha exacerbado la discriminación social, la exclusión política y el desconocimiento de los derechos indígenas.

1.2.2. Vivir Bien: El fundamento de la nueva propuesta de desarrollo

Vivir Bien: el fundamento de la nueva propuesta de desarrollo. El Vivir Bien expresa el encuentro entre pueblos y comunidades, respetando la diversidad e identidad cultural; es decir, “vivir bien entre nosotros”. Hacia una vida social fraterna y solidaria. Es necesario vulnerar, desobedecer y quebrantar los moldes mentales del desarrollo convencional para esbozar una nueva configuración mental en torno al desarrollo, a fin de recuperar y ensamblar al desarrollo valores esencialmente humanos como la complementariedad, la solidaridad y la retribución que de hecho tienen múltiples expresiones en la vida social boliviana que deben ser rescatadas, expresadas, revalorizadas

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