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Darwin


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2012  •  Tesis  •  10.450 Palabras (42 Páginas)  •  287 Visitas

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INTRODUCION

Viajábamos a bordo del Beagle, buque de guerra inglés, en calidad de naturalistas, cuando nos impresionaron mucho ciertos hechos observados en la distribución de los seres orgánicos que habitan América del Sur, y en las relaciones geológicas existentes entre los actuales habitantes de aquel continente y sus antecesores. Estos hechos parecían arrojar luz sobre el origen de las especies. De vuelta a nuestra patria en 1837, se nos ocurrió que quizás algo podría sacarse en limpio de esta cuestión, acumulando con paciencia, para reflexionar sobre ellos, toda clase de hechos que pudieran tener alguna relación o conexión con el problema. Después de un trabajo de cinco años, nos permitimos especular sobre el asunto, y formamos algunas cortas notas que ampliamos en 1844.

Al considerar el origen de las especies se concibe perfectamente que el naturalista que reflexiona sobre las mutuas afinidades de los seres orgánicos, sobre sus relaciones embriológicas, su distribución geográfica y otros hechos semejantes, puede llegar a deducir que las especies no han sido creadas independientemente, sino que han descendido como variedades de otras especies. A pesar de todo, tal conclusión, aun estando bien fundada, no sería satisfactoria hasta poder demostrarse cómo han sido modificadas las innumerables especies que habitan este mundo, hasta adquirir esa perfección de estructura y coadaptación que con justicia excita nuestra admiración. Continuamente los naturalistas la atribuyen a condiciones externas, clima, alimento, etc., como única causa posible de variación, y aunque en sentido limitado, todavía consideramos absurdo atribuir a meras condiciones externas la estructura, por ejemplo, del muérdago, que toma su alimento de ciertos árboles, que posee semillas que necesitan ser transportadas por ciertos pájaros y que ofrece flores de sexos separados que requieren absolutamente la acción de ciertos insectos para llevar el polen de una flor a otra. Es igualmente, a nuestro entender, absurdo querer explicar la estructura de este parásito y sus relaciones con los varios seres orgánicos distintos, por los efectos de condiciones externas o de hábito, o por voluntad de la misma planta.

Es, por lo tanto, de la mayor importancia llegar a la clara percepción de los medios de modificación y coadaptación, por lo cual desde el principio de nuestras observaciones nos parecía probable que el cuidadoso estudio de los animales domésticos y de las plantas cultivadas ofrecería más probabilidades para aclarar tan oscuro problema.

Nadie se sorprenderá de lo mucho que todavía queda por explicar con respecto al origen de las especies y variedades, si se tiene en cuenta nuestra profunda ignorancia acerca de muchos de los seres que viven en nuestro derredor. ¿Quién puede explicar por qué una especie extiende en todas direcciones sus numerosos individuos, mientras que otra aliada a la primera domina en espacio pequeño y apenas se la encuentra? No obstante, son de mucha importancia estas relaciones, porque determinan el bienestar actual, y a nuestro modo de ver, se dirigen al futuro logro y modificación de cada uno de los habitantes de este mundo. Todavía sabemos menos de las mutuas relaciones existentes entre los innumerables habitantes que han existido durante las muchas épocas geológicas que cuenta la historia, y aunque hay muchos misterios que durante mucho tiempo permanecerán tales, sin embargo, después del estudio más deliberado y del más desapasionado juicio de que somos capaces, no dudamos que la opinión hasta ahora sostenida por la mayor parte de los naturalistas y antes por nosotros, al afirmar que cada especie ha sido creada independientemente, es errónea. Estamos convencidos de que las especies no son inmutables, sino que las pertenecientes a los llamados géneros descienden en línea recta de algunas otras especies ya totalmente extinguidas, de análoga manera que las variedades reconocidas de cualquier especie son descendientes de esa especie. Aun más; no dudamos que la selección natural ha sido el más importante, sino el exclusivo medio de modificación.

TEMA 1

Cuando comparamos a los individuos de la misma variedad o subvariedad de las plantas actuales que desde hace mucho tiempo van siendo cultivadas, y de nuestros animales domésticos más antiguos, una de las primeras cosas que más nos extraña es, sin duda, ver cómo generalmente difieren entre sí en mayor escala unos individuos de otros que los individuos de cualquier otra especie o variedad estudiada en el estado natural. Así como cuando reflexionamos sobre la vasta diversidad de las plantas y animales que respectivamente han sido cultivados y domesticados, variando durante todas las edades, ya sea por la influencia de los climas, por un tratamiento diferente, nos vemos obligados a concluir que esta gran variabilidad es debida a que nuestras producciones domésticas se han formado en condiciones de vida menos uniformes, diferentes de aquellas a las que había sido primitivamente expuesta la especie madre en la naturaleza. Ahora bien; aunque no deja de tener alguna probabilidad la opinión expuesta por Andreu Knight de que esta variabilidad pueda tener cierta conexión con el exceso de alimento, parece, sin embargo, evidente que los seres orgánicos necesitan estar expuestos durante algunas generaciones a condiciones nuevas para que en ellos se origine cualquier gran variación, que continúa luego durante muchas generaciones. No se sabe de ningún caso en que un organismo variable haya dejado de variar sometido al cultivo, por lo cual las plantas cultivadas desde hace mucho, como por ejemplo el trigo, todavía siguen presentando nuevas variedades, y los animales que desde muy atrás pasaron al estado doméstico son aún susceptibles de mejoras y modificaciones rápidas.

Después de dedicarle al asunto mucha atención, debemos decir que, al parecer, las condiciones propias de la vida obran de dos modos: 1°, directamente sobre el conjunto de la organización o sobre ciertas partes tan sólo; 2°, indirectamente, afectando al sistema reproductivo. Con respecto a la acción directa, debemos tener presente que en todos los casos, como últimamente ha afirmado el profesor Weismann, hay aquí dos factores que considerar, a saber: la naturaleza del organismo y la naturaleza de las condiciones, de los cuales el primero parece ser mucho más importante que el segundo, puesto que algunas variaciones próximamente semejantes surgen a veces en condiciones que, en cuanto podemos apreciarlas, son desemejantes; y por otra parte, surgen variaciones desemejantes en condiciones que parecen ser casi uniformes. Los efectos en la prole son definidos e indefinidos. Serán definidos cuando toda o casi toda la descendencia de los individuos expuestos a ciertas condiciones, durante algunas generaciones, salga a la luz

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