EL CONOCIMIENTO DE LA IGNORANCIA

EL CONOCIMIENTO DE LA IGNORANCIA

Desde los tiempos remotos, incluso antes de que nuestro Dios existiera, la raza humana se ha inspirado en buscar una sabiduría que la haga digna de llevar el honor de ser llamada la única casta que razona. Así pues, Sócrates, el tan reconocido filósofo, puso en tela de juicio lo que hasta hoy en día no se ha podido comprender muy a fondo. Según Apolo, otro gran filósofo de ésa época, Sócrates era muy sabio, porque lograba comprender el límite de su sabiduría, es decir, que el realmente sabio no era aquel que tenía un basto conocimiento intelectual sino aquel que aceptaba hasta adónde podía llegar éste.

Si se considera que en la actualidad la mayoría de personas buscan un conocimiento cada vez más amplio, se podría decir que están haciendo lo equivocado, pues de qué vale saber mucho sobre, por ejemplo, todo lo relacionado con la ciencia, si no se es capaz de entender los límites de la memoria. Asimismo, si cada vez más se van descubriendo cosas nuevas, el conocimiento será más y más grande, pero nuestra ignorancia crecerá a la par de éste. He aquí el gran problema, de difícil solución, porque la gente está tan empecinada en ser sabia, que se pierde la importante esencia del verdadero significado de la “sabiduría”.

Es tal la ignorancia, que las personas de hoy día aseguran saber más que aquellos grandes filósofos de la antigüedad. En una parte, se podría interpretar esto como cierto, ya que los avances de la ciencia han permitido descubrir y experimentar cosas nuevas de este mundo, cosas que parecían inalcanzables e inimaginables incluso hace algunos años; pero eso solo quiere decir que se conoce más que antes sobre las distintas ramas en que se podría ubicar los conocimientos, mas no que el conocimiento de una persona en particular sea más amplio que el de Sócrates.

Pasando ya por el lado de que se tiene que aceptar el grado de ignorancia de uno como persona, se debe tener en cuenta un criterio importante a la hora de aprender a ser conciente de esto; y es la ética, la cual junto a sus tres principios principales, ayuda a entender las razones por la cual Sócrates pudo deducir que “solo sé que nada sé”. En resumen, los principios hablan acerca del valor que tiene el ser humano sociable para tomar decisiones, que mediante métodos como el diálogo se puede llegar a un final acuerdo crítico en los distintos pensamientos que se presenten, y sobretodo, ser conciente de que nunca se obtiene una sabiduría total. Es importante recalcar que hay una ética profesional de hoy en día, que es distinta a la antigua; ya que la de hoy se basa más en un “compartir” intelectual de unos con otros. Pero algo que seguramente es lo más básico para todo esto, es aprender a aceptar los errores, saber tomarlos con buena actitud y agradecidos de que hagan entender en la persona la importancia de sí mismos.

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