ELECCIÓN DE PAREJA; UN ESTUDIO EN JOVENES Y ADULTOS.
Enviado por MirellePalmas • 11 de Mayo de 2017 • Examen • 1.326 Palabras (6 Páginas) • 301 Visitas
ELECCIÓN DE PAREJA; UN ESTUDIO EN JOVENES Y ADULTOS.
Mirelle Pamela Palmas González
Universidad Autónoma del Estado de México.
Dentro de los estudios de la psicología, uno de los temas que han llamado la atención, es la elección de pareja. A lo largo del tiempo se han ido modificando las formas de elegir pareja, ya que como lo menciona Antaki (2000, citado en Valdez, J., González-Arratia, N. y Valdovinos, Z., 2005). Antiguamente la unión de las parejas estaba establecida por los padres de los hombres y mujeres en unión como un negocio que favorecía a ambas familias. La mayoría de las veces, las parejas no llegaban a conocerse hasta el día de su boda.
Ya en el siglo XIX, las parejas se fueron formando con la propia decisión de cada persona, con fines más allá de la propia preservación de la especie (Valdez, 2007). Pero aún con la unión libre y consciente de las personas en pareja, se ha demostrado que, la elección de pareja también cumple otros principios que buscan satisfacer aspectos socioculturales y que tienen su base en los procesos psicológicos de cada persona (Díaz Loving y Sánchez Aragón, 2004).
De acuerdo con la teoría de las necesidades complementarias de Winch (1954, en Valdez, González y Sánchez, 2005), en la que suponía que una persona tiende a seleccionar a su pareja de acuerdo a aquellas características (físicas, de personalidad, etc) complementarias a las suyas, actualmente existen parejas que se basan sin darse cuenta en esta teoría, haciendo referencia a la frase popular de que “los polos opuestos se atraen”. En un caso casi totalmente opuesto Wetzel (1982), mencionaba en su teoría de la similaridad que las personas eligen a sus parejas con base en ideales similares, además de forma de pensar y de vivir para que en la vida en pareja sea más fácil compartir gustos o compartan también puntos de vista.
Existen diferencias entre las parejas jóvenes y las parejas adultas. Con base en la teoría del desarrollo psicosocial de Erikson (1933, en Bordignon, 2005), menciona que durante la juventud que va de los 20 años a los 35 años aproximadamente, los adultos jóvenes forman relaciones amorosas íntimas con otras personas, ya que el amor es la fuerza básica dominante en esta etapa y por eso se busca mantener relaciones estrechas con otras personas de forma recíproca, así mismo las relaciones comienzan a ser de amistad, afiliativas, sexuales de cooperación y competición, y que la modalidad psicosocial se basa en que al formar relaciones íntimas se produce la unión de dos identidades diferentes pero unidas, de tal modo que la propia identidad puede ser ligada a otra sin perder la propia. Durante esta etapa la crisis psicosocial se centra en la intimidad vs aislamiento, esto como consecuencia de la tendencia maladapatativa de esta etapa que es la promiscuidad, que hace referencia a como el sujeto se muestra ante los otros, a veces de manera extrovertida y si al sujeto le cuesta manejar esta tendencia entonces será lo contrario; un sujeto casi totalmente introvertido, de modo que si esta etapa entonces se supera con éxito, el sujeto será capaz de mantener relaciones cercanas con otros sin perder su individualidad. En caso contrario, si falla, entonces el sujeto muy probablemente tendrá dificultades para relacionarse con otros y no podrá construir ni mantener relaciones de cualquier tipo con quienes le rodean (Erikson, 1933, en Bordignon, 2005).
Mientras tanto en la etapa de la adultez, el sujeto tiene como fuerza básica el cuidado, por lo cual sus relaciones se centran en relaciones de trabajo, hogar, de generación. Busca el equilibrio entre el presente y el futuro personal, familiar y social, por lo cual se enfrenta a la crisis de la productividad frente al estancamiento. Si esta crisis se supera exitosamente, entonces las personas serán productivas y con una gran visión hacia el futuro sacando adelante todas las relaciones sociales que ha creado y el mismo sujeto tendrá una mejor visión hacia el futuro al momento de llegar a la última etapa (Erikson, 1933, en Bordignon, 2005). Si en caso contrario, la crisis no se supera con éxito, entonces, probablemente las aportaciones que podría hacer a su siguiente etapa quedarán de lado, y entonces será una persona pasiva y sin visión hacia el futuro.
Así pues, varios estudiosos han planteado que la elección de pareja depende entonces de la protección que sientan con la pareja, que sean exitosos o trabajadores, educados, buenas madres o padres (Padilla y Díaz-Loving, 2012), del parecido con los padres, de la similitud, el físico, la complementariedad (Padilla y Díaz Loving, 2002), además del afecto, el apego, el cuidado, cariño y amor entre los que conforman esta unión (Valdez Medina, Díaz Loving y Pérez, 2005).
En estudios recientes también se ha confirmado que estas diferencias entre una persona y otra al momento de elegir pareja son relativas y completamente distintas en cada persona; estas diferencias tienen que ver con sus propios antecedentes como su forma de vida, de pensar, de sentir, de actuar, etc (Padilla y Díaz-Loving, 2012).
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