El carbono, padre y culpable de nuestra existencia

El carbono, padre y culpable de nuestra existencia, que un día en su ignorancia y no por accidente en algún punto del tiempo empezó a atar su presencia a otros elementos, muy decidido a trascender en este planeta dio inicio al experimento de la vida, empezando con “simples” organismos  que apenas podríamos reconocer como seres vivos y peleando desde el comienzo para adaptarse y no perecer en el intento, dando marcha a una lenta conquista que ya lleva millones de años y siempre deja huellas de su paso en la vida que conocemos actualmente.

El carbono de la mano con el oxígeno, el hidrógeno  y otros más cumplen ciclos, moviéndose naturalmente desde y hacia distintas partes de la tierra. Sin embargo, este movimiento natural ha sido truncado por nuestra presencia, por nuestro constante crecimiento poblacional y la demanda de recursos, que son indispensables para seguir con el estilo de vida moderna al cual estamos acostumbrados, y  que si bien se empieza a tener conciencia sobre el daño causado a raíz de esto, aún es muy poco lo que hacemos para reducir el impacto a nuestro entorno.

El ciclo normal del carbono va de la mano con el ciclo del oxígeno, el primero lo encontramos en los cuatro reservorios naturales de este elemento, siendo ellos: la atmosfera, los océanos, los sedimentos fósiles y la biosfera terrestre, influyendo estos en el comportamiento climático de la tierra.

El carbono es de los elementos más abundantes en el universo, y protagonista de la existencia de la vida, permitiendo crear moléculas de glucosas, lípidos proteínas y ácidos nucleicos, para con esto moldear vida real y tangible, pero todo esto hace parte de un ciclo de renovación constante.

Podemos decir que todo empieza con la energía solar tomada por plantas y fitoplancton que con el CO2  da inicio a un proceso de transformación de energía en materia y oxígeno(fotosíntesis), que después será usada por organismos heterótrofos que a su vez compondrán diferentes cadenas alimenticias, obteniendo de esta forma la energía necesaria para el transcurso de sus vidas, y dando a cambio el CO2 y  otros residuos orgánicos incluyendo sus cuerpos al momento de morir, que pasaran a ser parte del nuevo suelo, generando de esta forma nuevos sustratos que le van de maravilla a los organismos autótrofos, regresando de esta forma una buena parte del carbono y otros elementos al suelo y a la atmosfera, en el caso de los océanos estos residuos se irán al fondo del mar generando así carbonatos y existiendo un intercambio similar al que hay en tierra pero esta vez entre organismos autótrofos y heterótrofos marinos.

Otra forma de intercambio de carbono pero mucho más lento, se da cuando materia orgánica queda sepultada y no tiene contacto con el oxígeno que afecta directamente en su descomposición, que al ser sometido a altas temperatura o altas presiones o a las dos, terminara generando depósitos de carbono que serán expulsados en tiempos muy largos, por medio de erupciones volcánicas o por movimientos sísmicos que por extrusión terminaran en la superficie, todo esto si el hombre no interviene en el ciclo natural del carbono, pero no es así, en estos depósitos encontraremos el carbono en forma de carbón, petróleo, gas y otros más, siendo todos estos la materia prima y el motor de la sociedad actual.

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