Desequilibrio entre su capacidad intelectual
Enviado por plagril • 13 de Enero de 2013 • 5.968 Palabras (24 Páginas) • 544 Visitas
Hay que recordar que en el ser humano moderno se manifiesta un desequilibrio entre su capacidad intelectual la cual se ha súper desarrollado y sus capacidades físicas y emocionales, las cuales se han atrofiado. Este desequilibrio se refleja precisamente en el deterioro de la sensibilidad natural y del modo de reaccionar ante la vida y sus realidades cotidianas.
Siguiendo el planteamiento del filósofo y educador, Daisaku Ikeda, en la necesidad de una profunda toma de conciencia, buscando reafirmar quiénes somos y qué estamos haciendo. Tenemos que restaurar nuestra percepción de la vida en sí misma, nuestra conciencia manifiesta de las realidades del hacer cotidiano; y es aquí donde debemos aferrarnos firmemente al ritmo del ecosistema natural.
Para poder hablar de una dimensión humana que fortalezca el nuevo paradigma esta debe estar sustentada en el autocontrol y la moral. Necesitamos una profunda toma de conciencia que implica reafirmar el reconocimiento de quienes somos y que estamos haciendo, para posibilitar la creación de formas de autocontrol y autodominio que son las que legitimarán el liderazgo moral de los pueblos. Debemos resolver la crisis de identidad del ser humano y restablecer las conexiones orgánicas vitales con el cosmos.
Dimensionar la vida con un enfoque a escala humana es lo que puede cambiar lo que en este momento parece una realidad inmutable: la separación entre norte y sur, el inmenso abismo entre riqueza y pobreza, las grandes diferencias en posibilidades de acceso a la educación y a la salud, la desigualdad en los avances tecnológicos y comunicacionales, el ataque despiadado a la naturaleza y el irrespeto a otras formas de vida causando un desequilibrio ecológico sin precedentes y sobre todo la amenaza del fantasma de la guerra, la opresión del más débil por el más fuerte, la posibilidad de que países que poseen poder económico y desarrollan programas nucleares y, bajo la mirada indiferente de la comunidad mundial, puedan arrasar con culturas milenarias y vidas inocentes impunemente, la guerra fratricida entre pueblos, promovida por intereses económicos y políticos de otras naciones y el irrespeto a los derechos humanos que parecieran no ser universales.
Hay que formar una nueva conciencia y crear valores genuinos y perdurables. Solo la voluntad y la acción de los hombres construirán la historia con visión de un nuevo horizonte. En el transito por el nuevo siglo tenderemos que enfrentar problemas. Las personas tendrán que trascender sus propios intereses nacionales y considerar la situación que vive el mundo como una totalidad.
El desafío es trazar un nuevo rumbo en el siglo XXI aplicando las lecciones de nuestra época y al mismo tiempo buscar los tesoros espirituales que palpitan en las corrientes profundas de la historia. Considerar el estado de la humanidad desde la perspectiva del futuro, buscar el equilibrio, el gozo y la felicidad para todos los seres del planeta.
Espiritualidad
Ego: ubicado en la periferia del loto. Representa la racionalidad y el pensamiento secuencial.Zohar (2001) plantean la teoría del loto del ser en la que se describe un modelo psicológico del ser humano y su personalidad, indicando que los propuestos hasta ahora se limitan a describir la capa exterior (conciente, racional) y la interior (subconsciente, asociativa). Se incorpora un centro unitivo, espiritual. Para la presentación del modelo eligieron la simbología de la flor de loto, la cual representa para los filósofos hindúes: la realización espiritual, y para los budistas: la propia naturaleza del Buda, que yace en el corazón de todo ser humano. Dicho modelo grafica las capas de esta flor asignándole alguna de las capas del “YO”:
Subconsciente: Es el centro asociativo. Tiene que ver con las motivaciones, imágenes, arquetipos. Por ello influencia, desde dentro, la personalidad y el pensamiento. Pero también es la “máscara” con la que me presento al mundo, “la persona que creo ser”.
Yo; Es el centro del ser: se encuentra en la esencia del ser, su función es básicamente unificadora o interrogadora. Vinculado a las preguntas trascendentes.
Este modelo propone entonces, el reconocimiento de la esencia espiritual del hombre. Por ello, incorpora la idea de la inteligencia espiritual (IES) a las ya conocidas inteligencia emocional (IE) y cociente de inteligencia (CI). Los autores explican que una mera inteligencia racional no es suficiente para enfrentar las interrogantes existencialistas del ser humano. Las respuestas no son meramente racionales ni emocionales.
Tal y como lo plantean los autores: “La inteligencia espiritual es el alma de la inteligencia” (p.24). Esta inteligencia no actúa de acuerdo a los valores de la persona, sino que es la que nos permite tener valores. De hecho, este planteamiento lo podemos relacionar con el “punto crucial” descrito por Capra, pues se plantea que la crisis que atravesamos hoy día es una consecuencia del poco desarrollo de la inteligencia espiritual de los humanos: “Ignoramos las cualidades humanas y nos concentramos en actividades frenéticas, en “ganar y gastar”. Menospreciamos fatalmente lo sublime y lo sagrado dentro de nosotros mismos, de los demás y de nuestro mundo”. (p.30)
En el texto se plantea que, con anterioridad, las comunidades sociales tenían mayor claridad acerca del sentido de la vida (objetivos, valores, reglas claras). Parecían no ser necesarias o comunes las interrogantes existencialistas. Actualmente, carecemos de estas claridades, vivimos en un mundo de excesiva racionalidad y quizá por esta necesidad, nuestro cerebro ha evolucionado.
Tal parece que poseer un alto nivel de inteligencia ofrece la oportunidad de usar lo espiritual para proporcionar un mayor contexto y sentido a la existencia, para lograr una experiencia de totalidad, destino y realización personal. La IES nos permite comprender una situación y usar nuestro libre albedrío para romper límites e incluso reglas si es necesario. Nos permite una verdadera y propia comprensión de la realidad.
Nuestro sistema educativo descansa sobre las bases de la cultura occidental, obstaculizadora por naturaleza, del desarrollo de la inteligencia espiritual. La crisis de valores que atraviesa nuestra sociedad, parece ser consecuencia del escaso desarrollo de esta inteligencia, por lo que resulta indispensable incorporar entre los planteamientos y fundamentos de la pedagogía del siglo XXI, el desarrollo de la inteligencia espiritual a través de experiencias significativas, profundas y trascendentes que atiendan a las necesidades esenciales del Ser.
Usar nuestra IES significa transformar nuestra conciencia, descubrir capas más profundas de nosotros mismos.
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