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EL CONCEPTO DE GASTO PÚBLICO


Enviado por   •  25 de Febrero de 2017  •  Biografía  •  2.742 Palabras (11 Páginas)  •  284 Visitas

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EL CONCEPTO DE GASTO PÚBLICO

En la literatura moderna se le viene dando una creciente importancia al concepto de gasto, que

tradicionalmente había ocupado una posición de menor

relevancia que el estudio de los ingresos públicos. Hasta un cierto momento fue común que el

énfasis de los hacendistas se pusiera en el estudio de los impuestos más que en la manera como

estos se gastaban.

En los tiempos modernos el concepto de gasto público ha ido tomando especial importancia, y

esto por dos razones principales: la primera, porque a la luz de los análisis keynesianos se ha

visto que el gasto público no desarrolla un papel neutro dentro de la actividad económica, como

lo pensó la escuela tradicional, sino que tiene un papel decisivo en la actividad económica. Pero,

además, el concepto del gasto público ha ido cobrando importancia no sólo porque ahora hay más

conciencia de su trascendencia económica sobre los grandes agregados de la renta nacional, sino

también porque se ha constatado que a menudo los problemas fiscales no son tanto asunto de

carencia de recursos como de ineficiencia en la asignación de los mismos. Es decir, el problema

no es tanto de ingresos como de eficacia en los gastos.

Con razón FRITZ NEUMARK observa lo siguiente:

Las ideas básicas de la teoría y la política financieras que durante más o

menos siglo y medio –desde finales del XVIII hasta comienzos del XX– dominaron la actividad

de la Hacienda Pública pueden reducirse en lo fundamental a dos. De un lado, se creía que el

Estado no podía administrarse racionalmente y que por ello sus gastos eran, si no absolutamente,

sí al menos relativamente improductivos (en comparación con los del sector privado); de ahí,

además, que tanto por estos motivos como por los perjuicios que ello suponía para la iniciativa

privada y para la formación privada de capitales, la recaudación de impuestos debía reducirse al

mínimo indispensable para financiar aquellos gastos.

De otro lado, se pensaba que la política financiera, y aún más la fiscal, deberían orientarse hacia

lo puramente fiscal, aspirando a lograr un máximo de neutralidad.

A partir de los aportes de KEYNES, el concepto de gasto público se ha transformado

radicalmente. Ya hay clara aceptación en el mundo académico de que el gasto público no es

neutral, sino que puede ser, y de hecho es, un factor de ex- trema importancia dentro del manejo

de la economía y que por tanto el ideal del manejo hacendístico no es reducir al mínimo posible,

dentro de una supuesta neutralidad, el gasto público, sino el de manejarlo de acuerdo con la

coyuntura y el énfasis económico que en cada momento quiera dársele a este poderoso

instrumento de dirección económica.

En síntesis, el tema del gasto público ha venido adquiriendo destacada importancia no sólo en el

contexto de las discusiones que versan sobre la cantidad del gasto público que debe incorporarse

al flujo económico (unos abogan por más, otros por menos) sino también en el análisis de la

coyuntura fiscal misma, en la que se ha venido destacando que el problema no se reduce a

inyectar dinero y más dinero a los problemas, sino también en evaluar la calidad del gasto público

que se está ejecutando, su productividad, en síntesis: su eficiencia.

LA LEY DE WAGNER

ADOLF WAGNER, un famoso hacendista alemán del siglo XIX, formuló en 1877 un enunciado

que habría de volverse célebre en la literatura financiera contemporánea. “La comparación de los

diferentes países y períodos nos demuestra que en la mayor parte de las naciones progresivas se

observa un aumento regular de las funciones de los gobiernos centrales y locales. Fenómeno que

se manifiesta tanto en su aspecto extensivo como intensivo. El Estado y los entes

políticos subordinados asumen continuamente nuevas funciones y realizan más perfectamente sus

cometidos. De esta suerte las autoridades públicas satisfacen en grado creciente y de manera más

completa las necesidades económicas de la población”.

Este principio formulado hace ya más de un siglo es hoy en día uno de los más citados en la

literatura sobre Hacienda Pública y se le conoce con el nombre genérico de “Ley de Wagner”.

Según esta ley, el volumen del gasto público tiende a crecer permanentemente en los Estados, no

sólo en términos absolutos sino tam-

 bién en términos relativos. Cada vez la relación gasto público/PIB sería mayor. Las variadas

funciones que asumen los gobiernos en la sociedad contemporánea explican que el volumen de

gasto público represente una proporción creciente dentro de los gastos totales de la comunidad.

Las cifras que se resumen más

adelante indican que al menos en lo que hace relación con la segunda mitad del siglo XIX y espec

ialmente durante la primera mitad del siglo XX la Ley de Wagner se ha confirmado.

Fue en esta época cuando el intervencionismo estatal se acentuó en todo el mundo; cuando

efectivamente el Estado comenzó a asumir funciones que no habían sido las suyas hasta entonces;

y cuando los costos de ciertos servicios públicos asociados con el desarrollo técnico moderno

(tales como la generación y transmisión de energía eléctrica, la construcción de carreteras,

ferrocarriles y tele- comunicaciones) resultaron sensiblemente mayores que el de los servicios

públicos elementales que en un principio había prestado el Estado (justicia, policía, ser- vicio

diplomático). Por eso la Ley de Wagner se cumplió casi inexorablemente en el siglo que siguió a

su formulación.

Hoy en día, sin embargo, no es claro que la Ley de Wagner deba seguirse cumpliendo con el

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