ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Ejemplos de exteroreceptores


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2012  •  1.438 Palabras (6 Páginas)  •  1.151 Visitas

Página 1 de 6

Ejemplos de exteroreceptores

La quimiosensibilidad está referida a la capacidad de reacción ante estímulos externos de tipo químico y está presente en diversos grados de desarrollo, en la totalidad de los animales. En algunos de ellos, como los artrópodos y los vertebrados , dicha sensibilidad se encuentra en puntos determinados dando lugar a los quimioreceptores específicos que se encuentran en puntos variables del cuerpo; así en formas evolucionadas de invertebrados, como los moluscos gasterópodos, estos órganos se encuentran en la cavidad del manto, como en el caso del caracol común; en los moluscos cefalópodos altamente avanzados, como la sepia y el calamar, en los tentáculos y en los demás moluscos en el manto o el sifón; los crustáceos los tienen en las antenas y las piezas bucales, y los arácnidos en los tarsos.

En los demás casos no existen órganos quimioreceptores concretos, se habla entonces de quimio sensibilidad indiferenciada, presente en los diferentes grupos animales menos evolucionados, por ejemplo, la lombriz de tierra, sin órganos quimioreceptores específicos, puede distinguir lo amargo y lo ácido, alejándose de estas sustancias, y acercándose a las dulces, también la sensibilidad con respecto a la humedad, es atribuida a la quimiosensibilidad.

Como veremos seguidamente, los sentidos del gusto y del olfato tan desarrollados, sobre todo el último, en formas avanzadas de vertebrados con sentidos quimiosensibles, es decir, capacitados para discernir entre las sustancias químicas presentes en el alimento o en el medio exterior.

El olfato se presenta, al igual que el gusto, solamente en insectos, invertebrados acuáticos y vertebrados. La sensibilidad olfativa viene dada por la presencia de quimioreceptores llamados olfativos, que captan los estímulos difundidos en el ambiente exterior, ya sea en el aire o en el medio acuático, y que, por lo general, hacen gala de una gran sensibilidad.

Existe en los vertebrados una clasificación referida a dicho grado de sensibilidad; los animales microstomáticos tienen el epitelio olfatorio escasamente desarrollado y el umbral de estimulación muy alto, es decir, necesitan grandes intensidades de estímulo para poder percibirlo, en cambio los macrostomáticos perciben el estímulo olfatorio aunque éste se presente en el ambiente en mínimas cantidades , incluso una molécula es suficiente para permitir la percepción, es lo que se denomina umbral olfatorio absoluto. La mayoría de los mamíferos son macrostomáticos, por ejemplo, el perro tiene unos doscientos veinticinco millones de células olfatorias y un poder de percepción entre mil y un millón de veces superior al del hombre, también en algunos peces, como el salmón y la anguila, alcanza el olfato un notorio grado de sensibilidad, estando incluidos por lo tanto en el grupo de los macrostomáticos.

En las diferentes clases sistemáticas de los vertebrados, los receptores del olfato se presentan de modo diverso; excepto en los peces, las fosas nasales siempre están comunicadas con la faringe por medio de las llamadas coanas, en los animales terrestres, los olores llegan a los receptores mediante la respiración, en el caso de los reptiles aparece en la bóveda del paladar, un órgano olfativo suplementario al que llegan informaciones olfativas por medio de movimientos de la lengua; los anfibios captan estos estímulos tanto en el agua como en la tierra por medio de los mismos receptores olfatorios.

En los insectos se han observado órganos olfatorios distintos, generalmente en las antenas, que portan numerosos receptores, siendo su capacidad de percepción fundamentalmente igual a la de los vertebrados, no obstante, algunos grupos están muy especializados, como por ejemplo, algunos lepidópteros, especialmente del género Saturnia, que pueden percibir la sustancia del reclamo sexual de la hembra hasta a once kilómetros de distancia.

El gusto es captado por medio de las células sensitivas secundarias que actúan como receptores. En los vertebrados están situadas en las papilas gustativas de la cavidad bucal y la lengua; sin embargo, en algunos peces de escamas pequeñas, estas células se distribuyen sobre toda la superficie del cuerpo.

El hombre puede distinguir cuatro tipos de sabores (dulce, salado, ácido, amargo) mediante receptores situados en regiones específicas de la lengua. Se han realizado diferentes experimentos con otros vertebrados, demostrándose que puede faltar la percepción para algún sabor determinado, La sensibilidad gustativa de los insectos, cuyos receptores se encuentran en la cavidad bucal, en los palpos labiales y también en los tarsos, se ha estudiado especialmente en las abejas.

El sentido de la vista se debe a la sensibilización del ojo a ciertas vibraciones electromagnéticas, de longitudes de onda determinadas. Cuando

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (10 Kb)
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com