EDAD MEDIA
Enviado por Mirella1998 • 22 de Mayo de 2015 • Tesis • 4.556 Palabras (19 Páginas) • 244 Visitas
EDAD MEDIA
Por Edad Media se entiende en realidad un periodo de tiempo entre otras dos épocas. La expresión surgió en el Renacimiento, en el que se consideró la Edad Media como una “Larga noche de mil años” que había enterrado a Europa entre la Antigüedad y el Renacimiento.
Hablamos, por tanto, a menudo de la Edad Media como una “Cultura cristiana unitaria”.
Los tiempos de los romanos habían sido una época de mucha cultura, con grandes ciudades que tenían sus sistemas públicos de cloacas, baños y bibliotecas; por no mencionar la grandiosa arquitectura.
Toda esa cultura se desintegro en los primeros siglos de la Edad Media, también en lo que se refiere al comercio y a la economía monetaria. En la Edad Media se volvió a la economía en especie, a la economía de intercambio. A partir de ahora la economía se caracterizaría por lo que llamamos Feudalismo.
El antiguo imperio romano se dividió en tres zonas culturales.
(Euro. Occi-Cultura Cristiana- Leng.Latina-Capi.Roma)
(Euro. Orien-Cultura cristiana- Leng.griega- Capi.Constantinopla)
(Nort Africa y Oriente Medio-Cultura musulmana- Leng.Arabe)
Durante la Edad Media los árabes fueron los más importantes en ciencias.
Los filósofos de la Edad Media dieron más o menos por sentado que el cristianismo era lo verdadero. La cuestión era si había que creer en los milagros cristianos o si también era posible acercarse a las verdades cristianas mediante la razón.
Veamos este planteamiento del problema en los filósofos más importantes de la Edad Media, como por ejemplos San Agustín.
San Agustín vivió desde el 354 al 430 y pasó por muchas religiones y corrientes filosóficas antes de convertirse al cristianismo. Durante un periodo fue Maniqueo y la idea era que el mundo está dividido en bien y mal en luz y oscuridad, espíritu y materia. Con su espíritu las personas podían elevarse por encima del mundo de la materia y así poner las bases para la salvación del alma.
San Agustín también estuvo influido por el neoplatonismo, en el que se encontró con la idea de que toda la existencia tiene una naturaleza divina.
Él se consideraba 100% cristiano, pero no veía una gran distinción entre el cristianismo y la filosofía de Platón. Se podría decir que fue San Agustín quien cristianizó a Platón.
El mismo, San Agustín había descubierto que la filosofía solo podía llegar hasta ciertos límites.
Pensaba que Dios creó el mundo de la nada. Y que antes de que Dios lo hubiese creado, las ideas existían en los pensamientos de Dios. Salvando así el pensamiento platónico de las ideas eternas.
Con el problema del mal, San Agustín recurre el neoplatonismo que dice que el mal es la ausencia de Dios. El mal no tiene una existencia propia, es algo que no es. Porque la creación de Dios es en realidad solo buena. El mal se debe a la desobediencia de los hombres.
También dice que hay un abismo infranqueable entre Dios y el mundo. En este punto se apoya sobre cimientos bíblicos y rechaza las ideas de Plotino e que todo es Uno. Pero también subraya que el ser humano es un ser espiritual. Tiene cuerpo material, que pertenece al mundo físico, pero también tiene un alama que puede reconocer a Dios.
La idea de San Agustín es que ningún ser humano se merece la salvación de Dios. Y sin embargo Dios ha elegido a algunos que se salvaran de la perdición.
Se apoya en una gran obra llamada La ciudad de Dios. La expresión Ciudad de Dios o Reino de Dios procede de la biblia y de la predicación de Jesús. San Agustín piensa que la historia trata de la lucha que se libra entre la Ciudad de Dios y la de Ciudad terrena. Las ciudades no son ciudades políticas fuertemente separadas entre ellas. Luchan por el poder en cada persona. No obstante, la Ciudad de Dios está presente de un modo más o menos claro en la Iglesia, y la Ciudad terrena está presente en los Estados políticos, por ejemplo en el Imperio Romano.
El filósofo más grande y más importante de la Baja Edad Media fue Tomas de Aquino, que vivió de 1225 a 1274. Lo llamamos filósofo pero también fue, en la misma medida, teólogo. En aquella época no había verdadera distinción entre la filosofía y la teología. Para resumir podemos decir que Tomas de Aquino cristianizo a Aristóteles de la misma manera que San Agustín había cristianizado a Platón.
Tomas de Aquino fue de los que intentaron unir la filosofía de Aristóteles y el cristianismo. Decimos que creo que gran síntesis entre la fe y el saber. También pensó que no tenía por qué haber una contradicción entre lo que cuenta la filosofía o la razón y lo que nos revela la fe.
Él opinaba que existen una serie de verdades teológicas naturales. Con esto se refería a verdades a las que se puede llegar tanto a través de la revelación cristiana como a través de nuestra razón innata o natural.
También decía que hay dos caminos que conducen a Dios. Uno a través de la fe y la revelación. El otro camino es a través de la razón y las observaciones hechas con los sentidos. Bien es verdad que de estos caminos el de la fe y la revelación es el más seguro, porque es fácil desorientarse si se fía solo de la razón.
Pero el punto clave de Tomas es que no tiene por qué haber necesariamente una contradicción entre un filósofo como Aristóteles y la doctrina cristiana.
Lo que quiso mostrar Tomas es que solo existe una verdad. Podemos acercarnos plenamente a una parte de la verdad mediante la razón y nuestras observaciones hechas con los sentidos, son esas verdades las que decía Aristóteles cuando describe el reino animal y el vegetal. Otra parte de la verdad nos la revela Dios a través de la Biblia. Pero las dos partes de la verdad se superponen la una a la otra en muchos puntos importantes.
También la filosofía de Aristóteles suponía que había aun Dios, o una causa primera, que pone en marcha a todos los procesos de la naturaleza. También con la razón podemos reconocer que todo lo que hay a nuestro alrededor tiene que tener una causa original, decía. Hay pues dos cominos también para la vida moral. Podemos saber que está mal herir a otras personas, aunque no hayamos leído la Biblia.
(Trueno –Relámpago)
Sofía: Es más o menos como que podemos saber que hay tormenta tanto viendo los relámpagos como oyendo los truenos.
Aunque seamos ciegos podemos oír que truena. Y aunque seamos sordos podemos ver los relámpagos. Lo mejor es, claro está, ver y oír. Pero no hay ninguna “Contradicción” entre lo que vemos y lo que oímos. Al contrario, las dos impresiones se complementan.
Más o menos así es la relación entre la obra de creación de Dios y la Biblia. Solo mediante
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