Daño Renal En El Paciente Diabetico
Enviado por enriquest23 • 9 de Agosto de 2012 • 1.479 Palabras (6 Páginas) • 706 Visitas
La patología de renal de origen metabólico ha ido en aumento en los últimos años por lo que han ido cobrando vital importancia en los sistemas de salud, como es el caso de México, traspolado a las unidades de Medicina Familiar. A pesar de la magnitud de los recursos destina¬dos al tratamiento de la insuficiencia renal y las mejoras que ha habido en las tecnologías de las terapias de reemplazo renal, los pacientes con falla renal continúan presentado número y mortalidad significativa¬mente alta y una calidad de vida disminuida. En nuestro medio, como en la mayor parte del mundo, se ha demostrado un incremento dramático en la prevalencia e incidencia de la insuficiencia renal crónica terminal (IRCT); actual¬mente es considerada una pandemia que afecta aproximadamente al 10% de la población adulta en diferentes partes del mundo.
En términos de incidencia, la cifra se in¬crementó de 92 pacientes por millón de habitan¬tes (ppmh) en 1999 a 400 ppmh en el año 2008; como causa de IRCT, nuestro país ocupa el primer lugar mundial; de hecho, la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es la primera causa de IRCT en con lo que queda claro la relevancia de esta enferme¬dad crónico degenerativa como causa de falla re¬nal en nuestra población.
El costo del tratamiento de la IRCT es extre¬madamente caro. En México, en el año 2009 la insuficiencia renal ocupó el tercer lugar en el gasto por padecimiento dentro del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con una in¬versión de 4,712 millones de pesos en tan sólo 4% de los derechohabientes, lo que representa un incremento del 27% con respecto al 2005. Por otro lado, la Secretaría de Salud informó en 2009 que sólo el 22% de los pacientes que re¬quieren terapia de reemplazo renal en realidad la reciben, lo que tiene un costo anual estimado de 7,550 millones y probablemente ascendería a 33,000 millones de pesos si se atendiera al 100% de los pacientes que lo requieren.
Es muy frecuente que los pacientes con ERC presenten múltiples hábitos negativos del estilo de vida que constituyen conductas de riesgo, y que muchas veces son difíciles de modificar por la sola intervención del médico. El signifi¬cado clínico de estos hábitos negativos, del esti¬lo de vida en sujetos con ERC es el incremento constante y silencioso del riesgo de progresión hacia las etapas finales de la enfermedad renal y la muerte cardiovascular precoz. Por lo ante¬rior, es urgente incidir en la modificación de los malos hábitos del estilo de vida para disminuir la carga global de la ERC.
Para detener el alarmante crecimiento de la epidemia de la IRCT y disminuir los costos de su tratamiento, la tendencia actual en todo el mundo, es considerar seriamente la prevención de la ERC, especialmente desde el consultorio del médico familiar. Sin embargo, el manejo integral de la ERC en primer nivel de atención es un problema complejo debido a: Falta de sistematización en la detección y el manejo del paciente con alto riesgo para daño renal como el paciente diabético. Diagnóstico tardío de la enfer¬medad y valoración incompleta de la función renal; No se aplican medidas de nefroprotec¬ción de manera oportuna por desconocimiento; Falta de protección cardiovascular en las etapas tempranas; En la mayoría de los casos, no se utilizan ni se in¬terpretan adecuadamente las herramientas dis-ponibles para el diagnóstico oportuno; Pres¬cripción indiscriminada de antiinflamatorios no esteroideos con la repercusión renal.
Es indispensable fun¬damentar el quehacer médico en los siguientes pilares de atención:
Detección temprana: Las estrategias para mejorar el panorama de la ERC requerirán de un esfuerzo global dirigido hacia los esta¬dios iniciales de la enfermedad, identifican¬do primeramente factores de riesgo para el desarrollo y progresión del daño renal. Idealmente, toda la población general debie¬ra ser evaluada para determinar si presenta o no daño renal; sin embargo, esto no es factible siempre, sobre todo porque no se sabe si la evaluación de la población completa ten¬dría una buena relación costo-beneficio. Por lo tanto, la detección dirigida debe orientar¬se hacia los grupos de pacientes con mayor riesgo de desarrollar daño renal, como por ejemplo los diabéticos e hipertensos, antecedentes familiares de nefropatía y mayores de 60 años. (condiciones altamente prevalentes en nuestro medio). Después de identificar en la consulta de primer nivel a los pacientes de alto riesgo para desarrollar ERC, es nece¬sario que todos ellos sean evaluados de ma¬nera sistemática con maniobras adecuadas y fáciles de aplicar. Estas maniobras incluyen: medición de la tensión arterial, determina¬ción de las concentraciones séricas de crea¬tinina y marcadores de daño renal (albumi-nuria), estimación de la TFG y examen del sedimento urinario.
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