Desarrollo Del Conocimiento Cientifico
Enviado por Jane14 • 23 de Agosto de 2012 • 2.083 Palabras (9 Páginas) • 891 Visitas
¿Cuáles son las controversias básicas en la filosofía de la ciencia?
En este ensayo se intentara plantear que la filosofía de la ciencia no puede seguirse considerando únicamente como una actividad epistémica y metodológica, sino también como actividad axiológica, en el sentido de que su reflexión no debe apuntar solamente al cómo se han desarrollado las teorías científicas, sino también al deber ser de la ciencia, promoviendo nuevos valores tanto epistémicos como prácticos dentro del quehacer científico, y enfatizando sobre la responsabilidad ética y social del investigador.
Se solía considerar, por los filósofos de la ciencia, en las primeras décadas del siglo XX, que esta debía ser una actividad descriptiva, explicativa y predictiva, y que las teorías debían ser falsables, comprobables, verificables, enfatizando los valores cognitivos o epistémicos en la ciencia, pero en modo alguno se debía preguntar sobre el deber ser del quehacer científico. El mismo Laudan, 1984, en su libro Science and Values, insiste en que los valores y normas que él estudia no son los valores éticos, ni las normas morales, sino los valores cognitivos y las normas o reglas metodológicas.
Sin embargo, a mediados del siglo XX, con las consecuencias de la bomba atómica, y en particular en los últimos veinte años con el comienzo de la ingeniería genética, se fue tomando conciencia de que la ciencia no era, como pensaban los iluministas, suficiente por sí misma para instaurar una sociedad armónica, sino que ella ofrecía sí muchos beneficios a la humanidad, pero también significaba un inmenso riesgo. En otras palabras, se comprendió que la ciencia no era solamente una actividad teorética, sino también una actividad práctica capaz de transformar e incluso destruir el mundo.
Muy diferente será la visión que puede deducirse de la filosofía de Karl Popper. Aunque algunos filósofos, con una mirada superficial sobre su obra lo hayan catalogado de cientificista, y hayan querido ver en él un exponente de la neutralidad valorativa, en la filosofía de la ciencia popperiana subyace un fuerte imperativo moral; la falsación y la crítica no sólo son preceptos metodológicos sino también reglas propias del ethos de la ciencia. Anna Estany, 2006, señala que “Popper partió de la imposibilidad de una lógica inductiva y buscó la solución a la fundamentación del conocimiento científico en el programa falsacionista”.
Según José Antonio Marina, 1997, las consecuencias filosóficas del falsacionismo popperiano van mucho más allá de la ciencia experimental, concentrándose en lo que él llama "racionalismo crítico". Sin embargo, en La Lógica de la Investigación científica, Popper centra toda su preocupación en resolver los aspectos prácticos de su metodología, y no ve las consecuencias filosóficas de su método; por otra parte, al centrar la crítica solamente en las refutaciones empíricas de las teorías científicas, relega a un segundo plano el "método de la discusión racional". Popper es el primero en darse cuenta de las limitaciones de su método en este campo.
Es así como, a partir de los debates que sostiene después de publicada la Lógica empieza a encontrarle universalidad a su método; Posteriormente, al analizar y tratar de darle sentido a la triada dialéctica hegelina de tesis, antítesis y síntesis, propone el método de "resolución de problemas" como consecuencia del método de "ensayo y error". Comprendió Popper que su énfasis en la eliminación crítica y en el surgimiento permanente de nuevos problemas, podía aplicarse en todos los ámbitos de las actividades humanas y no solamente en las ciencias experimentales; es por ello que en la Sociedad abierta y sus enemigos logró especificar por primera vez los rasgos fundamentales de lo que seguirá llamándose “racionalismo crítico”. Aquí el principio de falibilidad del conocimiento humano (toda teoría en principio puede ser falsa), se une al mensaje socrático “sólo sé que nada sé”, junto con una concepción de la racionalidad como “apertura a la crítica intersubjetiva”, en donde se ve a los otros sujetos en su verdadera dimensión, es decir, portadores de racionalidad. Más tarde en su conferencia “Tolerancia y responsabilidad intelectual” elevará este principio al rango de principio ético.
Según Francisco Quesada, 2004, la comunicabilidad del conocimiento científico al igual que su crítica son condiciones indispensables para lograr la intersubjetividad, tesis esta que ya no tiene que ver con la metodología, ni con la epistemología, sino con la axiología, o si se quiere, se dan aquí los primeros pasos en esta dirección.. Es más, la concepción popperiana del ethos de la ciencia conduce a vincular la actividad científica con las normas políticas e institucionales de la sociedad concreta en donde la ciencia se elabora: “en último término, el progreso depende en gran medida de factores políticos, es decir, de instituciones políticas que salvaguarden la libertad de pensamiento”. Si bien Popper es demasiado idealista en su consideración sobre las instituciones, si podemos decir que con él se abre un campo de investigación para la filosofía de la ciencia alejada de las tendencias empiristas y cientificistas.
Esta axiología de la ciencia que subyace en la filosofía popperiana nos muestra nuevos valores que pueden considerarse fundamentales para el desarrollo de la actividad científica, por ejemplo, la libertad de pensamiento y la libertad de crítica. Sin llegar a afirmar que democracia y libertad sean condiciones indispensables para lograr el desarrollo científico (la historia ha mostrado en numerosas ocasiones que esto no ha sido así), sin embargo, la ciencia siempre ha florecido en mayor medida en aquellas regiones más democráticas, porque si bien la ciencia es una actividad regulada y normatizada, la posibilidad de criticar y mejorar dichas reglas siempre debe estar abierta.
De igual manera Thomás Kuhn, 2006, no mostró tanto en la Estructura de las revoluciones científicas sino en su conferencia “Objetividad, juicios de valor y elección de teorías” (escrita fundamentalmente para responder a las críticas de Lakatos, Shape y Shefer), que el proceso de evaluación de teorías rivales resulta ser mucho más complejo de lo que creyó la filosofía empirista de la ciencia. Kuhn distingue entre reglas y valores y afirma que los criterios de elección de teorías (precisión, coherencia, amplitud, simplicidad y fecundidad) funcionan como valores incompletos y no como reglas de decisión, puesto que a la hora de enjuiciar las teorías, científicos adscritos a los mismos programas de investigación pueden expresar valoraciones distintas. Según Juan
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