El Colegio Secundario “Dr. Mamerto Acuña”

Los educadores señalan que la apatía en niños y adolescentes se ha incrementado en estos últimos tiempos y se expresa como “una falta de interés” en el colegio, en las actividades, en el futuro” afirma el licenciado Rodolfo Valentini

En el Colegio Secundario “Dr. Mamerto Acuña” observamos el desinterés de los alumnos entorno a las actividades académicas, por lo que decimos realizar este proyecto, con el propósito de investigar los posibles factores que influyen en dicha problemática y así poder salvar esta cuestión que incide en el aprendizaje del alumno.

Actualmente nos encontramos con una nueva realidad escolar, debido a factores que han ido cambiando como la motivación, la disciplina y el clima del aula.

También han aparecidos nuevos aspectos como la mayor diversidad y heterogeneidad del alumnado, el desinterés por el estudio y la facilidad con que consiguen las cosas.

Esta situación llevó a un replanteamiento de la acción como docente dirigida a los alumnos en el que se contemplen todos los niveles de avance en el aprendizaje, procurando un modo diferente de trabajo para afrontar esta nueva problemática y darle solución.

La adolescencia no se caracteriza por ser una etapa sencilla. Es un momento de cambios en el que los jóvenes deben adaptarse, tanto a las transformaciones en su cuerpo como a las capacidades intelectuales y cognitivas: a esto se suma la actual crisis de valores en medio de la que viven.

La apatía escolar, parece ser, que no nada más está en la adolescencia sino que también lo está en la escuela, en los profesores, en el hogar. Se presenta como un círculo vicioso que atrapa a muchas personas; aún en los buenos alumnos, en su mayoría, están inmersos en este círculo; cumplen y obtienen buenas calificaciones no para ampliar sus conocimientos ni respondiendo al impulso de conocer con el cual nacemos, sino por el mero hecho de cumplir.

La apatía se produce cuando los alumnos pierden el interés, o cuando se sienten tan impotentes que no intentan cambiar las cosas, encauzar lo que va mal, corregir los errores o mejorar las condiciones.

Lo que he observado en estos días, cuando comencé a leer el libro es que los alumnos no se sienten parte de la clase ni protagonistas de lo que estudian. Por sobre todas las cosas no notan una conexión entre lo que se da en la escuela y la vida cotidiana. Frases como: “¿Y esto para qué me sirve?” se escucha a diario. Al verlo separado de la realidad, el conocimiento se vuelve abstracto y difícil de retener, y esto a la vez dura poco tiempo.

Los niños y los jóvenes están “inventando” un nuevo mundo en el que la tecnología es mucho más que una herramienta, es el soporte material de nuevas producciones culturales y subjetivas.

La televisión e internet los han llevado a construir nuevos modos de lectura donde imagen, sonido y escritura tienen una pregnancia

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